José María
Carbonell, Cambio Total.
Los delegados de
las FARC-EP y del gobierno colombiano quieren ponerle « ritmo » a las
conversaciones de Paz. Eso suena casi que a bailar con pareja que no sabe
bailar. O que baila a otro ritmo. Al final, se termina todo enredado y con un
rubor en las mejillas por no haber podido acompañarla(o) en sus cadencias.
Es que, desde
luego, las FARC y el gobierno bailan ritmos diferentes. No por los ritmos
diferentes que viven sus propias vidas y dinámicas, sino porque los intereses
de uno y otro son diferentes. De ésta manera, el ritmo va a depender de cuán
dispuesto está uno u otro a entrar a « enritmarse » con el otro. Me
explico. Los intereses del gobierno –intereses oligárquicos- son, visibles
hasta ahora, « vencer a la guerrilla en la Mesa » y « ganar la
re-elección ». Los intereses de las FARC-EP –intereses populares- son
lograr abordar la solución de las causas políticas, económicas, sociales, que
dieron origen –y mantienen- el conflicto interno colombiano.
Para « enritmarse »
tocaría que los Acuerdos definan de qué manera y cómo el gobierno nacional va a
entrar a solucionar esas causas y a pagar la inmensa deuda política, económica
y social que le deben al pueblo colombiano. Y ahí si es tu tía... Le tocaría al
gobierno dejar de bailar guabina para bailar otro ritmo más acelerado y
cadencioso, como las caderas de nuestras hermosas y deliciosas morenas y
mulatas. Está el gobierno dispuesto a pagar esa deuda ?
Se imaginan
ustedes ver a De la Calle dando pasos turuletos, inseguros, tratando de « capturar »
el ritmo de la cumbia ? Épale ! Tendrá el gobierno sentido musical ?
Tendrá oído musical para « atrapar » la melodiosa y frenética música
de la cumbia o el vallenato o la salsa ? Hmmm. Mas a pesar de las
falencias del equipo gubernamental les abonamos que han intentado « enritmarse »,
no sabemos si a instancias de la Casa de Nari, la cual, esa sí, está frenético
tratando de aprender a bailar para alcanzar la re-elección.
« Enritmarse »
entonces es abordar las causas que han originado el conflicto interno con
sinceridad, con claridad, y no solamente con celeridad. Además de hacerlo con un enorme sentido
autocrítico. Podrá hacerlo el equipo gubernamental ? Dudas, muchas dudas
dejan. El equipo gubernamental, como todos los funcionarios estatales, se creen
los dioses bajados del olimpo para resolver los problemas de los « pobres
mortales » y se regresan a Bogotá con la creeencia de haberlo hecho y vamos
a ver sus realizaciones y la solución nada que aparece. Nunca. Asi sucedió, por
ejemplo, con los damnificados de dos inviernos consecutivos, unos pegados a los
otros, y las promesas de JMSantos quedaron en eso: promesas, como siempre. 3
millones de damnificados que van tirando de la informalidad para subsistir y
cada uno de ellos desaparece de las estadísticas porque ya (le) solucionaron su
problema.
Así ha sucedido
con la pobreza. Los pobres en Colombia rondan el 70%, no el mentiroso 37% que
dice el DANE. Y ese porcentaje padece hambre, física hambre ! Y así todo.
Por ello insistimos, hay que « enritmarse » con sinceridad, claridad,
y con celeridad. Así quizá la pareja gubernamental le cogerá el paso al ritmo
frenético de la cumbia, el vallenato, la salsa, que bailan los delegados de las
FARC-EP y podrán bailar, bien acaramelados, para bien de toda la familia
colombiana.
Si así fuera, todos los colombianos bailaríamos, ahí sí, felices !!!
+ comentarios + 1 comentarios
Excúsenme, pero el señor Carbonell puede saber de los pulsos políticos de este país, pero de música, apenas si intuye. Su artículo "Cumbia, vallenato o guabina", deja en entredicho a la guabina, o mejor dicho la deja relacionada directamente con el poder (que en este país, no es nada distinto que opresión, mentira, maldad, etc.), y si hay algo que está ligado a nuestros pueblos, y sus más sentidas expresiones desde lo campesino, desde lo popular, ES LA GUABINA. La historia de Los Comuneros en Santander así lo reza, hasta los libros del régimen, lo han reconocido. Mejor dicho el pueblo además de bailar al ritmo de cumbia, vallenato, entre otros ritmos construidos por la memoria del pueblo, también baila guabina!. Santos si es que da pie con bola, escasamente ha de bailar rekesson y valses de Strauss.
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