Revista Cambio Total.
Las hechos
políticos se nutren de su propia construcción. Por ello, la construcción de una
Colombia en Paz depende de que en las discusiones –que no diálogos- de los
Acuerdos de Paz se aborden las causas que dieron origen al conflicto interno en
sus dimensiones económicas, políticas y sociales.
Ese abordaje es
el que no quieren algunos representantes del « establecimiento » super
corrompido y politiquero. Ellos quieren « vencer en la mesa de
negociaciones » a la insurgencia armada, cosa que no lograron ni han
logrado en el plano militar. Esta última precisión es imprescindible a la hora
de las discusiones y diálogos.
El « procurador »,
ese personaje super retardatario y corrompido como es Ordóñez, mete su cucharada
en el tema de la Paz, tema en el cual es totalmente ajeno y adolece de una
ignorancia absoluta. Y con su pose de « ángel de los demonios » se
cree todopoderoso porque la Corte Suprema de Justicia retomando sus posiciones
retardatarias lo postula para un segundo período.
Lo cual demuestra
la justeza en la posición de las FARC-EP de la necesidad de cambiar las
costumbres políticas y entrar a construir con el pueblo la forma de hacer política
verdadera, priorizando la solución de los ingentes y largamente aplazados
problemas políticos (corrupción, transfuguismo, respeto a los derechos humanos,
en primer lugar el derecho a la vida porque sin vida es imposible el goce de
los otros derechos, reivindicaciones sociales, económicas, etc), y condenando a
los corrompidos al ostracismo político, cuando no a la cárcel.
En ese orden de
ideas, es también necesario aclarar que los guerrilleros de las FARC y el ELN
son políticos en su esencia. La forma de hacer política de la oligarquía –de la
mano con el imperio gringo- no les dejó otra opción que adelantar la lucha
política con las armas en la mano, a fin de defender la vida de los colombianos
y la soberanía nacional. Ellos han construído su « carrera política »
a golpes de fusil, no es que el « establecimiento » les ofrezca « construir
una carrera política », sino que ellos han abierto su espacio, desbrozado
el camino de su carrera política, con los hechos político-militares del
accionar guerrillero por más de 50 años.
Igualmente se
deben abordar las dimensiones económicas y sociales, con hechos y cifras reales
y no con las maquilladas de los funcionarios al servicio de la oligarquía. Además,
el estado es una creación oligárquica que ellos deconstruyen cuando les
conviene o es necesario ajustar a las nuevas « realidades » según el
punto de vista burgués. Por ello, los que creen que el estado burgués es intocable
y sempiterno están más que equivocados.
Si el pueblo
colomibano, que debe tener su vocería en las conversaciones de Paz,
participando directamente del proceso y acompañándolo con sus manifestaciones,
foros, actos, mítines, propaganda, etc, decide en su sabio entender de
Constituyente Primario que es necesario « tocar » al Estado, pues no
le vemos ningún problema. La soberanía nacional, largamente defendida por las
FARC, reside en el pueblo y éste debe ejercerla. No podemos « seguir en
las mismas con los mismos », pues entonces de nada han valido 50 años de
lucha.
Colombia tiene
que cambiar y el cambio debe ser total. No podemos aplazar la satisfaccion de éstas
ansias de libertad y democracia de los colombianos, mejor dicho, del pueblo
colombiano.
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