Estimados,
Les reenvío dos enlace, el primero al ensayo "La ideología social del automóvil" rubricado en el año 1973 por el filósofo y periodista austríaco (franchute por adopción) André Gorz y el segundo al documental "Líneas discontínuas" elaborado por 'Ecologistas en Acción' y narrado por el escritor e investigador José Vicente Barcía, además te remito el fragmento de un magistral texto "El deseo irresistible de tener un accidente" publicado por el activista y pensador español Santiago Alba Rico.
Ensayo: La ideología social del automóvil http://ecopolitica.org/index.php?option=com_content&view=article&id=97:la-ideologia-social-del-automovil&catid=17:filosof&Itemid=56
Documental: Líneas discontínuas http://video.google.se/videoplay?docid=-2485002650560883672&ei=h5iPS5zZJYPB-Qaj8oz-AQ&q=L%C3%ADneas+discont%C3%ADnuas&hl=sv#
Cita: El deseo irresistible de tener un accidente
Pero están también los costes humanos, culturales, subjetivos. La paradoja de esta íntima necesidad de velocidad del capitalismo es que, a fuerza de aceleración, acaba paralizando el movimiento. También literalmente. La velocidad produce atascos . En los años 70, el sociólogo Ivan Illich escribió en un famoso ensayo: “El estadounidense típico consagra más de 1.500 horas por año a su automóvil: sentado dentro de él, en marcha o parado, trabajando para pagarlo, para pagar la gasolina, las llantas, los peajes, el seguro, las infracciones y los impuestos (…) Estas 1.500 horas le sirven para recorrer unos 10.000 kilómetros al año, lo que significa que se desplaza a una velocidad de 6 kilómetros por hora”. Desde nuestro automóvil -que la publicidad presenta libre y salvaje en carreteras vacías rodeadas de montañas- vemos cómo nos adelantan los peatones y las bicicletas; es decir, los pobres. ¿Podemos imaginar lo que significa un automóvil frenado no por la razón femenina ni por la conducción colectiva sino por la misma sociedad que nos exige y nos promete velocidad y nos impone, al tiempo que los deja en suspenso, los medios para esta elegante automoción suicida? Un polvo rápido es muy frustrante cuando uno busca un abrazo largo; un coche lento es muy frustrante cuando uno busca un crimen rápido. La frustración es la ley subjetiva del consumidor occidental, que sólo tiene deseos equivocados o suicidas y ni siquiera puede satisfacerlos. ¿A dónde vamos? Hacia el accidente final. Pero ni siquiera podemos ir tan deprisa como queremos...
Alba Rico, Santiago. El deseo irresistible de tener un accidente.
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