Allende La Paz, NotiColombia Press
La reflexión sobre el periodismo en Colombia debe partir de
la base de que en Colombia nunca se ha hecho verdadero periodismo porque
siempre están de por medio los intereses de los dueños de esos periódicos,
radios, tvs, etc. Ello es claro al atisbar siquiera un poco sobre quiénes son
los dueños de esos medios.
Los verdaderos dueños
de los medios
Todos, totalmente todos, los dueños de los medios son
miembros de las élites oligárquicas que han manejado Colombia con un ejercicio
violento y criminal del poder. Los Santodomingos, Ardillas Lulles, Santos,
Londoño, Tobón, son los dueños de Caracol, RCN, Todelar, Casa Editorial El
Tiempo, completado el cuadro con la compra de El Tiempo por parte de Luis
Carlos Sarmiento Ángulo, quien junto con Julio Mario Santodomingo (q. n. d. p.)
vieron triplicar sus fortunas durante los 8 años en que Uribhitler estuvo como
inquilino en la “Casa de Nari” aplicando las políticas neoliberales recetadas
por el imperio.
Se entiende entonces fácilmente –por poco inteligente que se
sea- que los periodistas que trabajan en esos medios no son más que
reproductores de la ideología dominante, más aún por el grado de
arrodillamiento de los periodistas, los cuales más que como un ejercicio ético
del periodismo lo ejercen como “medio de
sustento” y es sabido que el que ejerce una profesión por el plato que le ponen
delante, entonces “se vende por un plato
de lentejas”.
Los encumbrados “conductores” Juan Gossaín (un traidor a la
causa popular), Arizmendi, Julio Sánchez Cristo, y demás especímenes de la
radio colombiana, son apenas una vergonzosa muestra de cómo se venden los
periodistas, algunos “por unos centavos de más”.
Hay casos que son aleccionadores sobre lo que estamos
debatiendo. El Tiempo, de la “Casa Santos”, por ejemplo, se erigió en un
monopólico grupo que hizo sus incursiones en todos los medios constituyéndose
en “La Casa Editorial El Tiempo” a la sombra del poder, aupando, promoviendo y
excusando las tropelías cometidas por
los empleados de la oligarquía que ellos tenían a bien tener como inquilinos de
la “Casa de Nari”. La posición de esa Casa Editorial es bien elocuente con el
genocidio de la Unión Patriótica (U.P.) (Ver en el libro virtual Plan Colombia
y Conflicto Interno Colombiano ), con el aval dado por Enrique Santos Molano a
ese genocidio al excusarlo que “al enemigo hay que combatirlo con sus mismas
armas”, escondiendo que la U.P., era un partido político legalmente constituído
a la luz de la Constitución colombiana vigente hasta ese momento.
Por esta razón decimos que el ejercicio del periodismo en Colombia está mediatizado por el
Terrorismo de Estado – y lo seguirá
estando hasta que no acabemos con esa aberración- practicado por los detentadores
del poder quienes tienen sus empleados como inquilinos en la “Casa de Nari”.
Los periodistas “oficiales
de la reserva”
En artículos del pasado reciente (Ver Los oficiales (entre ellos
periodistas) de la reserva en Colombia http://pelusaradical.blogspot.se/2011/08/los-oficiales-entre-ellos-periodistas.html), hemos señalado que los periodistas que han sido
reclutados por la Fuerza Pública colombiana (Policía, Fuerzas Militares,
Organismos de Seguridad), fungen como los altoparlantes del pensamiento de la
cúpula de las fuerzas armadas oficiales estatales y en toda su vida actúan como
miembros de esas fuerzas armadas. Esos “periodistas” son militares en el sentido estricto del término y actúan
como tales. Es de ingrata recordación la persecución de los tales periodistas
contra la Asociación Jaime Pardo Leal (AJPL) y contra todos los refugiados políticos
colombianos en el mundo, convirtiéndose en la Quinta Columna contra la lucha
colombiana por la paz y por un país mejor en donde quepamos todos.
Los periodistas
extranjeros
El reclutamiento que agencias de seguridad de ciertos países
desarrollados (USAmérica y países europeos) hacen de periodistas no es nuevo.
Así como hay agentes de esas agencias infiltrados en ONGs, partidos políticos,
etc, así reclutan periodistas y los ponen a “comunicar” un pensamiento homogenizador
del paradigma dominante –capitalismo y patriarcado-, los cuales con sus
poderosos medios de comunicación van llegando a los cerebros de la “opinión pública”. Los casos recientes de
Siria, Libia y Grecia son más que ejemplarizantes. Lo que se comunica es la
opinión del pensamiento imperial-oligárquico y la real opinión de los pueblos no
vale un centavo.
El reciente caso del periodista Langlois ha puesto sobre el
tapete la cuestión y es necesario profundizar en ella. Lo sucedido a Langlois
le ha sucedido a otros periodistas. Son ya muchos los casos en que una persona
queda en medio del fuego cruzado entre guerrilleros y estatales y esa persona,
como medio de salvar sus vidas, corre hacia el lado insurgente. La verdad es
que en el imaginario verdadero colectivo está aprendido que en esos casos hay
que correr en sentido contrario a donde están las fuerzas estatales (ejército,
etc) porque éstas son capaces de asesinarlos para mostrarlos como prueba de “la
barbaridad de la guerrilla”.
Los verdaderos
periodistas
En Colombia, sin embargo, le faltan a la rueda del
engranaje oligárquico-imperial varios dientes y esos son los periodistas que
hacen periodismo de verdad. Cuando un periodista se les sale del redil y
comienza a “comunicar” la realidad, la realidad!, ni siquiera son
investigaciones basados en un pensamiento político, le aplican el consabido
silencio mediático que es casi equivalente a la muerte del comunicador, cuando
no le aplican la misma sentencia de muerte enviando algunas de sus creaciones a
asesinarlos –sicarios en moto, mochacabezas, narcoparamilitares-, e incluso
cuando es el propio ejército colombiano el que los asesina (Ver Dick
Emanuelsson Colombia: Los periodistas
asesinados por el ejército http://www.eldiariointernacional.com/spip.php?article1226).
Casos hay varios, afortunadamente.
Incluso algunos de ellos han tenido que recurrir al exilio
como forma de salvaguardar sus vidas y las de sus familias, y otros sobreviven
en difíciles condiciones de vida. Pero como la dignidad no se compra ahí los
vemos pellizcándole a la realidad un día más de vida para comunicar la verdad,
de verdad, sobre la situación de vida de los colombianos y las violaciones de
derechos humanos del régimen uribista-santista.
La guerra de JM
Santos
Hoy tenemos la información de que el presidente JM Santos ha dado la orden de atacar todas las páginas
web y los correos electrónicos de personas refugiadas políticas en el
extranjero. El miedo cerval que la oligarquía -en especial la santafesina- le tiene
a que la verdad de la situación de vida de los colombianos sea investigada,
vista y analizada por los colombianos es tal, de tal grado, que como verdadero
continuador de las políticas de Uribhitler se erige en el continuador de las
políticas de persecución de los refugiados políticos colombianos en el
extranjero porque él –y con él toda la oligarquía- saben que esos refugiados
políticos no tragan entero y están dispuestos a plantar lucha porque las
denuncias de violaciones de derechos humanos sean conocidas por todos los
pueblos del mundo entero.
Y para ello recurren a la solidaridad de otros pueblos del
mundo que han tendido a bien proteger sus vidas y, sin dinero, pero con ganas,
siguen informando las violaciones de derechos humanos de los colombianos por
parte de la oligarquía en el poder. No habrá ni un minuto de silencio con las
violaciones de derechos humanos cometidas por la oligarquía asesina colombiana.
Ese es el miedo a los medios alternativos. Hoy, como ayer,
las denuncias continuarán porque el régimen de JM Santos es el heredero y
continuador de las políticas del régimen uribista, los cuales han contado con
el apoyo gustoso del imperio. Y como el
miedo se trasluce hasta por la forma de hablar y gesticular, por ello lo vemos
más gangoso que nunca. El cinismo de la oligarquía no tiene límites y trata de
vender una cara enmascarada. Mas esa máscara se ha derretido.
Aquí están los medios alternativos para ayudar a que se
derrita totalmente!
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Alegres de la Oligarquía y el Imperio
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