A cuatro meses del crimen de Berta Cáceres, otra muerte de una líder del Copinh sacude el país.
Lesbia Yaneth Urquía Urquía, de 49 años de edad y con tres hijos, fue una activa militante en defensa de la naturaleza y los derechos indígenas en Honduras.
Fue hallada muerta la tarde de este miércoles en un lugar conocido como Mata Mulas, cerca del botadero de Marcala, municipio donde vivía en el departamento La Paz.
Desde las protestas contra el golpe de Estado del 2009 a Manuel Zelaya, Urquía se dio a conocer como una destacada líder comunitaria vinculada al Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh).
Igual que la líder indígena Berta Cáceres, asesinada el 3 de marzo pasado, luchó en contra de la construcción de la represa hidroeléctrica Aurora I del municipio San José, obra en la que tiene vinculación directa la presidenta del Partido Nacional y vicepresidenta del Congreso, Gladys Aurora López.
Urquía defendió los derechos de las comunidades y se opuso a las concesiones y privatización de los ríos en ese departamento.
Copinh rechaza asesinato de Urquía
Los representantes del Copinh señalan que este asesinato se produce días después de las reuniones en las que, supuestamente, el Gobierno consultó en Marcala sobre la aprobación del proyecto de ley que reglamentará el mecanismo de consulta previa al que tienen derecho las comunidades indígenas.
Dicho mecanismo está establecido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales, firmado por Honduras.
"Este asesinato se produce a 4 meses y 4 días del asesinato de nuestra compañera y lideresa, Berta Isabel Cáceres Flores, y nos confirma la puesta en marcha de un plan para desaparecer a quienes defendemos los bienes comunes de la naturaleza, organizados en el COPINH", dice un comunicado de la organización.
"La muerte de Lesbia Yaneth constituye un feminicidio político que busca callar las voces de las mujeres que con coraje y valentía defienden sus derechos en contra del sistema patriarcal, racista y capitalista, que cada vez más se acerca a la destrucción de nuestro planeta".
En contexto:
Honduras es el país más peligroso del mundo para los defensores ambientales, de acuerdo con investigaciones realizadas por la Organización No Gubernamental Global Witness con sede en Londres.
El informe titulado ¿Cuántos más? señala que en 2014 ese país fue el que registró más asesinatos de defensores del ambiente en todo el mundo.
De las 116 muertes de ambientalistas documentadas en 2015 (un número que puede ser mayor), casi tres cuartas partas ocurrieron en América Latina, especialmente en Honduras, Brasil y Perú.
En el caso de Honduras, entre 2002 y 2014 ocurrieron 111 asesinatos de activistas ambientales en territorio hondureño.
Por años, el pueblo indígena de la nación ha sido víctima de represión, desalojos y ataques por parte del Estado, según denuncias de la propia comunidad.
Incluso tras las elecciones presidenciales de 2013, cuando resultó electo Juan Orlando Hernández, las medidas de represión contra los pobladores aumentaron considerablemente.
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