Hernando Vanegas Toloza.
Como siempre, los ”analistas” burgueses se van por las ramas
para evitar el tronco de la injusticia social, política y económica, verdadera
causa de los problemas de los colombianos pobres.
Se pretende crear en el imaginario colectivo de los
colombianos que el Conflicto Interno –en su dimension armada- se debe al
enfrentamiento entre guerrillas y narco-paramilitares. Nada más alejado de la realidad. El conflicto armado
comenzó cuando el Estado lanzó contra un número reducido de campesinos toda su
jauría de las fuerzas militares y todo su poderío (16.000 soldados, aviación y
utilización de armas biológicas, como la “peste negra”). En esa época ya
existían los paramilitares –eran los “pájaros”, la “chulavita”, etc-, pero no
los utilizaban con tanta frecuencia como ahora.
Por qué se diseminó la lucha armada en Colombia?
Entre otras causas, porque desde el Estado no se adelantaba
ninguna política en favor de los desfavorecidos, es decir, de los pobres y débiles.
Todas las políticas adelantadas desde el Estado se ha reducido en favorecer los
intereses de unos cuantos –algunos dicen que no llegan al 10% de la población-,
o sea, de los ”oligarcas”, ”terratenientes” y ”ganaderos”.
Así al amparo de éstas políticas los ricos se han hecho más
ricos y los pobres más pobres. Sarmiento Angulo triplica su fortuna durante la
administración del flamante binomio Uribe-Santos, por ejemplo, en tanto la
pobreza solo disminuye en las estadísticas oficiales porque solo el pobre sabe
como muerde el hambre en sus estómagos, en el de sus mujeres e hijos. Ni hablemos
de Salud, ni de Educación, de Vivienda, ni de Recreación, etc.
No vengan con cuentos.
El Conflicto Interno sigue vivito y coleando. Y lo seguirá. Lo que se
está negociando en la Mesa de La Habana es la terminación del Conflicto Armado,
pero las dimensiones económicas y sociales solo serán solucionadas si todo el
pueblo decide tomar las riendas de su destino. El Acuerdo de La Habana
solucionará una parte, pero las demás dimensiones tendrán que ser resueltas no
solo por el Estado y las FARC, sino, de manera frontal, por medio de la lucha, por
el conjunto del pueblo colombiano.
No podrán los ”buitres”
seguir alimentándose de la carroña si los colombianos de bien no se lo
permitimos. No podrán seguir apareciendo en escándalos de los “Panamá Pappers” –y
miles de escándalos de corrupción más-, como los Uribes y Arizmendis (director del
noticiero de Caracol radio), mientras azuzan el odio entre los colombianos.
Si lo permitimos nos
mereceremos todo lo que nos suceda. Más corrompida es una población que elige a
los corrompidos o les permite que se elijan. En esto no hay punto medio.
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