Allende La Paz, Cambio Total.
Para alcanzar la Paz en un país en conflicto es
imprescindible adelantar un proceso con todas las de la ley. Una de las
premisas que debe desgranarse es que ese proceso debe tener espacios y tiempos
para ir construyendo lo deconstruído por la guerra y abordar, lógicamente, sus
causas. Que en el caso colombiano las causas han sido realizadas por el Estado
en su conjunto y por los gobiernos en particular.
Nunca debemos olvidar el axioma de que en el conflicto
interno colombiano el imperio y la oligarquía nativa lacaya son los causantes
–victimarios- de la guerra al poner en práctica lo contemplado en la DSN
(Doctrina de Seguridad Nacional) a través del Terrorismo de Estado que ha
dejado más de 1 millón de víctimas mortales y más de 6,5 millones de
desplazados.
Entonces por qué el gobierno de Santos –siguiendo la
práctica maquiavélica de los anteriores gobiernos- pretende desconocer esta
triste y horrible verdad? Ello es una política de Estado al negar siempre y por
siempre su responsabilidad de los asesinatos de colombianos pobres e inermes?
Por qué el Estado sigue practicando el Terrorismo de Estado contra los
colombianos pobres? O será que –como en efecto se vé por la continuidad del
Terrorismo de Estado- el Estado colombiano seguirá asesinando a sus
contradictores políticos y sociales?
Todo lo anterior nos lleva a los tiempos y espacios del
proceso de Paz. No podrá haber Paz si las fuerzas militares estatales continúan
con la práctica del Terrorismo de Estado de la DSN. Imprescindible entonces que
los tiempos se adecúen, no según los intereses politiqueros del Ejecutivo de
turno, sino hacia el diseño de una política estatal de Paz que perdure en el
tiempo independientemente de quién esté sentado en el sóleo presidencial.
Evidentemente que al ser la Paz una política de estado
deberá ser impulsada obligatoriamente por el presidente de turno, sea de su
parecer o no. Sería una forma de sustraer la Paz de las ambiciones de
pelafustanes como Uribhitler y los ”enemigos de la Paz”. Desde luego que ello
impediría convertir la Paz en botín burocrático o como en el caso del gobierno
de Uribhitler y el de Santos en un triste espectáculo en el que juegan no son
los intereses del país y de las grandes mayorías, sino los intereses de una
ínfima minoría que basan su poder en el robo de las arcas del Estado y en el
narcotráfico.
De igual manera, es imprescindible abrir los espacios
democráticos, no porque creamos en la democracia burguesa, sino en el entendido
de que en la medida en que se va desgastando la ”democracia burguesa” va
emerger la democracia socialista, o sea, el poder de los trabajadores que
desarrollará políticas para si y por sí.
En esos espacios deberá estar en primer plano la lucha por
el respeto al derecho a la vida, tradicionalmente violado y vilipendiado por
las camarillas en el poder. Sin lucha por el derecho a la vida tampoco habrá
posibilidades de alcanzar la Paz en nuestro país, así las FARC tengan la mejor
voluntad de Paz del mundo. Si ello no se cumple con seguridad el Estado y los
gobiernos seguirán aplicando el Terrorismo de Estado de la DSN y la guerra
seguirá per secula seculorum.
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