Cambio Total.
Faltan pocas horas y el nuevo año asoma con toda su carga de
sueños y realidades. Vivimos entre esas dos potencialidades y nos movemos al
compás de fuerzas invisibles.
Tenemos sueños que pueden volverse realidades o pueden
convertirse en una nueva frustración, que quizás terminaría produciendo la
explosión por un cambio social. Esos sueños tienen múltiples causales. Se
dibujan en nuestros cerebros y dejan allí su impronta.
Compartamos algunos. El más anhelado sueño es el de alcanzar
la Paz. Desde siempre hemos anhelado vivir en paz. No una Paz cualquiera, sino
una paz real. No es la pax que nos proponen los detentadores del poder. Esa
oligarquía que existe y pervive de la explotación inmisericorde de nuestro
pueblo, de los trabajadores.
Nuestra anhelo de Paz es con justicia social, libertad,
democracia, independencia y soberanía nacional. Todas ellas conculcadas por un
régimen que hizo del asesinato de sus contradictores la forma de mantenerse en
el poder. Mas por ello, y a pesar de ellos, nuestra lucha es por volver
realidad ese sueño largamente aplazado.
Queremos Paz. Paz. Paz. No más dilaciones. No más
injusticias. Queremos vivir como personas. No en barrrios ”subnormales”, los
cuales ni siquiera tiene agua y para conseguirla tienen que ir a buscarla en
bidones, caminando a veces kilómetros. Queremos vivir la vida en Paz para poder
disfrutar de sus mieles.
Queremos que se respete el derecho a la vida. Que no se
considere como ”delito” pensar diferente a los detentadores del poder. Que no
nos manden asesinar por ello, como ahora lo están haciendo. Ahora y desde
siempre.
Queremos que a los trabajadores le paguen un salario justo y
no un ”salario mínimo” que su solo nombre demuestra el egoísmo oligárquico.
Egoísmo que demuestra que para apropiarse de la plusvalía producida por los
trabajadores es necesario tener uno de los más grandes piés de fuerza militar
de toda Suramérica. Naturalmente para robarle esa porción del producido
nacional que los enriquece.
Soñamos con salud para todos que impidan que nuestros niños
mueran en los ”paseos de la muerte” y que todos, o casi todos, de los que
nazcan tengan la posibilidad de vivir y crecer y desarrolarse como seres
humanos. Queremos verlos jugando felices. Queremos tener unos índices como los
de Cuba, o mejores, porque tenemos para ello. Que no se apropien y roben
nuestros recursos naturales.
No queremos seguir viviendo en la realidad de hoy. Una
realidad miserable en la que cada pequeña ”realidad” significa desigualdad,
brecha, exclusión y asesinatos. Paremos ya la guerra, por favor. Acordemos un
Cese Bilateral de Fuegos para impedir que sigan muriendo más colombianos en una
confrontación fratricida, decidida y determinada por poderes extraños a
nosotros.
Conjuguemos nuestos sueños con nuestras realidades y construyamos
la Nueva Colombia.
Publicar un comentario