Domínico Nadal, Cambio Total.
Las víctimas siguen gravitando sobre la vida colombiana de
manera indeleble. Los verdaderos criminales además del horror causado con su
accionar contra las comunidades y personas que se atreven a denunciar los
atropellos, amén de su accionar para causar ”terror”, han soportado aberraciones
como en el caso de la ”desaparición de desaparecidos”, práctica ejecutada por
los grupos narco-paramilitares que desenterraban los cadáveres y los tiraban al
mar o a los ríos para que nunca se pudiera saber su paradero, o como en el caso
de los ”hornos crematorios” al estilo hitleriano practicados en el departamento
de Norte de Santander.
Ahora, las llamadas BACRIM –por orden de propias instituciones
del Estado?- han producido una ”lista negra” de personas –entre ellas todas las
víctimas que han ido a La Habana-, victimizando a las víctimas del Terrorismo
de Estado.
Pareciera que hubiera toda una orientación institucional por
callarle la boca a las víctimas, en especial a las víctimas del Terrorismo de
Estado. Ya sabemos que los ejecutores son las BACRIM, pero sabemos también que
en Colombia los grupos narco-paramilitares, llamados, neo-narco-paramilitares,
no son una ”rueda suelta” en la práctica del Terrorismo de Estado. Todo eso
está ”fríamente calculado”.
Sabemos también que el Estado y su Terrorismo de Estado es
el responsable del 83% de las ejecuciones extrajudiciales, del 83,3% de las
masacres y del 97,7% de las desapariciones forzadas, además de otras
violaciones, y por ello no creemos que los determinadores y los ejecutores
vayan a quedarse quietos ante la denuncia de sus crímenes y ante la exigencia
de la aceptación de su responsabilidad penal y societal.
Ello lo hemos visto palpablemente en sus intentos tratar de pasar
impunes ante la propia justicia colombiana y presentarse como ”héroes” en la ”lucha
anti-subversiva” y para lograrlo cometen otros delitos, asesinado a las
víctimas, es decir, tapando un delito con otro delito.
El Estado –y su gobierno- no quiere aceptar que el
Terrorismo de Estado ha cometido sus crímenes –y lo sigue haciendo- en personas civiles,
desarmadas, no inmersas en el conflicto, en aplicación de lo contemplado en la
DSN de ”secarle el agua al pez” (el agua los civiles, el pez la guerrilla). El
caso de Jorge Noguera Cotes es ilustrativo (gobierno de Álvaro Uribe Vélez, ”Uribhitler”).
Elaboró una ”lista negra” de líderes populares y académicos para su ejecución
extrajudicial y la entregó al capo narco-paramilitar ”Jorge 40” para su
ejecución, produciéndose el asesinato de connotados líderes populares, entre
ellos Alfredo Correa D´Andréis. Ante la aberrancia de actuación la propia
justicia burguesa colombiana lo condeno por ello.
Mas los verdaderos ”determinadores” siguen en la calle,
ideando como tapar sus crímenes.
Habrá conducta más criminal que asesinar a las víctimas del
Terrorismo de Estado? Afortunadamente, las FARC han entendido esta situación y
ninguna de las víctimas ha sido re-victimizada por la guerrilla –lo que
demuestra que en la guerrilla no hay orientaciones institucionales de causar
daños a la población civil-, y por el contrario, sus sinceros y veraces
muestras de arrepentimiento han tocado el corazón de las víctimas, con excepción
de uno que otro que tiene incubado el odio en su mente.
Mas éstas muestras de arrepentimiento mostradas por la
guerrilla, contrasta con la posición estatal de no pedir ni siquera perdón por
los crímenes estatales del Terrorismo de Estado.
6 millones de víctimas más sus familas exigen sinceridad al
Estado en el proceso de Paz de La Habana. Allá no se puede llegar con esguinces
para evitar la responsabilidad. Allá se tiene que llegar ”con la verdad y nada
más que con la verdad”.
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