El Conflicto Interno Colombiano: Conflicto Socio-económico
NotiColombia Press
La base del conflicto interno colombiano está sustentado en una clase oligárquica que se apoderó del estado, lo hizo suyo, y excluyó al resto de colombianos de la gestión benefactora que proclamó y pretendió desarrollar nuestro Libertador, Simón Bolívar.
Hace ya 200 años encontramos las raíces de nuestras desgracias, tratada muy certeramente por el Dr. Hernando Vanegas en sus escritos sobre el Libertador (Ver: El pensamiento complejo del Libertador Simón Bolívar ). Los ”criollos” se apoderaron del aparato productivo, traicionaron el ideario de Bolívar y se colocaron bajo la sombre nefasta y ”protectora” del imperialismo estadounidense.
Desde entonces han legislado contra la mayoría pobre de los colombianos, en favor de sus intereses terratenientes-oligárquicos y de los del imperio. Ya en la segunda mitad del siglo 20 es ostensible la presencia estadounidense en las decisiones del país y su política de guerra. Ello no es óbice para adelantar el más grande e histórico saqueo de nuestras riquezas naturales. Petróleo, café, esmeraldas, oro, Níquel, etc, son consideradas como materias primas -”comparadas” a bajo precio o explotadas con contratos leoninos como las concesiones (100% para la empresa) y los contratos de asociación de un 70% para las multinacionales gringas y un 30% para el país productor.
Esta realidad ha continuado en la segunda mitad del siglo 20 y el comienzo del siglo 21. Las políticas económicas y sociales son dictadas desde los organismos en poder de los Estados Unidos -FMI, BID, OMC, BM, etc-, los cuales lógicamente favorecen a las multinacionales. El neoliberalismo es implantado desde la administración de Virgilio Barco (1986-1990), el cual es desarrollado con toda la maquinaria de ”guerra total” diseñada por los gringos y la oligarquía durante la administración de César Gaviria Trujillo (1990-1994), traducida en la llamada ”Apertura Económica” que no era más que abrir nuestros mercados a la ”competitividad” desigual con las empresas multinacionales, al tiempo que los Estados Unidos desarrollaban un proteccionismo de su mercado.
El neoliberalismo rapaz continúa con la política imperial de expoliar todos nuestros recursos, lo cual se traduce en aumento de la pobreza del pueblo colombiano y el aumento de la riqueza en manos de unos pocos oligarcas y gringos. La concentración de la riqueza ha sido considerada excesiva incluso por el Banco Mundial (1998), ubicándolo como el segundo país en el mundo. En Colombia cinco grupos financieros controlaban el 92% de los activos del sector: 36% en manos del Grupo Empresarial Antioqueño, 28% en manos de dos grupos controladas por una sola persona (Santodomingo y Sarmiento Angulo)[apoyadores de Uribhitler]; cuatro grupos económicos controlan el 80% de los medios de comunicación; 50 grupos económicos dominan más del 60% de la industria, los servicios, el comercio, el transporte y la agricultura (Cifras de 1998).
Investigadores económicos nos idican que: ”El incremento de la pobreza entre 1995 y 2000 se ha debido totalmente al incremento en el desempleo; de no ser por el incremento en el nivel de la educación de los hogares y la reducción en el tamaño del hogar, la situación hubiera sido más critica: un aumento de 10% en el nivel educativo de los hogares reduce la pobreza total en 9%; un aumento de la tasa de ocupación de 10%, reduce la pobreza 30%. El mayor nivel de pobreza aparece relacionado positivamente con los incrementos en el desempleo y la inflación, y con la mayor regresividad en la distribución del ingreso; incrementos en la tasa de cambio real y en el salario mínimo real disminuyen la pobreza. En 15 años se podría reducir la pobreza a la mitad, si el PIB per cápita aumenta a un nivel promedio del 4% anual y si, al mismo tiempo, la distribución del ingreso mejora en promedio 0.5% por año. (Proyecto “Apoyo a la implementación de un sistema de indicadores de desarrollo sostenible” CEPAL/ PNUD COL/ 01/ 008)
Los investigadores económicos nos muestran una realidad dantesca, a la cual estamos ”acostumbrados”: ”La pobreza es sinónimo de hambre. Más del 8% de la población sufre diariamente de hambre; como consecuencia, más del 12% de los niños menores de cinco años presenta desnutrición crónica, y en departamentos como La Guajira y Boyacá, estan tasa es aproximadamente el doble del promedio nacional. Esta falta de acceso a los nutrientes requeridos pone a los niños en condiciones de vulnerabilidad frente a las enfermedades, muchas veces con consecuencias catastróficas para su desarrollo. La pobreza y la desnutrición traen como consecuencia bajos niveles de salud (incluyendo discapacidades permanentes) y muerte temprana. (Ver: LAS TRAMPAS DE POBREZA EN COLOMBIA; ¿QUE HACER? DISEÑO DE UN PROGRAMA CONTRA LA EXTREMA POBREZA. JAIRO NÚÑEZ MENDEZ. LAURA CUESTA )
Evidentemente que más que ” trampas de la pobreza” son trampas de un sistema que busca siempre perpetuar el actual estado de cosas, es decir, más riqueza para los ricos, más explotación para los pobres. De estas políticas se derivan todo lo malo y negativo que vive nuestro país. Es un círculo vicioso del cual ningún pobre podrá salir sin la ayuda del estado, sea cual sea el sistema imperante. En el Capitalismo el estado lo hace para garantizarse una mano de obra oportuna para poder explotarla; en el Socialismo el estado lo hace por cuanto el pueblo es su razón de ser y su meta es producirle la mayor cantidad de felicidad posible a sus conciudadanos.
La situación ha seguido profundizándose durante los 8 años de Uribhitler. Luis Carlos Sarmiento Angulo y Julio Mario Santodomingo han seguido enriqueciéndose y su capital lo han aumentado más de 3 veces durante este período. La ganancia de los bancos que operan en Colombia subió un 16,75 % interanual entre enero y abril del 2009, ante una mayor rentabilidad de sus inversiones que compensó la desaceleración del mercado del crédito, informó el martes la Superintendencia Financiera. La utilidad neta acumuló 2,01 billones de pesos (US$954,7 millones) a abril, frente a los 1,72 billones de pesos obtenidos en los primeros cuatro meses del 2008, según el regulador bancario en un comunicado de prensa.
Son ellos, la llamada oligarquía, el soporte del régimen narco-paramilitar. A ellos no les interesa lo más mínimo la pobreza, el desempleo, la falta de educación y salud, la falta de servicios públicos, de bienestar, etc. Mas bien ellos son los modelos a reproducir, quizá por ese apetito desmedido los dos hijos de Uribhitler se embolsillaron más de 30 mil millones de pesos en el negocio de la Zona Franca de Mosquera, mostrándoles a los colombianos cómo es que se hacen negocios en Colombia.
El incremento del desempleo y el subempleo, naturalmente, son también consecuencia de estas políticas criminales. El desempleo ha pasado del 15% durante el régimen narco-paramilitar de Uribhitler, el cual trata infructuosamente de mostrar otra realidad con la manipulación de los índices de desempleo y subempleo y sólo reconoce que en el mes de Febrero 2010 la tasa de desempleo fue del 12.6 por ciento, con un total de 2 millones 708 mil colombianos sin empleo y 6 millones 880 mil en el mercado del rebusque.
Así es natural que los pobres en Colombia sobrepasan el 70% de la población, así el régimen propagandice que es del 49,9%. La situación de pobreza del pueblo es un caldo de cultivo para cualquier empresa criminal. Ella explica el aumento de la criminalidad en Colombia y el corrompimiento de grandes sectores de la juventud colombiana involucradas en narcotráfico, drogadicción, robos, asaltos, etc. Es la política del no futuro para la juventud colombiana.
Evidentemente son las políticas del estado las responsables del actual estado de cosas. Con el sólo ejemplo del desplazamiento forzado de indígenas y campesinos vemos las políticas estatales para reducir la pobreza. 2,5 millones de desplazados durante el régimen narco-paramilitar de Uribhitler, personas despojadas de su único medio de sustento son arrojadas a la miseria, a la indigencia, pasando a engrosar los cinturones de miseria de las ciudades; al tiempo sus tierras pasan a empresarios del campo ligados al proyecto narco-paramilitar, apropiándose de más de 5 millones de hectáreas (más de la superficie total agrícola)* en un país cuya superficie agrícola es de más de 50 millones de hectáreas.
* En Colombia hay 4,5 millones de hectáreas de superficie agrícola y 36,5 millones de superifice en pastos. El total de la superficie agrícola total es de 50 millones de hectáreas.
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Conflicto Interno Colombiano: Conflicto Político
NotiColombia Press
Los gobiernos colombianos se llaman sí mismos como ”la democracia más estable de latinoamérica”, en un intento de engañar a la comunidad internacional y al propio pueblo colombiano.
La realidad nos muestra otra cosa. El asesinato de Jorge E. Gaitán significó la acumulación de un Terrorismo adelantado desde el Estado desde 1928. En la Masacre de las Bananeras se encuentra la primera muestra de la manera de cómo se manejarían las cosas. Represión, hambre y exclusiones para el pueblo, y todo lo contrario para los ricos y el imperio.
Escudriñar en la historia ha sido el inmenso mérito del libro ”Colombia, Laboratorio de Embrujo. Democracia y Terrorismo de Estado” de Hernando Calvo Ospina. Ya a mediados de 1927 según nos dice Ospina, se aplicaba la llamada ”Ley Heroica” que azuzaba el odio hacia las personas que hablaban de ”comunismo” y el tratamiento represor -y por ende exclusor- a todos los partidarios de tal sistema de gobierno. Es quizá la primera exclusión de gentes de pueblo que pensaban diferente al sistema imperante, y allí debemos quizá buscar los orígenes del odio a la causa popular.
A Jorge E. Gaitán le cobran por un lado el miedo que la oligarquía tenía -y tiene- a todo lo popular y, por el otro, a todo lo que oliera a socialismo, a comunismo, en el entendido que Gaitán era uno de los máximos líderes que enarbolaba éstas banderas. Su asesinato marco el inicio de ”La Violencia” más descarada contra el pueblo, enfrentando pueblo contra pueblo bajo las banderas partidistas liberal-conservadora.
Los jefes de los partidos liberal y conservador pactan para desmontar las guerrillas populares en su base, asustados por la independencia política que empezaban a mostrar, instauran al general Rojas Pinilla en el poder, y los jefes guerrilleros son asesinados después de firmada la paz, al igual que muchísimos civiles, lo que ”significó la pérdida de sus vidas”. El premio que recibía el pueblo eran más de 300.000 muertos y más de un millón de desplazados, víctimas populares porque ninguno de los líderes oligárquicos de los partidos liberal y conservador murió por causa de ”La Violencia”, y la más absoluta exclusión con la conformación del ”Frente Nacional”, una vez depuesto Rojas Pinilla, que alternaba el poder entre los partidos liberal y conservador y la burocracia se nombraba milimétricamente, y nadie más cabía entre esos dos partidos.
Fueron 16 años de la más absoluta negación de los derechos políticos del pueblo. A esa exclusión se sumaba la declaratoria de guerra al movimiento popular hecha en el gobierno de Guillermo León Valencia en 1964. Así hay que entender la puesta en marcha de la maquinaria de la guerra por parte del estad con el Ataque a Marquetalia, la cual encuentra la resistencia y la valentía de un puñado de hombres y mujeres que luchaban en primer lugar, por sus vidas, y en segundo lugar contra la exclusión política en todas sus manifestaciones. Se inicia la 2a Violencia con toda su carga de exlusiones políticas.
Terminado el ”Frente Nacional” en 1974 (Misael Pastrana), nos dejó una historia plagada de persecuciones, exclusiones de todo tipo, y un país más dependiente del imperio estadounidense. Continuaban así la oligarquía y el imperio estadounidense negándoles los derechos al pueblo y se instaura la más oscura noche en la vida del país. Continúan las ejecuciones extrajudiciales, las masacres, las desapariciones, el desplazamiento, y se asesina desde líderes comunales hasta sindicalistas y miembros de partidos políticos de izquierda en una orgía de sangre que muestra a las claras que lo de ”la democracia” en boca de la oligarquía y el imperio no es más que discurso vacuo y sin sentido.
Los colombianos del pueblo hemos experimentado las más aberrantes formas de exclusión política. Desde la obligatoriedad de ser liberal o conservador en el ”Frente Nacional” para poder acceder a cargos o nombramientos hasta la exclusión política sufrida en el exterminio de la Unión Patriótica (U.P.). En todas las formas de exclusión política está siempre presente, jugando su papel represor, la maquinaria estatal, sea a través de las leyes que constriñen el libre albedrío para decidir pertenecer o no a un partido político, hasta el Terrorismo de Estado de la Doctrina de Seguridad Nacional a través de las armas del estado que asesina por pertenecer a un partido político de oposición de izquierda.
No sobra decir que el pueblo colombiano durante todos estos años ha sufrido exclusiones de todo tipo. Exclusión de la educación, exclusión de la salud, exclusión de ser alimentado correctamente, exclusión de un ambiente sano, exclusión de una vivienda digna, exclusión de la recreación, exclusión de la tranquilidad para vivir la vida, hasta las exclusiones más modernas, los infoexcluídos.
Cada cuatro años se activa la ”vida política” con unas elecciones fraudulentas, con compra-venta del voto, con constreñimiento de votantes y jurados de votación a través de las fuerzas militares-narcoparamilitares, dejando en manos de los funcionarios estatales una ”democracia representativa” que les permite robarse el erario público, decidir políticas contra el querer de la población, y decretar la guerra cuando el pueblo quiere la paz; así como la impunidad más absoluta para los delitos por ellos cometidos.
Han excluído de la vida política a los mejores hijos del pueblo colombiano mediante el asesinato inmisericorde y los valientes que aún persisten inermes en ponerle el pecho a las balas, ven caer uno a uno, como en cuenta gotas, a miembros del Partido Comunista Colombiano y otros partidos de izquierda, en la forma más radical de exclusión política: la muerte. Entre 250 y 500 mil víctimas ha arrojado el conflicto interno en su última periodización, según cálculos de diferentes analistas.
Mas los colombianos de bien luchamos con la esperanza de alcanzar a ser los ”incluídos”. En Colombia la única forma de hacer política segura es, paradójicamente, la lucha armada. Las otras formas son supremamente riesgosas y ponen constantemente sus vidas en peligro de muerte, una muerte decretada desde los centros de poder oligárquico-imperiales a través de los planes como el Plan Colombia, la seguridad democrática, o cualquier otro que se inventen.
En las guerrillas de las FARC y el ELN está representado el ansia de paz del pueblo colombiano, el cual les ha entregado sus mejores hijos. Ellos son la esperanza del pueblo colombiano y estamos seguros que el pueblo en su accionar, arriesgando sus vidas contra la exclusión, tiene siempre presente que la solución será dada por ”la combinación de todas las formas de lucha”. Entonces construiremos la Nueva Colombia en paz y con justicia social.
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El Conflicto Interno Colombiano – Conflicto Armado
Domingo 25 de Abril de 2010
NotiColombia Press
El Conflicto Interno Colombiano es algo más que el Conflicto Armado colombiano. Engloba el conflicto en sus tres dimensiones, todas interrelacionadas, conflicto armado propiamente dicho, conflicto político y conflicto económico-social.
Si bien el Conflicto Armado es el que produce mayor relievancia a la situación colombiana no por ello debemos olvidar los otros componentes. Comencemos a escudriñar el Conflicto Interno Colombiano en sus tres dimensiones.
El Conflicto Armado hunde sus raíces en el asesinato de Jorge E. Gaitán, el cual fue la señal dada por el imperio desde el partidor o largada del Terrorismo de Estado en Colombia. 300 mil muertos y 1 millón de desplazados hablan muy a las claras cómo serían de ahí en adelante las ”soluciones” a los conflictos que se generaban por las carencias insatisfechas del pueblo.
Se produjo entonces una redistribución de la tierra -un país eminentemente campesino, en ese entonces-, y surgieron las nuevas clases terratenientes, al punto que se considera que la redistribución violenta de la tierra es la característica fundamental de ese capitalismo deformado que transitaba Colombia.
Posterior a un corto período de paz, o de silenciamiento de los fusiles populares mas no de las armas estatales por cuento desde el estado se produce la cacería de los comandantes guerrilleros, Guadalupe Salcedo en otros, se desata la más feroz operación militar conocida hasta entonces. El Plan LASO o ”Ataque a Marquetalia”, con 16.000 soldados, la aviación y la guerra biológica con lanzamiento de la ”Peste Negra”, contra 48 campesinos que laboraban la tierra, señala el inicio del experimento que los gobiernos de Estados Unidos adelantaban a fin de ”combatir el comunismo” mediante operaciones contrainsurgentes que hoy se ven como ”normales”.
Nacen como respuesta popular las FARC y desde su nacimiento enarbolan la bandera de la paz entre los colombianos, además de las consignas contra el capitalismo que representa la explotación del hombre por el hombre y toda la carga de desigualdades y exclusiones que padece el pueblo colombiano. Las FARC se declaran Marxistas-Leninistas, doctrina que aplican creadoramente a través de los años en su vida política-militar, base de sus análisis sobre la situación colombiana.
Es necesario aclarar que la lucha adelantada por la guerrilla de las FARC es asimética, desigual, sólo igualada por el creativo popular que va encontrando maneras de golpear a las fuerzas estatales que responden al ideario y las doctrinas dictadas desde los centros de poder del imperio y aplicadas gustosamente por los gobernantes de turno. Es así como cada gobernante tiene su propio ”Plan de Guerra”, empezando por el ”Plan LASO” de Guillermo León Valencia, siguiendo con el ”Estatuto de Seguridad” de Julio César Turbay Ayala, posteriormente la ”Guerra Integral” de César Gaviria Trujillo, hasta llegar al ”Plan Colombia” de Andrés Pastrana y las fases II y III del Plan Colombia conocidas como ”Plan Patriota” y ”Plan Consolidación” de Álvaro Uribe Vélez.
La enorme frustración de la oligarquía colombiana al no poder vencer en el campo de batalla y el creciente peso específico de las FARC en la vida nacional, obliga a los gobernantes a sentarse en mesas de diálogo, a fin de buscarle una salida política al conflicto armado. La oligarquía y sus funcionarios estatales siempre han querido ganar en la mesa de negociación lo que no han podido en el campo de batalla -vencer a las FARC-, lo cual ha llevado al fracaso los intentos de los diálogos de paz y por ello los gobiernos oligárquicos han pateado la mesa de negociación, con la orientación y aquiescencia del imperio.
La guerrilla de las FARC ha sido consciente que no es posible alcanzar una paz duradera si no se abordan los crónicos problemas que sufre el pueblo colombiano, si no se abordan las causas que dieron orígen al Conflicto Armado Interno. En el Caguán (último intento de alcanzar la Paz) se acordó una Agenda Común que es un paso significativo en esa dirección, pero precisamente cuando la oligarquía y el imperio estadounidense se dieron cuenta de ello, patearon la mesa para implementar el Plan B imperial, el Plan Colombia.
Diez años que han significado la más cruda guerra y miles de miles de víctimas, de parte y parte, pero también han significado la demostración irrefutable de la invencibilidad de la guerrilla cuando ella es expresión fehaciente de pueblo en armas. Podrán gastar miles de millones de dólares -ya llevan más de 135 mil millon es de dólares con el Plan Colombia-, pero si no se dialoga nunca podrán solucionar el Conflicto Armado porque sus raíces están en el sistema económico y político que ha impuesto el imperio gringo a nuestra nación, aceptado con las rodillas hincadas por la oligarquía colombiana.
Por ello, hoy, diez años después, esperamos que la conducta guerrerista de los funcionarios del estado, en primer lugar del presidente de la república, sea refrenada por la realidad, la única fuente de verdad. Esperamos que los esfuerzos que hace la sociedad civil -entre ellos COLOMBIANAS Y COLOMBIANOS POR LA PAZ-, sean justamente evaluados. No quisiéramos que el futuro de nuestro país fuera ”la guerra civil”.
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