Allende La
Paz, Cambio Total.
Del debate
que el senador Iván Cepeda adelantó contra el narco-paramilitar ex presidente,
Álvaro Uribe Vélez, podemos sacar varias conclusiones. La primera que el ”frentero”
quedó al descubierto. Es un cobarde. Cobarde que se escuda en las bandas de
narco-paramilitares. Un hombre sin pantalones que rehuyó la confrontación y
sólo hizo presencia para despotricar contra todos y después se retiró como ”una
sanguijuela en una alcantarilla”, como bien lo calificó Claudia López.
La segunda,
quedó comprobado que todo lo dicho ayer, que recoge todas las pruebas
compiladas en toda la vida ”pública” de Uribe Vélez, es la verdad y nada más
que la verdad. Con razón los gringos lo clasificaron en el Número 82, tres
detrás del capo narcotraficante, Pablo Escobar Gaviria, primo del también
senador –para deshonra de Colombia-, José Obdulio Gaviria, quien tiene un
hermano implicado en la muerte de Guillermo Cano, director del diario El Espectador.
La tercera,
que lo vimos desencajado, con la voz a punto de quebrársele por la soberbia, y
abriendo frentes por todos lados, acusando a diestra y siniestra y sacándoles
los ”trapitos al aire” a otros senadores que en algún momento –como es la
costumbre en la clase política-, se acercaban al entonces presidente a pedirle
puestos y burocracia. O sea, que lo del ”gran político”, lo de ”gran líder” es
pura pacotilla porque un estratega no hubiera abierto tantos frentes como los
que él abrió en una hora y media de verborrea insulsa.
La cuarta,
que el ”culebrero antioqueño” quedó patentizado con la oportunista mención de
los policías muertos en una emboscada en Córdoba –tierra de paramilitares y de
sus antiguos socios Salvatore Mancuso y cía-, a quienes ahora niega, como
Pedro. A Uribe Vélez para nada le duelen los policías muertos ya que no son de
su círculo mafioso y criminal.
La quinta,
que el narco-paramilitar ex-presidente quiere fracturar al pueblo colombiano
para seguir encaramado sobre los hombres de los pobres que le comen cuento a
sus discursos camanduleros. Bien lo dijo uno de los senadores. ”Aquí ya nadie
le come cuento”.
La sexta,
que no es despreciable el riesgo de un atentado contra el senador Iván Cepeda
por parte de la ”camorra” de narco-paramilitares que siguen las orientaciones
de militares y narcotraficantes. Recordemos que la mafia no se detiene ante
nada y lo único que la para es la cárcel o una tumba, como a Pablo Escobar
Gaviria.
Se pueden
sacar miles de conclusiones más, pero quedó demostrado que ”todos los caminos
del crímen conducen a Uribe Vélez”. Definitivamente, al narco-paramilitar
ex-presidente y hoy senador –qué deshonor!-, le fue ”como a perro en misa”,
todo el mundo lo pateaba y lo alejaba de su lado.
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