La Paz –deseo de
la mayoría de los colombianos y del pueblo entero- quiere ser encaminada por
caminos incorrectos, equivocados. El 10% de colombianos -que representan a los
sectores en el poder- quiere que la Paz no sea producto de una salida política,
sino de la imposición resultante de un aparato que –como el Estado mismo- está
profundamente permeado de corrupción y de violaciones a los derechos humanos.
Son esos mismos
los que han usufructuado la guerra y viven de ella. Son los sectores
politiqueros que en contubernio impúdico con las fuerzas militares-narcoparamilitares
adelantan el más espantoso Terrorismo de Estado. Más de 966.000 víctimas
mortales, además de 5,5 millones de desplazados forzosos y el despojo de más de
6,5 millones de hectáreas a esos campesinos pobres, nos muestra el horror que
esa oligarquía mafiosa ha sembrado en Colombia.
Son esos mismos
los que ahora cambian la pildora. Los responsables del 83% de las masacres y
del 83,3% de las ejecuciones extrajudiciales, así como del 97,7% de las
desapariciones y del 100% de los desplazamientos forzosos –por acción y
omisión-, hoy se presentan como los adalides de « enderezar » -para
provecho propio-, el proceso de Paz de La Habana porque a ellos –a ellos !-
no les gusta como se está llevando.
Olvidan los
promotores de la guerra y el narcotráfico en Colombia que en La Habana apenas
han alcanzado Acuerdos parciales en la Mesa de La Habana ya que aún los
delegados gubernamentales no se atreven siquiera a tocar lo grueso de la
Negociación : Tenencia de la Tierra y latifundio improductivo, régimen
político y garantías para los sectores populares ; drogas ilícitas, « guerra
contra las drogas » y papel que juegan los Estados Unidos ; puntos no
acordados en los apenas 3 puntos abordados que han debido ser allanados apenas
con Acuerdos Parciales, porque el gobierno no tiene capacidad de decidir sobre
ellos y el amo aún no se define por acabar esa guerra, que todavía le sigue
produciendo réditos económicos.
Hoy vemos a los
mismos promotores de la guerra de los últimos 12 años pontificando sobre la « paz »
que ellos quieren. No solo la « Pax de los cementerios » -como los
miles de miles NN enterrados en los cementerios de las ciudades –grandes,
intermedias y pequeñas- de Colombia, fenómeno conocido como « fosas
comunes »-, sino también y fundamentalmente la derrota política de la
insurgencia armada, derrota que no han logrado conseguir –ni política ni
militarmente, y ellos lo saben-, pero que pretenden en la Mesa de La Habana, o
por fuera de ella ya que en la Mesa de La Habana las cosas son a otro precio,
ni qué decir del campo de batalla.
Están los mismos « hacedores »
de la guerra « luchando » –en peleítas de compadres- por quién sigue
en la « Casa de Nari » otros cuatro años más. Los Santos, los Uribhitler,
los Facho Santos –que anda como siempre metido en los intríngulis de su
subconsiente aberrado-, los Londoños, los Ordóñez, las Marta Lucías –pobrecita ella-,
los « títeres » Zuluaga o Peñalozas, andan hablando de « paz »,
pero ninguna la hará efectivamente hasta tanto el imperio del Norte no les dé
la orden.
Ese es el sino de
la Paz. La guerra. Y la dependencia. Y la verdad es que en la guerra no han
vencido a las guerrillas de las FARC-EP ni al ELN, a las cuales no han derrotado
ni militar ni políticamente, y por el contrario las FARC-EP está mostrando al
país el verdadero proyecto de Nuevo País que debemos desarrollar para construir
una Colombia en Paz, con justicia social, libertad, democracia, independencia y
soberanía nacional.
Como diría Simón
Bolívar : « Luchando por la 2a y definitiva independencia ».
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