Por Daniel CoronellRevista Semana
OPINIÓN. El General Fajardo no encontró inconveniente en poner un Black Hawk al servicio del procurador que le archivó una investigación por corrupción.
Un
general del Ejército, investigado por la Procuraduría, le prestó un
helicóptero de combate Black Hawk al procurador que lo investiga para
que se fuera de paseo con varios familiares bajo el pretexto de una
misión oficial inexistente. El general se llama Adelmo Fajardo Hernández
y es el coman
dante de la Décima Brigada del Ejército en Valledupar.
El
otro protagonista se llama Eduardo Campo Soto y fue magistrado del
Consejo Superior de la Judicatura. Su nombre aparece en las
investigaciones por el ‘carrusel de las pensiones’ y también en una
demanda por alimentos que le pusieron cuando era magistrado. Según la
madre de su hijo extramatrimonial, el doctor Campo intentó manipular el
proceso aprovechando su alta investidura. Ahora Campo es el procurador
delegado para las Fuerzas Militares.
De acuerdo
con la versión de los hechos que me entregó el general Fajardo, no
existió petición escrita de la Procuraduría para el préstamo del
helicóptero. El procurador Campo simplemente “fue a la Brigada y nos
pidió el apoyo”.
El general Fajardo no encontró
inconveniente en poner la aeronave al servicio del procurador que hace
un tiempo le archivó –provisionalmente– una investigación por “actos de
corrupción cometidos por el coronel Adelmo Fajardo, comandante de la
Brigada 14 por mal uso y destinación de bienes del Estado”, de acuerdo
con los registros de la entidad. (Ver Investigación)
El
procurador Campo reconoció que en su despacho cursan dos
investigaciones –por presunto homicidio y nexos con paramilitares–
contra el general Fajardo.
El alto oficial
afirma que para la fecha del paseo en helicóptero del procurador y sus
familiares creía que todos sus procesos en la Procuraduría habían sido
cerrados a su favor. Cuando pregunté si quien los había cerrado era el
procurador Campo, el general me respondió: “No, directamente él, no. Él
tiene a sus funcionarios”.
Asegura el general
Fajardo que el procurador Campo iba en misión oficial a ver a los
indígenas de Nabusimake para atender quejas sobre supuestos abusos del
Ejército Nacional por uso de territorios ancestrales. En cambio, Campo
admite que él estaba en sus días de descanso de Navidad y que los
indígenas no han presentado queja alguna en la Procuraduría. Sin
embargo, él decidió viajar a oír a los arhuacos para ver qué estaba
pasando.
Es curioso pero el procurador Campo no
encontró mejor manera de garantizar la imparcialidad del Ministerio
Público –que investiga las conductas del Ejército– que presentarse en el
poblado indígena a bordo de un helicóptero militar. “Es una ruta
imposible por tierra”, me aseguró el procurador Campo.
La
ruta imposible toma un poco más de dos horas y un taxi cobra 300.000
pesos por el recorrido, según lo certificó una empresa local de
transporte. (Ver cotización)
El
procurador Campo Soto fue al paseo en helicóptero con dos hijos suyos,
con su yerno y con un sobrino. Las fotografías dejan ver el ambiente del
viaje.
El procurador Eduardo Campo Soto,
ataviado con un quepis de capitán de yate, abraza a su encantadora hija
Isabel Cristina Campo Corrales, quien luce el chaleco de uno de los
tripulantes del Black Hawk. (Ver Foto)
Sin duda ella fue la estrella de la visita. Bueno, ella y el helicóptero.
Otra imagen muestra a la esbelta Isabel Cristina rodeada de niños indígenas con el Black Hawk al fondo. (Ver Foto). En
otra sonríe mientras luce el casco de vuelo de uno de los pilotos, en
la visera se alcanza a ver el reflejo de su hermano Eduardo. (Ver Foto) Una más, la deja ver con sus gafas RayBan, mientras su padre textea al lado del helicóptero con un militar al lado. (Ver Foto)
En otra de las fotos posan con una niña indígena, ella y su esposo Daniel Escobar Restrepo, también invitado al paseo. (Ver foto)
El
general Fajardo justificó la presencia de los familiares “porque ellos
también iban a ayudar a los indígenas”. Es más, argumenta que entre los
pasajeros del Black Hawk estaba el señor personero de Valledupar.
Lo
que olvida mencionar el general es que el personero de Valledupar,
Alfonso Campo Martínez, es el sobrino del procurador Campo, hijo de su
hermano Alfonso. De él también hay una foto al lado de su prima Isabel
Cristina.(Ver foto)
Del
procurador Campo se puede decir cualquier cosa, menos que no ayude a su
familia (por lo menos a la surgida dentro del sagrado vínculo
matrimonial).
Quien fuera su magistrada
auxiliar en la Judicatura, Julia Emma Garzón, le nombró a su cuñada
Zitta Corrales en el despacho. Solo estuvo 47 días allí y gracias a eso
su jubilación aumentó en casi 600 millones de pesos.
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