Cambio Total.
La oligarquía
colombiana tiene varias formas de decretar la muerte de sus contradictores
políticos. Dos de ellas. La una, es la muerte física. La otra es la muerte
política. Aplicadas ambas a los sectores populares y, a uno que otro de los « arrimados »
a la oligarquía.
Por cuenta de la
primera, la muerte física, murieron 300.000 colombianos en la llamada « Violencia »
de los años 50 en que la oligarquía liberal-conservadora puso a pelar al pueblo
entre sí por dos trapos, de color azul, el uno, y de color rojo, el otro.
Subsecuentemente con la declaratoria de guerra al pueblo -1964- han sido
ajusticiados mediante las modalidades de masacres, desapariciones, ejecuciones
extrajudiciales, más de 500.000 colombianos.
La muerte física
sigue siendo aplicada por las fuerzas militares-narcoparamilitares y hoy
todavía siguen asesinando a campesinos, sindicalistas, maestros, y de partidos
de izquierda y populares. No es que durante el gobierno de JMSantos se haya
acabado la práctica de la eliminación física del pueblo colombiano. Es que la
oligarquía gobierna a veces de manera « suave » -pero sigue matando-
y a veces de manera « dura » -cuando sueltan sus perros de presa a la
caza del pueblo.
Igual que durante
Pastrana, Uribhitler, el gobierno de JMSantos no solo asesina sindicalistas,
sino también, como no, defensores de derechos humanos para que no compilen las
cifras estadísticas, impidiendo así que el mundo conozca la verdadera dimensión
del horror a que han sumido al pueblo colombiano. Siempre tienen una excusa.
Primero el « comunismo », después el « narcotráfico » -y
ellos se embolsillan los dineros de los narco y los utilizan como
narcoparamilitares-, y últimamente el « terrorismo ».
No satisfechos
con la muerte física, decretan a través de funcionarios trogloditas y super
retardatarios, la muerte política de los representantes populares que militan
en la izquierda o, algunos, que dicen ser de izquierda, incluso alguna liberal
de verdad verdad. Esa tarea se la han encomendado al procuradorcito troglodita
y confesional el cual desempolvando la Biblia lleva hasta el sacrificio a los « impíos »
que osan tratar de construir una Colombia mejor, más justa, en paz con justicia
social.
O sea, por un
lado el gobierno de JMSantos sigue impertérrito la tarea de masacrar al pueblo,
mientras al procuradorcito le encomendaron la tarea de « asesinar
políticamente » a los representantes populares. Primero fue Piedad
Córdoba, liberal de verdad verdad. Le
siguió Gustavo Petro, alcalde de Bogotá. Y continuará contra Iván Cepeda, hijo
del inmolado Manuel Cepeda Vargas de la U.P., y de ahí seguirá incontenible si
las fuerzas populares no lo sacan de la procuraduría. De ésta manera el estado
tiene dos formas de masacrar al pueblo. Hay otras, como la de privatizar la
salud (ley 199 de Gaviria Trujillo), que le ha encomendado a las mismas EPS que
se han robado los dineros de la salud de los colombianos y los han condenado a
los paseos de la muerte, a elaborar las leyes para reformar la salud y fuera de
eso les han pagado más de 300.000 millones de pesos.
Ese es el
panorama que le tocará capear a las FARC-EP de llegar a un Acuerdo con el
gobierno asesino de JMSantos. Prueba de nuestro aserto es que el presidente
JMSantos no descalifica el procer corrupto del procurador porque a ellos les ha
hecho también su favorcito. El favorcito de quitarles de encima la molestia –y la
« perdida de dineros »- de que la ciudad capital, Bogotá, esté « en
manos de los zarrapastrosos » de la llamada « izquierda » que
pretenden privatizar el aseo y dejar sin negocio a las raticas hijos y « esposa »
del narco-paramilitar ex presidente Uribhitler. De paso, la destitución del
alcalde Petro le abre la vía a la aspiración del primo inútil, pero primo al
fin (sangre es sangre), de « Facho » Santos, el cual seguirá
asesinando colombianos con la « picana eléctrica » como propuso
hacerlo con los estudiantes universitarios.
No debemos
olvidar que en política los errores se pagan caros. No sería raro que dejaran
que las FARC-EP firmaran Acuerdos para lograr la Paz, y a la vuelta de un par
de años les apliquen, si no han podido la muerte física, por lo menos la muerte
política a todos sus miembros. O es que ustedes creen, mis amigos lectores, qué
es lo que proponen cuando plantean la « imposibilidad » de que los
Comandantes de las FARC-EP puedan llegar a las corporaciones públicas ? No
es eso también la aplicación de la « Muerte política » de los
comandantes guerrilleros ?
« Amanecerá
y veremos », dijo el ciego. Porque los hechos están reafirmando la
propuesta de las FARC-EP de una Asamblea Constituyente que funde –no que
refunde- otro país, con otra Constitución y otras instituciones.
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