Cambio Total.
Esa expresión, lanzada por el cavernario « Ordónese de la risa », es la más absoluta muestra de cómo maneja la oligarquía –y Ordóñese no es oligarca, sino un clase media-, la cuestión del poder. Y la muestra desvergonzada como ésto se da.
Porque una
reivindicación sea « vieja » no significa que la hayan satisfecho.
No. Lo que está en el tintero es que precisamente porque no la han satisfecho
es que se convierte en una reivindicación que está entre las reivindicaciones
revolucionarias que exige el pueblo. Que en Colombia los oligarcas –y con ellos
sus « mandaderos » serviles trogloditas- hayan retrasado la satisfacción
de la inclusión –o su contrario- en la vida política de los colombianos pobres
es palpable muestra de la razón de ser del nacimiento y persistencia de las
guerrillas en la vida nacional.
Los campesinos,
los indígenas, los obreros, los estudiantes, las mujeres, han sufrido la
exclusión de la vida nacional, no sólo política, y las FARC-EP, como
organización revolucionaria de pueblo en armas, ha luchado durante más de 50
años porque los colombianos pobres sean incluídos en la vida nacional, al
tiempo que defienden el derecho a la vida.
Más bien debería
darles vergüenza que después de 50 años las FARC-EP esté peleando con las armas
en la mano por incluir al pueblo en la vida nacional, contra todas los
políticas y planes militares diseñados por el imperio y aplicado gustosamente
por la oligarquía usurpadora del poder. Igual debería darles vergüenza que hoy, en pleno Siglo 21, los colombianos
estén padeciendo de carencia de agua potable y adecuados servicios públicos,
que todavía 2,5 millones de familias carezcan de vivienda, que la mortalidad
infantil en menores de 5 años esté en el 17,5 por mil, , que la mortalidad
materna esté por los cielos, que las personas se mueran en los « paseos de
la muerte » porque no encuentran en dónde los atiendan, y que aún hoy el
gobierno llame a los mismos que se han robado la salud para que hagan una « Reforma
de la Salud », diseñada especialmente para ellos ya que la « Salud
MIA » les entregará nada más ni nada menos que la bococa de 40 billones de
pesos para que los « administren ».
El procuradorcito
Ordóñese debería es estar preocupado porque los funcionarios estatales cumplan
con su deber y no tapándoles los delitos a los seguidores del narco-paramilitar
ex presidente Uribhitler, a quienes si acaso toca lo hace con « guantes de
seda ». Tranquilo, pueblo, que « a todo marrano gordo –y Ordóñese lo
está- le llega su San Martín », y ese día habrá fiesta con lechona
incluída.
Mas si Ordóñese
es incapaz porque sus luces ideológicas lo llevan hacia atrás a la edad de las
cavernas, el narco-paramilitar ex presidente Uribhitler es muestra de la más
aborrecible forma de politiquería. Un « politiquero » debería saber
que no puede estar atacando en su gobierno las conversaciones de paz con las
guerrillas –y en esas andaba desesperado por mostrar alguito-, y ahora porque
el « otro » lo haga, entonces la ataca porque lo que «si no lo hago
yo, no queda bien », muestra irrefutable del mesianismo narco-mafioso de
ciertos personajes de la « vida nacional ». Mas cuando yo tengo la
oportunidad de hacerlo no lo hago porque lo importante es reformar un « articulito »
de la Constitución para re-elegirse –con cohecho incluído-, además de tratar de
salvar a sus « congresistas » que resultaron presos por su
participación en la narco-para-política uribista.
Es tal su
incapacidad que no ven que, al contrario de lo que ellos creen, es que en vez
de sumar, restan, y eso se los demostrarán las próximas elecciones, única forma
oligárquica –junto a las famosas « encuestas »- de « participación
política ». El narco-paramilitar ex presidente sabrá lo que es « morder
el polvo de la derrota » porque ni siquiera alcanzará a elegir el 35% de
los congresistas que fueron « elegidos » por los capos
narco-paramilitares en su mejor momento, y por mucha plata narcotraficante que
le metan a las elecciones y amenacen a todo el mundo, el pueblo sabe que ese
individuo está más que derrotado.
Ahí quedará
patentizado que la extrema derecha –y todas sus excrecencias- no tiene cabida
en la vida nacional porque no tienen nada nuevo que plantear. Ya ha sido suficientemente demostrado con la derrota de
Landazábal y después con Bedoya, quienes ni siquiera alcanzaron un mínimo para
tener figuración nacional.
« Nada
nuevo », todo viejo, por ello todo por hacer, todo revolucionario.
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Solidaridad con Joaquín Pérez Becerra, Director de Anncol.
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