« Tú no vales ni un plomo para matarte », decía una famosa
canción colombiana. Y eso es lo que pareciera el proceso de Paz para la gran
mayoría de los oligarcas ”chupa-sangre”. Ellos no quieren pagar por las atrocidades
cometidas durante los más de 50 años de guerra interna que ellos le decretaron
al pueblo colombiano, pero si desperdician los plomos de las balas con que
matan a los colombianos.
Cuántos plomos ha gastado la oligarquía en el poder y sus fuerzas
militares-narcoparamilitares en los asesinatos de los más de 500.000 colombianos?
Cuánto valen las por lo menos 500.000 balas conque mataron a esos colombianos?
El costo es muchísimo más porque con la sevicia conque adelantaban los
asesinatos suponemos que a cada muerto le tocó de a bala por cada uno.
Y decimos desperdician porque a pesar de que cada uno de los 500.000 plomos
de las balas han asesinado colombianos pobres, inermes, indefensos, ninguno ha sido
capaz de parar la inconformidad social y mucho menos la decisión de ejercer su
irrenunciable derecho a la rebelión, como ha demostrado a unas fuerzas
guerrilleras que en algunas ocasiones han estado a punto del aniquilamiento y
vuelven a reverdecer –como la verdolaga- y siguen en la lucha por el pueblo
colombiano.
Aunque hay algunos oligarcas que han entendido y entendieron los deseos de
paz de las FARC-EP y la necesidad impostergable de alcanzarla, es decir, de
buscar una salida política al conflicto interno desatado por la oligarquía, la
gran mayoría de los oligarcas están « muy cómodos » cuando las
fuerzas militares-narcoparamilitares aplican el Terrorismo de Estado que ha
significado 500.000 asesinados.
La Paz se ha convertido en artículo de plaza y se quiere ofrece al peor
postor. Me explico. Los empresarios, los financistas, los ganaderos y Fedegán,
los terratenientes y la SAC, los comerciantes y Fenalco, ninguno quiere pagar
el real costo de la Paz. Ese costo que significa modernizar el país,
desarrollar sus fuerzas productivas, para con ellas proceder a la destrucción
del vetusto estado burgués colombiano y sobre las cenizas de ese estado construir
un Nuevo Estado, con un nuevo modelo económico y nuevas instituciones, como
bien dice Allende parafraseando a un investigador colombiano de no « remendar
el vetusto estado colocándole ladrillos nuevos, sino que hay que dconstruir uno
nuevo derribando el viejo desde los cimientos », y agragamos nosotros,
porque también los cimientos están horadados.
Entendiendo así la Paz podemos cifrar nuestras esperanzas de constuir un
país en donde quepamos todos y el que no quiera participar pues entonces que « busque
camino y se vaya para otra parte », como dice un dicho popular. De
resultas es que la Paz que miramos y deseamos el pueblo es la Paz de la
fraternidad, la solidaridad, la Paz del respeto al derecho a la vida, porque
sin vida no se puede disfrutar de los otros derechos humanos, y nuestro
objetivo es disfrutar de todos ellos.
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