Allende La Paz,
Cambio Total.
El modelo
deformado de capitalismo instaurado en Colombia es igual al de Venezuela.
Capitalismo rentista. Con la diferencia de que en Colombia convive con formas
de feudalismo en el campo y en las ciudades, también, es decir, con formas de
servidumbre y enriquecimiento, ya que la tenencia de la tierra se convierte en
otra forma de acumulación. Por tal razón vemos a una oligarquía parásita –comerciantes,
finanzistas, etc- que convive con los grandes señores terratenientes de la
ciudad y el campo. Y se sienten muy cómodos.
Ello ha llevado a
una total falta de desarrollo del país y ellos se contentan con la « renta »
que produce el trabajo de los obreros en la explotación de nuestros recursos
naturales, los cuales son entregados de forma inverosímil a las multinacionales
a cambio de un « plato de lentejas ». De igual manera la « visión »
de los terratenientes y ganaderos no puede ser más atrasada. Relaciones de
servidumbre, « derecho de pernada » y otras formas aprovechadas por
los « patrones » para explotar a lo-a-s pobres a su servicio, no sólo
con el « servicio doméstico » -las cuales también son explotadas
sexualmente-, sino con los « peones » y ordeñadores a quienes les
niegan « hasta un litro de leche », vea que ironía.
El imperio
lógicamente se siente contento con tal estado de cosas porque le permite casi
que impúnemente llevarse nuestras riquezas, « casi » que se
manifiesta en que sus multinacionales cuando tienen « problemas » con
los trabajadores « les pagan a los paramilitares » para que se los
solucionen, lo cual se traduce en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones,
masacres, como ha sido aireado nuevamente con la bananera Chiquita. Y se tildan
de « inocentes ». Iguales de asesinos son los que « pagan »
y los que « ejecutan ».
De la mano
imperial, y utilizando a las fuerzas militares-narcoparamilitares estatales, la
manguala oligarquía-terratenientes ha sumergido a los colombianos en un inmenso
río de sangre, al tiempo que impide el desarrollo del país, así hablen de
modernidad. El Terrorismo de Estado es la más bárbara forma de ejercer el poder
y la más dictatorial. Para adelantarlo se basan en leyes de todo tipo que son
letra muerta que justifican su sevicia asesina.
En la Mesa de La
Habana, las FARC-EP han planteado la necesidad de desarrollar las fuerzas
productivas, entregando la tierra al campesino –apenas tocado el primer punto, mas
no implementado ni solucionado- como una forma de romper las relaciones
de servidumbre existentes en el campo. Ello ha contado con la enorme
resistencia de los terratenientes y ganaderos –verbal y armada con los « ejércitos
anti-restitución » que siguen asesinando líderes campesinos- y su
expresión política-militar amangualados con el narcotráfico –Uribhitler,
Fedegan, Lafaurie, procurador, etc-.
Sin embargo, el
pueblo colombiano está adquiriendo la conciencia de la necesidad de luchar por
la Paz y hacia allá deben encauzarse nuestros esfuerzos. Apenas la Mesa de La
Habana ha « tocado » el primer punto de la Agenda y ya vemos esa
resistencia retardataria, troglodita, lo cual nos hace adivinar como será la
resistencia de los otros sectores oligárquicos. Desde luego que para modernizar
el país tendremos que « tocar » todas las instituciones del Estado
porque o sino nunca construiremos la Paz verdadera en nuestro país. El Modelo Económico del país tendrá que ser abordado necesariamente ya que el
Neoliberalismo ha demostrado a los pueblos del mundo que no soluciona sino
profundiza los problemas y necesidades de ellos. La institución congresional
tendrá que ser « tocada » y no son simplemente 10 puestos, sino una
nueva forma de hacer política que ataque la corrupc´ción y toda la gama de
delitos electorales (compra de votos, amenazas de los electores, etc). El
estamento militar tendrá que ser « tocado » y dotado de una nueva
Doctrina que signifique defensa de la Nación y respeto de los Derechos Humanos,
porque si no se tocan tampoco permitirán una paz verdadera y seguirá el
desangre colombiano. Y tamben naturalmente la "justicia".
Como se ve, la
Paz no es solamente el silenciamiento de los fusiles, sino también, cómo no, la
profunda transformación del estado y de las relaciones entre los colombianos.
La Paz no es el inmovilismo, por el contrario, la Paz es el caos creador con que
empujamos hacia adelante nuestro país. La Paz es la movilización de la energía
creadora de nuestro pueblo, como lo demostró la Marcha del 9 de Abril.
Marchemos hacia
la Paz... !
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