Domínico Nadal,
Cambio Total.
Está a la orden
del día el modelo económico que implanta la oligarquía santafesino-traqueta en
Colombia. Modelo que viene desde la época de Virgilio Barco y Cesarín Gaviria
Trujillo. Recordemos no más que Cesarín –con voz aflautada como si no tuviera
testosterona- decía a los colombianos : « Bienvenidos al futuro ».
Y ya sabíamos a cuál futuro se refería, el futuro de « nalgas abiertas »
del Neoliberalismo, el cual producía grandes negocios para el sector
empresarial nativo y para las multinacionales que se robaban -y roban- nuestros
recursos naturales.
Hoy vemos el
colapso del modelo neoliberal en todo el mundo y el imperio lo continua aplicando
porque su propia esencia así se lo dicta. Expoliación, despojo, con la
maquinaria de guerra, que cumple así su papel ha muchos años señalado por Marx
y Lenin –ayer cumplió años, por si no se acordaban-. Es una catástrofe, dicen
algunos analistas internacionales. Una catástrofe producto de la propia
estructura del capitalismo. Evidentemente que el único modelo realmente
contrapuesto al capitalismo es el socialismo. Tocará a los pueblos desarrollar
su modelo.
Colombia, al
igual que todos los países capitalistas, sigue con el Neoliberalismo que
entrega los recursos naturales a las Multinacionales y para los colombianos
sólo queda « tristeza y socavón ». Ya vemos los anuncios triunfantes
desde el gobierno diciendo que comenzará a « repartir » los Títulos
Mineros, que además es entregar la soberanía nacional ya que el Estado no tiene
recursos ni decisión política para verificar las cuentas de extracción que
presentan esas multinacionales. En tanto, la tierra se concentra en pocas manos
producto de la política estatal de desplazamiento forzoso que ya ha producido
más de 5,5 millones de desplazados forzados, echando en brazos de la pobreza y
la miseria estos compatriotas.
Claro está que
para implantar el neoliberalismo necesitan su « modelo político » y
su « modelo represivo ».
En Colombia sistemáticamente se ha
adelantado el Terrorismo
de Estado como forma política de desarrollar su modelo económico.
Terrorismo de Estado adelantado por las fuerzas militares-narcoparamilitares
(hoy llamadas neo-narcoparamilitares o BACRIM) que ha producido más de 500.000
víctimas, 75.000 desaparecidos -18.000 forzados-, más de 4.000 masacres e
incontables ejecuciones extrajudiciales –no más en « falsos positivos »
hay 3.500 víctimas-. Este Terrorismo de Estado está avalado en leyes como la
del Fuero Militar y toda suerte de leyes que incentivan la más profunda
impunidad, la cual llega al 99% de los casos denunciados.
Evidentemente que
los que se discutirá en la Mesa de La Habana no son « 10 curules para
senadores », sino el modernizar la forma de hacer política en Colombia, la
cual pasa necesariamente por desmontar el Terrorismo de Estado de la DSN y
dotar a las fuerzas militares de una nueva Doctrina, una Doctrina Bolivariana,
que coloque en el centro de la vida nacional el respeto al sagrado derecho a la
vida. Forma de hacer política que excluya la corrupción como forma de
enriquecimiento de unos cuantos a costa de la pobreza de millones y forma
también de perpetuación en el poder de las corrompida clase
oligárquica-traqueta.
Definitivamente,
no es poca cosa lo que tiene que discutirse y desde luego, no será tarea fácil.
Mas los colombianos estamos esperanzados y confiados en la sapiencia de los
delegados populares en la Mesa de La Habana. Adelante, pues, que « el
camino es culebrero » y para atrás ni para coger impulso, porque allá
asustan !
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