José María
Carbonell, NotiColombia Press.
05-12-12
La condena
del general Pauselino Latorre viene a rememorar la de otros generales incursos
en delitos de lesa humanidad y delitos comunes, lo cual a su vez pone de
presente el estado de corrupción de las fuerzas militares-narcoparamilitares.
Y eso no es
nuevo. Siempre los generales –y la “alta” oficialidad- han mamado de la teta de
la corrupción. Recordemos no más los sonados casos de compras de botas que
fueron pagadas con enorme sobreprecio a fin de que los generales, que en ese
momento firmaban el contrato, recibieran su “parte del ponqué”.
Ni qué
decir de los generales que en contubernio impúdico se han aliado con el
narcotráfico, sus bandas puestas al servicio del proyecto contrainsurgente, y
sus dineros iban -y van- a parar a los bolsillos de esos generales. Entre estos
mencionamos apenas los que nos acordamos. Farouk Yanini Díaz, Samudio, Salcedo
Lora, Gómez de la policía, y uno muy especial, Bonett Locarno quien apareció en
una foto de la Revista Semana al lado del conocido narco-paramilitar con el
alias de “car´e vieja”.
Y como si fuera
poco, algunos de esos generales recibían
en pago por sus asesinatos contratos de exploración petrolera en sus
empresas fachadas porque que yo sepa el salario de general no da para montar
una empresa de ese tipo, a menos que el enriquecimiento ilícito haya sido la
fuente de la riqueza de algunos generales.
Pauselino
Latorre encarna el general asesino de las fuerzas militares de hoy. Matón a
sueldo de luchadores populares no tenía ningún empacho, es decir, ningún
rescoldo moral para servir de fachada al narcotráfico para lavar los dineros
provenientes de ese criminal negocio. Su cara nos recuerda la de los asesinos
de la época del Cóndor y por ella sabemos como es la “inteligenncia” de algunos
militares.
En igual
relación tenemos que señalar al general Rito Alejo del Río, al general Mario
Montoya, al general Santoyo, quienes eran fieles alumnos de la Escuela de las
Américas –escuela de asesinos contrainsurgentes- y quizá allí aprendieron a
rodearse de “malas compañía.
Esta es
apenas un botón de muestra que toca las cúpulas de las fuerzas militares, la
cual llega hasta los ministros de defensa. O es que no recuerdan que el señor
Silva, “el silvadorcito”, se embolsilló 800.000 euros por la compra de una
fragata a Alemania, la cual debe andar por ahí asesinando campesinos y
guerrilleros.
La
profundidad de la corrupción es tal que de ella no se han escapado ni
presidentes en ejercicio, ni expresidentes, ni magistrados de las altas cortes,
al igual que el más humilde de los empleados sucumbe ante la corrupción
reinante en el país.
Ese es el
país que pretendemos los colombianos de bien, junto a la guerrilla de las
FARC-EP, salvar de las garras de los corruptos, llámense Uribhitler,
Santos, etc, etc. Tamaña tarea tenemos por delante ya que la corrupción y los
corrompidos defenderán sus “privilegios” de la manera que saben, asesinando lo
mejor del país.
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