Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.
Las elecciones del año entrante está mostrando la
desesperación de los partidos del establecimiento (CD, Cambio Radical, la U,
liberal, conservador, etc) y también de algunos de los llamados de ”izquierda”.
Esa desesperación está basada en que sienten miedos porque
aún no saben cómo van a enfrentar el nuevo partido FARC. Hemos visto la forma
medida, tranquila, sin desesperaciones, conque la FARC ha enfrentado éste año
de Implementación del Acuerdo de Paz.
A más del incumplimiento
del gobierno Santos y del estado (Cortes, Congreso), debemos sumarle los
diferentes incumplimientos con el pueblo, es decir, víctimas, campesinos,
indígenas, etc, y, claro, sumarle la inmensa y structural corrupción que se roba
50 billones de pesos al año.
Ésta situación tiene a
los politiqueros corruptos del establecimiento haciendo cuentas matemáticas y a
algunos “analistas” de sus medios tirando números. Lo que los tiene “molestos”
es que, por el momento, no tienen una fuente que les indique la real
favorabilidad de la FARC, el verdadero dolor de cabeza del régimen.
Las FARC-EP nunca
participó en unas elecciones. No era su preocupación. Ahora al ser un partido político
legal tiene que adelantar su laboral electoral, pero, váyanlo sabiendo, no es
la actividad primordial de un partido revolucionario en su trabajo hacia las
masas.
El trabajo de reconstrucción
del tejido social roto por los años de años de Terrorismo de Estado –que produjo
220.000 víctimas, según el CNMH, 600.000 para otros, 1 millón para otros-, el
trabajo por la unidad de los sectores populares, la coordinación de las
diferentes luchas populares que se avecinan, serán prácticamente el grueso del
trabajo de FARC.
Mas en éstos momentos de
discusión electoral, además de los esfuerzos de los partidos del establecimiento
por lograr una “unidad”, unidad que adolece de una base programática que le dé
un sustento firme al objetivo propuesto, mantener el statu quo, también en la
llamada “izquierda” se están dando movidas “pegadas con babas”.
La “unidad” entre Fajardo
–uribista pura sangre-, Robledo –y su sectarismo-, y López –agotada por sus
estériles estridencias-, arranca mal. Es una unión realizada por lo alto, entre los “líderes”, sin tener en
cuenta las bases del Polo y Alianza Verde, ya que Fajardo no tiene ni siquiera
partido.
Lo verdadero, por lo
menos en la izquierda de verdad, es que las coaliciones no sólo se deben
adelantar sobre bases programáticas
entre los partidos y no sobre el querer de un ”líder” que decide –al estilo de
UribeVélez- por todos los miembros de ese partido, sino primordialmente consultando a las bases partidarias
propias.
Una vez tenida la unidad
programática se procedería a elegir a los candidatos a las diferentes
corporaciones, incluída la prediencia de la república, y no al revés como lo ha
hecho la Coalición Colombia que, parece, muestra el afán de “picar adelante”
como si por lanzar un candidato ya los electores fueran a votar por él, sobre
si tenemos que ya Fajardo está destruyendo su propia candiatura al plegarse a
la propuesta emprsarial de aumentar la
edad de jubilación para los trabajadores.
Habráse visto manera más
descarada, neoliberal y cínica propuesta que presentar esa propuesta acaballándose
sobre una candidatura de la ”izquierda”. Con ello, lo que está cosechando es
abrir el espacio a las candidaturas del establecimiento, del statu quo, y
elevar el desencanto de los pobres por la izquierda.
Así, sabemos que las “babas”
no son el pegante para mantener sólidamente pegadas las diferentes opciones que
tiene la “izquierda”.
Publicar un comentario