Los intentos de los politiqueros tradicionales, con su carga
de corrupción a cuesta de su enorme jiba, les impide levantar la cabeza y
vislumbrar el horizonte del futuro del país.
La FARC desde el comienzo de la discusión –con los enemigos
de clase- y el diálogo –con los amigos de la Paz- sobre la Juridiscción
Especial de Paz (JEP) fue claro en señalar que la JEP fue diseñada –entre las
FARC-EP y el gobierno en representación del Estado- para que la guerrilla de
las FARC-EP respondieran por los presuntos delitos que le imputan, pero también
para que respondieran militares y terceros inmersos en delitos cometidos en el
conflicto armado.
Evidentemente los ”enemigos de la paz” o más exactamente los
”amigos de la guerra” han hecho todos los esfuerzos para sabotear la
implementación de la JEP y presentan como un ”triunfo” dizque porque la FARC se
someterá a la JEP antes de acceder a cargos de representación popular.
La FARC ha tenido claro que, antes o después, estaba a
disposición de la JEP y la resultante de éste sometimiento será de acuerdo con
lo aceptado, es decir, la verdad verdadera contada por la FARC resultará en
unas conclusiones determinadas. Al
igual, los militares, los terceros, es decir, empresarios, ganaderos, terratenientes,
etc, que se sometan a juicio de la JEP tendrán que contar ”la verdad y solamente la verdad” y en caso de que no cuenten toda
la verdad serán sometidos a condena con todo el rigor que ameriten.
Las personas que han
cometido delitos inscritos en el conflicto armado interno que no se sometan a
la JEP seguirán incursos en la justicia ordinaria. El grueso de los
guerrilleros de las FARC-EP fueron amnistiados y a la JEP accederán algunos de
sus comandantes supremos, muestra que en las FARC-EP estaba claro el
significado de lo que se conoce como línea
de mando, línea que pretende ser escamoteada desde el Estado, desde
presidente hasta las cúpulas de las fuerzas militares-policiales que le temen a
la JEP porque les correspondería responder por sus crímenes de guerra,
empezando por el asesinato del comandante supremo de las FARC-EP, Alfonso Cano,
asesinado en total indefensión por orden del presidente JM Santos, y del
bombardeo de Ecuador ordenado por el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez,
para solo citar dos ejemplos emblemáticos.
Es de señalar que hay
casos como los del ex guerrillero Jesús Santrich y algunos mandos medios de las
FARC-EP que recibieron Amnistía y están libres de toda culpa. Así que, si a
algunos les molesta ver a Santrich durante algunas horas en el congreso, a
partir del año entrante van a tener que recibir una fuerte dosis de antihistamínicos
o de corticosteroides a fin de impedir presenten una “reacción anafiláctica”
inducida por la presencia permanente de Santrich en el Congreso.
Es entonces risible –por
lo ridículos que se ven- que los CD, CR y algunos conservadores –línea patranista-
presenten como un triunfo lo consignado en la discusión congresional de la JEP –y
su intento de renegociar el Acuerdo de Paz-, cuando esto estaba contemplado
desde la firma del Acuerdo de Paz del Teatro Colón.
El Acuerdo de Paz sigue
produciendo jurisprudencia en Colombia y en el mundo. Los 10 miembros de FARC
que accedan al Congreso –cinco senadores, cinco representantes a la cámara-
seguirán en sus funciones como parlamentarios durante el día y durante la noche
pernoctarán en sitios destinados para ello, como hasta ahora lo están haciendo
resguardados por sus esquemas de seguridad.
Además, en el eventual
caso de que FARC obtenga más alta votación –así lo esperamos nosotros en Cambio
Total Revista-, tendrá el partido un número de congresistas mayor que el
esperado, para prurito y rasquiña de los “amigos de la Paz”. La mezcolanza del
CD –narcos del Cartel de Medellín, narco-paramilitares, ejército
anti-restitución de tierras fraudulentamente usurpadas a sus dueños, ex M-19,
etc- pretende erigirse en adalides de la moral, pero será de la “moral”
delincuencial.
Así que “de qué se ríen señores”? Cayeron en su propia
trampa. La FARC sigue firme su paso en la construcción de la Paz en Colombia, con el querer de los “amigos de la Paz”.
Con ellos, con la FARC, el pueblo colombiano va reconstruyendo
su tejido social roto por años de años de Terrorismo de Estado y avanzamos
hacia la unidad en nuestro accionar de lucha por una Colombia en paz con
justicia social.
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