Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.
No podemos perder la
oportunidad de construir la paz en Colombia. Es de señalar que en
nuestro país estamos viviendo dos situaciones paradójicas por cuenta del
proceso de paz.
Por un lado, la mezquindad
de los sectores dominantes en el poder que la han mostrado en toda su dimensión.
Cuando hablo de sectores dominantes
hablo de clase politiquera, corrompida toda, que no escatima esfuerzo en
mantener el status quo a su favor y
de acuerdo con sus intereses.
Una vez firmado el
Acuerdo Final para una paz estable y duradera y la dejación de armas por parte
de las FARC-EP, el gobierno de Juan Manuel Santos parece desentenderse de sus
compromisos y se involucra totalmente con los demás componentes de la clase
oligárquica.
Comienza casi desde el
principio la conocida “paquidermia” estatal en el cumplimiento de la
implementación del Acuerdo (Incumplimiento en la Ley de Amnistía (aún hay más
de 1.000 ex guerrilleros presos y ataques alevosos contra los presos),
incumplimiento en la construcción de los campamentos (dejando sin viviendas a
los ex-guerrilleros), incumplimiento en la RRI, incumplimiento en la Reforma
Política, incumplimiento en la aprobación de la JEP, en fin… El estado solo ha
cumplido un 18% de sus compromisos…
Todo ello obedece a la
más mezquina conducta de unos empresarios, partidos políticos y funcionarios
estatales (congreso, jueces y magistrados, etc, etc) que pretenden una pax de
los cementerios –Terrorismo de Estado incluído-, y desean continuar con el status quo.
Esos sectores dominantes
pretenden no darse cuenta que lo que hubo entre el gobierno Santos y FARC-EP
fue un Acuerdo de Paz y en todo Acuerdo ambas partes ceden. Las FARC-EP cedió y
cumplió. El sector dominante en el poder no cede y no cumple. Nada de
lo acordado en el Acuerdo de Paz ha sido cumplido. Pretenden revisar el Acuerdo
de Paz como han hecho con la JEP, por ejemplo, y pretenden encarcelar a los
ex-guerrilleros farianos como si ellos hubieran sidos vencidos en combate.
La marrullería, el talante de tahur, del régimen está a
todas luces de presente en el día a día. La mezquindad, la falta de grandeza,
la falta de principios morales y éticos, la corrupción galopante, muestran un
sector dominante completamente corrompido y desfasado con la realidad del país.
Ellos viven de espaldas a los
colombianos y la obtención de dineros fraudulentamente es su única fuente.
Por el otro lado, afortunadamente
tenemos la perseverancia de los
sectores populares que le han apostado todo a la paz.
La lucha popular por la
paz ha mostrado de qué es capaz el conjunto del pueblo colombiano.
Manifestaciones, mítines, campamentos en plaza de Bolívar de Bogotá, y la lucha
política propiamente dicha, etc, etc, sumados a las luchas por sus propias
reivindicaciones, nos hacen mirar con optimismo el futuro de las luchas
populares.
El resultado de las
manifestaciones campesinas, de la Minga indígena, de las manifestaciones de los
sectores comprometidos en la erradicación voluntaria de cultivos, nos ponen de
presente esa disposición de lucha que, de una u otra manera, confluirá con la
lucha del nuevo partido FARC tanto en lo reivindicativo como en lo
electoral-político, como en efecto ya está suediendo.
La FARC está pagando el precio de su apuesta por la Paz. Ya
van más de 32 miembros de la
ex-guerrilla fariana ejecutados extrajudicialmente sin que haya ningún capturado
ni ningún culpable. Mas ello no debe
ser lo ”normal” a pesar de ser un estado que practica el Terrorismo de Estado. Tenemos
que adelantar la lucha contra ese engendro monstruoso y parar las ejecuciones
extrajudiciales, las masacres, las
desapariciones forzosas, el desplazamiento forzoso.
Llama poderosamente la
atención que algunos sectores que, quizás por cobardía, comodidad o miedo,
escogimos el camino más cómodo, el de huir del conflicto interno para
re-construir nuestra vida en otro país y ahora cuando se da la posibilidad de
que la FARC se re-integre a la vida civil, normal, les exigimos los sacrificios
que nosotros en ningún momento estuvimos –ni estamos- dispuestos a hacer.
Esa no debe ser la
actitud. Tenemos que contribuir a construir la Paz. Si desde
el estado no la quieren será responsabilidad de la oligarquía en el poder. Ese será su costo politico. La FARC ha emprendido un
camino de no retorno hacia la paz, creo yo. Quisiera que fuera así. Mas estoy
seguro que nuestro pueblo no se quedará con los brazos cruzados ante la
continuidad de la práctica del Terrorismo de Estado.
El pueblo colombiano es
un pueblo berraco!
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