La falsa pelea entre el Presidente Juan Manuel Santos y su exvicepresidente German Vargas Lleras se asemeja a la falsas pelea que tuvieron los socios de Interbolsa Juan Carlos Ortiz y Tomás Jaramillo, y que terminó en una sofisticada estafa financiera.
Justificar este falso divorcio político con discrepancias sobre la Justicia Especial para la Paz (JEP) es una cortina de humo que esconde coincidencias en temas más graves que lo afectan negativamente a usted.
En materia económica, este matrimonio aprobó tres reformas tributarias que, además de insuficientes y antitécnicas, castigaron fuertemente el ingreso disponible de los 50 millones de colombianos, han frenado el crecimiento económico y golpeado la calidad del mercado laboral que hoy sufren 9.4 millones de subempleados y 2.3 millones de desempleados. Este nefasto dúo aumentó el endeudamiento del Gobierno central desde $250 billones en diciembre de 2011 a la actual cifra de $490 billones, haciendo trizas la regla fiscal con tal de mantener artificialmente un crecimiento económico al debe y que debemos pagar con más impuestos en el cercano futuro. Fue esta pareja la que, arriesgando irresponsablemente recursos públicos, desembolsó préstamos a empresas privadas de dudosa reputación y ya quebradas como Navelena-Odebrecht; Electricaribe y Cafesalud, con el propósito de evadir soluciones de fondo.
Otros perjudiciales vástagos de este maridaje se extienden a normas como el Decreto 1385 de 2015, que autoriza los autopréstamos a las Sociedades Administradoras de Fondos de Pensiones, poniendo en riesgo los ahorros para la jubilación de más de 13 millones de afiliados. Actualmente impulsa Vargas Lleras, con el apoyo de su fortín burocrático en la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el partido Conservador, una iniciativa legislativa que busca modificar el Estatuto de contratación pública y la Ley de infraestructura para que los banqueros privados que le presten dinero a contratistas corruptos no pierdan su dinero y sean los colombianos de a pie quienes respondan por esos créditos, socializando riesgos privados.
Nos tienen distraidos con lo que hagan o dejen de hacer un puñado de exguerrilleros que a duras penas llenarían la tribuna oriental del Estadio Metropolitano de Barranquilla, mientras que el matrimonio político Santos-Vargas Lleras se frota las manos cerrando negocios a favor de unos pocos intereses y beneficios privados, pero con cargo al bolsillo de millones de colombianos que, como sucedió en Interbolsa, terminarán estafados.
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