Hernando Vanegas Toloza,
Postales de Estocolmo.
Ya sabíamos que habrían
cosas como las que se están presentando. Que las opiniones no podían ser
iguales porque precisamente el Nuevo Partido de la FARC está constituído por
hombres y mujeres que tienen fuertes posiciones políticas. Así que lo que se
está dando es apenas un reflejo de ésta situación. Por ello, no hay que darle
mayor importancia de la debida y ojalá no se vuelvan a cometer errores –dictadas
por reacciones viscerales?- como ese de airear fuera de los organismos
correspondientes las diferentes posiciones.
Ahora, en éstos
momentos, lo prioritario no es enzarzarse en disputas internas, sino en
continuar adelantando las tareas que se derivan de la implementación del
Acuerdo de Paz, tareas que son la prioridad para el pueblo colombiano.
El conjunto de la
militancia del partido de la FARC debería acometer la continuidad de la
implementación y adelantar la organización de las bases campesinas, obreras,
estudiantiles, de mujeres, etc, base indispensable para adelantar las luchas
del pueblo para construir la Paz y, en esa vía, construir un Nuevo País.
Toca entonces enfocarse
en construir organización. Organización, organización, organización.
En la medida de esa construcción las bases irán colocando en su sitio los
diferentes problemas –naturales- que se presenten en la vida del partido y en
la vida del pueblo.
Los problemas que sufre el pueblo son tan abismales que
exigen el más alto compromiso de todos y cada uno de los militantes del Nuevo partido.
El decrépito estado del estado
burgués es tal que se está desmoronando a pedazos. Estamos ciertos que no es
colocando ladrillos nuevos en el viejo y vetusto edificio estatal como vamos a
solucionar los problemas del pueblo, sino construyendo una nueva
institucionalidad que nos permita avanzar hacia un Nuevo País.
Empecemos señalando que
esos problemas que padece el país pasan
por la más aberrante corrupción y combatirla es prioridad uno A, corrupción que
es inherente al propio sistema capitalista. Estamos viendo, como muestra de
ello, la profunda crisis de los partidos del establecimiento (Liberal,
Conservador, la U, Cambio Radical, CD, etc) y el intento de mostrarse como los “limpios”
cuando ellos son los causantes de la situación calamitosa de la corrupción. Tratan
de desligarse del vetusto armazón de los partidos politícos, que nada tienen
que ofrecer al pueblo toda vez que han permanecido en el poder ejerciéndolo a
favor de sí mismos y las clases que representan.
Si a ello sumamos la
corruptela en el poder judicial, incluídas las altas cortes, el panorama no podía
ser más dramático. Nunca antes se había develado tantos casos de corrupción, no
solo en el Congreso, los partidos políticos, el poder judicial, la fiscalía, sino
también a nivel empresarial, como el caso de Luis Carlos Sarmiento Angulo con
Odebrecht, y los Baldíos.
Llama la atención que la
llamada “izquierda” –que no es más que una socialdemocracia disfrazada-, busca
una coalición entre los sectores más rosaditos de la izquierda. Sector que
tiene como característica el ser anti-FARC históricamente.
De tal manera que el Nuevo Partido tiene ante sí enormes
tareas. Ya dió muestras de su enorme capacidad de resistencia cuando la lucha
guerrillera. Su lucha actual en la vida legal se adelantará –pensamos en
nuestra modestia- en dos frentes, contra el régimen y sus propulsores, y contra
las probables desviaciones internas y externas.
Nunca un partido de nuevo tipo ha pasado la prueba de fuego
sin lucha contra esos dos enemigos. Por ello, debemos estar preparados para
todas las contingencias. En la lucha se templará aún más el caracter
revolucionario del partido de la FARC. Adelante!
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