Allende La Paz.
No hay duda. Los ojos del mundo puestos en el proceso de paz
en Colombia nos están señalando que la Paz es un bien supremo que está por
encima de las ruindades politiqueras.
Mientras en Colombia hay las mezquindades propias de almas
pequeñas y envenenadas, en el mundo los pueblos y los diferentes gobiernos
apoyan irrestrictamente la paz alcanzada con la firma del Acuerdo Final para
una paz estable y duradera, en fase de implementación.
Evidentemente que en la
implementación hay dificultades, retrasos (de funcionarios estatales que no
quieren la paz), pero la paz sigue su camino victorioso. La mayoría de los colombianos
le apostamos a la paz. Óigase bien, la mayorá de los colombianos.
Esa mayoría de
colombianos está imponiendo la paz a los trogloditas politiqueros que todo lo
convierten en bandera de la politiqueria ya que no tienen más argumentos para disputar
en las próximas elecciones de 2018. Esa falta de argumentos y
propuestas hace que conviertan los problemas de la vecina Venezuela en bandera
de los problemas de Colombia.
Pretenden mostrar que
Venezuela está peor que Colombia. Nada más alejado de la
realidad. Si por las frías estadísticas midiéramos el simple hecho de haber
construido y entregado 1´600.000 vivienda a los sectores populares, de haber
llevado salud a las barriadas que nunca fueron atendidas en las anteriores
administraciones de la oligarquía, que lleva educación –incluso superior- a
todas las poblaciones, que tienen varias Misiones de las cuales los invidentes
colombianos salieron favorecidos.
Colombia con apenas construídas 300.000 viviendas –y sacan pecho y pretenden elegirse presidente por ello-, con la salud que es una mercancía más que la llevó a la catástrofe por la ley 100 de 1993 propuesta por el senador Álvaro Uribe Vélez, con la educación que es otra catástrofe y los educadores tuvieron que adelantar un paro por sus reivindicaciones, está muy por detrás de Venezuela y con razón ocupa el 3er puesto en desigualdad social en latinoamérica.
Colombia con apenas construídas 300.000 viviendas –y sacan pecho y pretenden elegirse presidente por ello-, con la salud que es una mercancía más que la llevó a la catástrofe por la ley 100 de 1993 propuesta por el senador Álvaro Uribe Vélez, con la educación que es otra catástrofe y los educadores tuvieron que adelantar un paro por sus reivindicaciones, está muy por detrás de Venezuela y con razón ocupa el 3er puesto en desigualdad social en latinoamérica.
Entonces como no tienen nada para mostrar recurren a la
mentira, a la tergiversación, a la movilización de las falsas Iglesias convertidas
en negocio multimillonario por los falsos pastores que compran mansiones en
Miami.
En cambio, hay un sector oligárquico que a pesar de seguir
aplicando el más rampante neoliberalismo, llegó a la conclusión de la imperiosa
necesidad de –acogiendo la reiterada propuesta de las FARC-EP- llegar a una
solución política al conflicto interno por los oligarcas mismos desatada, cuyos
nietos aún pelechan a la sombra del estado y se hacen nombrar en diferntes
puestos burocráticos sin mérito alguno.
Desde luego que los
sectores que se oponen al logro de la Paz son los sectores que fracasaron en
conseguirla. Andrés Pastrana fracasó con el Caguán por sus mismas incapacidades.
Álvaro Uribe Vélez intentó vencer militarmente a las FARC-EP –incluído el Plan
Colombia- y fracas y por ello buscó infructuosamente adelantar un proceso de
paz con las FARC-EP. Así que los que se oponen al proceso de paz –enemigos
de la paz- solo respiran por la herida de sus fracasos.
Ya el presidente JM Santos
lo señaló. Así fuera por el triunfo de la única bandera que Santos considera
que ha valido la pena su mandato: la paz de Colombia. Logro que no alcanzaron
ni Pastrana ni Uribe Vélez.
El pueblo colombiano han recibido con alborozo las firmas
del Cese Bilateral de Fuegos –ni un muerto ni un herido ha llegado al Hospital
Militar en el año de su vigencia-, la firma del Acuerdo Final de Paz, la última
marcha de las FARC-EP, el pre- y agrupamiento de las FARC-EP en las Zonas Veredales,
la dejación de armas cumplidas el 27 de junio 2017, logros que han mostrado el
real compromiso de las FARC-EP con la paz que siempre buscó.
Ahí está la grandeza de la Paz. Es un bien supremo
acertadamente abrazada por el pueblo colombiano. La paz seguirá su camino
supremo, a pesar de las ”vacas muertas” que son atravesadas en su glorioso
andar. Nada impedirá que el pueblo consolide la Paz ya que lo único que le
producía la guerra era poner los muertos ya que los sectores enemigos de ella en
su mezquindad ni siquiera mandaban sus hijos a la guerra.
Esa grandeza será ratificada con el triunfo de un Gobierno
de Transición que continúe implementando los Acuerdos de Paz conforme fueron
firmados en el Teatro Colón de Bogotá. En eso estamos empeñados en conseguir
los colombianos de bien. El
triunfo será apoteósico, de ello no tenemos ninguna duda.
Publicar un comentario