por ÁLVARO JIMÉNEZ revista semana| 2017/06/05
La historia y la actitud miserable desde el gobierno se repite.
Puerto de mar porque, bello de belleza, sólo queda su gente.
Lo demás es dolor y rabia por sentir miseria y soledad como la que ha vivido y vive la población de Buenaventura.
Ni las delegaciones de gobierno en los 60s, 70s, 80s, noventas ni las que ahora pretenden resolver resolverán.
Pasar la página del racismo y la exclusión históricas en que vive el pacifico colombiano y los pueblos negros del país exige una mentalidad distinta gobernando a Colombia. No la de quienes gobiernan hoy.
Lo que hará posible iniciar un camino de solución a los problemas es cambiar la mentalidad con que se gobierna en municipios, departamentos y el país.
El problema es de fondo.
Quienes han dirigido a Colombia no la conocen, se la ponen de camiseta para las elecciones y seguidamente la usan en beneficio de sus negocios, los de sus amigos y aliados.
En ese “jueguito” llevan décadas reciclando partidos, liderazgos y apellidos familiares.
Veamos lo que decía Monseñor Gerardo Valencia Cano obispo de Buenaventura en 1966 : “Las gentes del interior del país, que visitan en Buenaventura los barrios de la marea: Venecia, Santa Mónica, La Playita, Lleras, etc., se quedan pasmados ante la miseria de estas pobres gentes que a más del hambre, la desnudez y el abandono en que viven, tiene que someterse al tormento del relleno de las calles con la basura que se recoge en la zona A (zona donde vive la gente más acomodada). Aquellas pobres gentes no han podido vivir de otro modo: al pantano de la marea le tienen que agregar la basura y la inmundicia para poder caminar… pobres hermanos nuestros de los barrios de la marea, tienen que condimentar su hambre y su desnudez con la basura fétida, que les llevan a un buen precio los carros del municipio”
y ¿adivinen que?:
Al igual que María Isabel Rueda, quien defiende con falsedades y sectarismo hoy, un “periodista” de esa época: Jaime Arango, amigo de los políticos y del poder en Bogotá, bautizó al obispo de Buenaventura Monseñor Gerardo Valencia Cano como el “Obispo Rojo” mientras sus amigos, los negros pobres de Buenaventura lo llamaban Moncho o el Hermano Mayor.
“Obispo rojo” porque predicó y ejerció el respeto a la dignidad humana, obispo rojo porque reivindicó la cultura negra.
Y así seguimos.
Como en los sesentas, el gobierno intuitivamente reparte palo y plomo.
La novedad es arrojar gases desde un helicóptero.
Que 3000 hombres llegaron a reforzar la seguridad de Buenaventura? Mamola, llegaron a cuidar los intereses empresariales no a la gente.
Palo y plomo como respuesta no son un antecedente digno para enviar a Guillermo Rivera a sentarse a una mesa.
Palo y plomo, señores de la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura, y del liderazgo Vallecaucano no son señal de preocupación por la suerte de los habitantes de Buenaventura.
Palo y plomo señor Presidente Santos no es una manera moderna de gobernar. Es la perpetuación de lo que siempre se ha hecho desde los gobiernos.
Que quede claro: los poderes, partidos y sectores sociales que usted representa son los mismos que han mantenido a Buenaventura en esta situación.
En 1967, Monseñor Gerardo Valencia Cano pronunció las siguientes frases mientras defendía que la policía no agrediera a la gente pobre en Buenaventura
“Por qué Señor, nuestros gobiernos títeres se arman hasta los dientes, mientras el pueblo gime y no puede quejarse en voz alta.
Mira, Señor, que los grandes de tu Iglesia tiemblan ante la perspectiva de perder su seguridad”
“Por qué Señor, nuestros gobiernos títeres se arman hasta los dientes, mientras el pueblo gime y no puede quejarse en voz alta.
Mira, Señor, que los grandes de tu Iglesia tiemblan ante la perspectiva de perder su seguridad”
La historia y la actitud miserable desde el gobierno se repite.
Aquí una de mil pruebas:
(Video: Denuncian más abusos del ESMAD en Buenaventura)
(Video: Denuncian más abusos del ESMAD en Buenaventura)
ajimillan@gmail.com
@alvarojimenezmi
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