Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.
Está circulando en los medios en poder de la oligarquía la
especie de que que ”el pesimismo” se apoderó del proceso de Paz, en una
variante de ”pensar con el deseo” por parte de los dueños y los empleados de
esos medios de comunicación.
Aclaramos que quienes están pesimistas con el proceso de Paz
son precisamente ellos, los que desde la falsimedia lanzan toda clase de
mentiras burdas contra el proceso de Paz y contra las FARC-EP porque
precisamente no pudieron vencer militarmente a la guerrilla. La verdad es que
el pueblo, el que no lee los ”medios”, ha mostrado su simpatía por el Proceso
de Paz, por la firma de la paz mediante el Acuerdo Final para una Paz estable y
duradera, y ha mostrado –y sigue mostrando- su compromiso con la Implementación
del Acuerdo Final.
Hemos visto el acompañamiento popular a las Marchas hacia
las Zonas Veredales (ZVTN), la alegría de las gentes al paso de las distintas
caravanas en todos los departamentos en donde están ubicadas esa zonas, y hemos
visto la movilización de importantes sectores desde los grandes centros urbanos
hacia ellas a fin de dialogar sobre el futuro del país.
Entonces, de qué pesimismo hablan los ”periodistas” de esos
medios burgueses? Será del pesimismo del CD y de su ”líder” y su ”camorra”?
Será el pesimismo del troglodita cavernario Alejandro Ordóñez? Será del
pesimismo del ”enemigo de la Paz” Vargas Lleras y su corrompido partido Cambio
Radical?
Ahí están todos los ”pesimistas”
con el proceso de Paz, con el silenciamiento de los fusiles, con los pasos que
está adelantando la Implementación –aún contra la negligencia y desidia de los
funcionarios gubernamentales-. Esa “exclusiva” minoría ha tenido que pelar la
cara y mostrar que para ellos la guerra es el negocio que los mantiene vivos.
Desde luego que
entendemos –mas no justificamos- su “pesimismo”. Ya no podrán infundir más
miedo con la guerra, mucho menos con las FARC porque el pueblo sabe qué son las
FARC, y el pueblo está contento de que no mueran más colombianos pobres en la guerra
fratricida recetada precisamente por esos sectores “pesimistas”.
El pueblo venció el
miedo a la guerra, al Terrorismo de Estado, y los ha vencido con alegría, con optimismo,
con la certeza de que con la firma del Acuerdo Final vendrán tiempos mejores.
Ya ho hay miedo de las batidas realizadas por el ejército para llevar
secuestrados a los jóvenes a pagar el servicio militar, ya no hay miedo de que
sus hijos pierdan la vida en la confrontación entre sus hijos –guerrilleros contra
policías y soldados-.
Ciertos en la
incertidumbre de todo futuro está que apenas estamos comenzando la construcción
de la Implementación. Y lo estamos hacienda con criterio político. Hemos visto
el esfuerzo de los guerrilleros por construir los campamentos en las Zonas
Veredales –obligación incumplida del gobierno-, vemos el esfuerzo por seguir
avanzando en el cumplimiento del cronograma de la Implementación.
Ello es así. Las FARC-EP
han alcanzado la firma para acabar políticamente con el Conflicto Armado, de
por sí un hito histórico. Los mecanismos están en el papel y haremos todos,
FARC y pueblo, el esfuerzo por materializarlos en la práctica. Tendremos que
avanzar en el Acuerdo Final en todos sus aspectos y no solamente en lo que le
interesa al gobierno, la dejación de armas por parte de la guerrilla.
El cese de la
confrontación armada, a pesar de la persistencia en la aplicación del
Terrorismo de Estado por parte de un sector de las fuerzas militares utilizando
su herramienta narco-paramilitar, ha producido optimismo en todos los sectores
populares. Es relevante lo expresado por un médico en el País de Cali:
“El médico y humanista Alfonso Maestre sostiene que no es que seamos
pesimistas sino que frente a una corrupción galopante, donde un escándalo
acalla el anterior y lo minimiza, donde no hay una respuesta objetiva ni
controles visibles sino la intencionalidad oficial y mediática de tapar todo, y
donde hay un aparato estatal inerme frente al desgreño administrativo a lo que
se suma una carga de impuestos y servicios sociales pésimos, eso más que
pesimismo es una realidad.
“No hay políticas claras en programas económicos, educativos, de salud ni de seguridad; no es simple percepción: son realidades. No estoy de acuerdo con querer minimizar la realidad rotulando al pueblo colombiano de pesimista, cuando, por conveniencia mediática también lo llaman el país más feliz del mundo”, agrega el medico”.
“No hay políticas claras en programas económicos, educativos, de salud ni de seguridad; no es simple percepción: son realidades. No estoy de acuerdo con querer minimizar la realidad rotulando al pueblo colombiano de pesimista, cuando, por conveniencia mediática también lo llaman el país más feliz del mundo”, agrega el medico”.
Ha sido claro para los sectores
populares que las FARC-EP nunca han pretendido ganar la guerra en el escritorio y que la firma del Acuerdo Final es el punto de partida para iniciar la
construcción de una Nueva Colombia en Paz con Justicia Social. Una vez
alcanzado el Cese del Conflicto Armado, la confrontación entre el estado y las
FARC-EP, empezamos la construcción de la Paz y arremetemos con la fuerza
popular por la solución del conflicto económico, político, social, cultural.
Todo lo que consigamos en la
realidad será producto de la movilización de todo el pueblo, de los obreros,
campesinos, estudiantes, mujeres, etc. Nada nos será dado complacientemente por
la élite en el poder. Para alcanzar éstas metas estamos dotados del optimismo
histórico de nuestro pueblo que, a pesar de la aplicación del nefasto y salvaje
neoliberalismo, se da sus mañas para ser considerado uno de los países más
felices del mundo.
Publicar un comentario