Allende La Paz, Cambio
Total.
La corrupción en
Colombia es estructural, del Sistema económico-político, es decir, la
corrupción es inherente al capitalismo, mucho más en su modelo neo-liberal de
libre Mercado en donde por la ganancia todo vale y todo es mercancía.
Los escándalos de
corrupción se han venido aireando, no por el querer de los medios de
comunicación –la media mediática- en poder de los poderosos –que a su vez son
también corruptos y corruptores-, sino porque es tan aberrante que al imperialismo
estadounidense de vez en cuando le dan arranques de moralismo.
Las empresas
multinacionales no se paran en mientes cuando de sus intereses se trata. Han
recurrido –y recurren- a lo que sea con tal que sus ganancias sean lo máximo.
NO se paran en consideraciones morales o altruistas. NO. Lo que importa es el
dinero –los verdes- y a través de él ir abriendo cuanto portillo moral se les
atraviesa a su deseo egoísta de más y más ganancia, o sea, más y más
acumulación de capital.
El capitalismo es por
esencia corrupto y corruptor al mismo tiempo. Es corrompido por cuanto no
considera ninguna frontera moral o ética a su deseo de cuanta mayor acumulación
de capital, mejor. Lo importante para el capitalismo imperialista neoliberal no
son los intereses de los explotados (obreros, campesinos, estudiantes, mujeres,
ancianos), sino los mezquinos intereses de las diferentes facciones del capitalismo
en cada país y en general.
En Colombia hay dos
clases definitivamente definidas. Por un lado la oligarquía rancia, financiera,
industrial, santafesina, y por otro los terratenientes, ganaderos, “empresarios
del campo” –ahí podríamos incluir a los narcotraficantes-, chavacanes de la provincia.
La disputa entre ellos en ocasiones alcanza ribetes dramáticos –por ejemplo
Santos Vs Uribe-, mas todos colocan rodilla en tierra cuando las
multinacionales los tocan. Y también se unen, claro está, cuando de defender
sus intereses se trata contra los intentos de los trabajadores de arrebatarles
parte de la plusvalía que a ellos “corresponde por derecho propio”, ya que,
según la inversión económica de los ideólogos burgueses, son ellos, los
poderosos capitalistas, los que crean riqueza y no los zarrapastrosos
trabajadores que se rompen el lomo trabajando, de manera tan aberrante que
algunos recurren al suicidio como forma “liberadora” y rompedora de las cadenas
de la explotación (Ver caso Bogotá).
Los gobiernos burgueses
que hacen gárgaras con la palabra “democracia”, culpan a la corrupción de los
males inherentes al capitalismo, pobreza, desocupación, carencia de todo tipo,
males que los sufre, naturalmente, los que carecen de capital o de la “buena fortuna”,
como una forma de hacerle el quite a sus responsabilidades. Mas no es cierto. Evidentemente
en la formación de las viejas y nuevas riquezas en manos de unos pocos ha
jugado un rol no desdeñable el fraude, el robo y la corrupción, mas eso no es
lo central.
Lo
central es la explotación de los trabajadores y la acumulación de capital que
se deriva de ella. Por ello, es risible cuando vemos a personajes
de la política de “izquierda” adelantando cruzadas contra la corrupción como eje
central de sus políticas en “favor de los pobres”, mas nada dicen –ni hacen- sobre
las formas de apoderarse de la riqueza –plusvalía- que los trabajadores
producen.
Lo importante es enfrentar las políticas neoliberales hambreadoras
del pueblo y los mecanismos para permitir la acumulación de capital –cargas impositivas,
bajos salarios como el visualizado éste año 2017, flexibilación laboral,
aumento de la edad de jubilación, no pago de recargos extras y nocturnos, etc,
etc-; haya o no haya corrupción, aunque casi siempre la hay en cualquier
gobierno y estado burgués. Y
necesario, imprescindible, enfrentar las formas de implantar esas políticas,
ESMAD, represión policial, persecución a líderes sociales, sindicales y
populares, es decir, Terrorismo de Estado, razón por la cual no se permitió
tocar en el Acuerdo de La Habana –solo se habla de combatir el
narco-paramilitarismo, mas todo queda en el papel- el papel que el modelo
económico juega hoy día en Colombia.
Así las cosas, el capitalismo
neoliberal persistirá haya o no haya corrupción, que a veces hay más corrupción
que otras no lo discutimos como en el momento actual de Colombia (Reficar,
Odebrecht, SaludCoop, etc, etc), mas lo central es que debemos apoyar las
luchas del pueblo trabajador, obreros, campesinos, mujeres, a fin de ir
construyendo –al calor de la Implementación del Acuerdo Final para una Paz
estable y duradera- las bases sólidas para una Nueva Colombia en Paz con
Justicia Social.
No perdamos la
perspectiva. El pueblo no se deja engañar.
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