En entrevista con Semana.com el comandante del Bloque Oriental de las FARC habló de las dificultades que han tenido desde que llegaron a los puntos de preagrupamiento y el momento en el que aterrizarán a hacer política en el país.
Ni es médico y mucho menos dermatólogo. Es uno de los "herederos" del Mono Jojoy. Junto a Carlos Antonio Lozada, Mauricio Jaramillo comparte la dirección del bloque Oriental de las FARC, que ha liderado las más cruentas batallas de esa guerrilla en los últimos 20 años.
Su nombre se hizo visible en el 2012 cuando encabezó la comisión que lideró la fase exploratoria del proceso de paz. No estudió en Cuba ni en la Unión Soviética, como se lee en algunas versiones que circulan en la web. Sin embargo, igual que algunos miembros de las FARC, alcanzó a cursar algunos semestres de medicina en la Universida Nacional.
Semana.com: La implementación del acuerdo de paz está a la vuelta de la esquina, ¿cómo leen las FARC el momento político que atraviesa el país?
Mauricio Jaramillo: Nosotros queríamos que todo el mundo estuviera involucrado en este proceso. Tratamos hasta último momento que el presidente Uribe se vinculara y hablara con nosotros. Apenas ahora hizo un guiño de que quería hablar. Sin embargo, nosotros dijimos que no es posible seguirnos prestando a que otros personajes hagan política a costa de nosotros, es muy difícil. Nosotros lo invitamos como unas cuatro veces, que fuera a La Habana para que hablara con nosotros. Era necesario que él estuviera ahí para realmente llegar a una paz cierta y para eso tenían que estar involucrados todos los sectores, pero ellos no quisieron.
Semana.com: ¿No les da temor poner a andar la implementación con esta polarización política?
M. J.: Nos da temor en el sentido de que ya hay consecuencias en la calle. Hay mucho dirigente muerto. A final de cuentas nosotros en medio de ese cúmulo de gente sólo somos un sector que quiere echar las cosas para adelante, que el país prospere económicamente. Vincularnos a todas la actividades, políticas, económicas y culturales.
Semana.com.: Pero... ¿lo ven fácil?
M. J.: Va a ser complicado, la gente siente mucho temor. Este país ha estado signado por eso, por el terror.
Semana.com: ¿Sienten pasos de otro exterminio político con la oleada de asesinatos de miembros de la Marcha Patriótica y líderes sociales? ¿Cómo esa problemática?
M. J.: La gente ha comenzado a despertar en Colombia. Se han dado muchas movilizaciones y mucha presión sobre el Estado. Es él, el que tiene que parar todo este nivel de violencia y el que tiene darle a Colombia una dirección distinta. Hay que acabar con tanta violencia, muerte y terror.
Semana.com: Usted hizo parte de la fase exploratoria del proceso de paz, uno de los hombres que ayudó a organizar la agenda que se negoció. ¿Pensó que las cosas iban a terminar así?
M. J.: En el imaginario del camarada Alfonso -que fue el que comenzó todo este proceso- sí, es así. Nosotros siempre aspiramos como en las otras tres veces que estuvimos en la mesa, en que podíamos llegar a una paz.
Semana.com: ¿En qué se ganó y que se perdió?
M. J.: En todo este proceso se ganó mucho. Nosotros hablamos con la gente y les expusimos lo que realmente pensamos. La población colombiana alguna fue receptiva, pero otra fue ganada por el terror y la gente no ve una posibilidad real de que se pueda llevar a un término real, cuando hay violencia. En estos días se han hecho manifestaciones de violencia y la gente nos pregunta, ‘ustedes como van a hacer, los van a matar‘.
Semana.com.: Y... ¿ustedes que responden?
M. J.: Nosotros no creemos en eso porque de todas maneras está la población, la resistencia de la gente de querer una Colombia distinta. La gente se resiste a eso. Hay una mayoría que quiere la paz.
Semana.com.: En el Teatro Colón Timoleón Jiménez habló de un ‘gobierno de transición‘, ¿a qué se refería?
M. J.: Un gobierno de transición sería una salida. Es una propuesta válida que le permitiría al país poder repensar como es que hay que darle una vuelta a toda esta situación tan caótica que hay en Colombia. Si sigue habiendo terror, en Colombia no hay posibilidad de progreso. La gente va a a seguir siendo muy marginal. No hay estabilidad laboral.
Semana.com: Pero en qué consiste su propuesta... ¿se ven ustedes? ¿han pensado en el algun candidato que encabece la propuesta?
M. J.: No, nosotros no hemos pensado en absolutamente nadie, todavía. En Colombia hay personas que son demócratas y pensamos que ellos también pueden estar al frente de muchas situaciones de estas. Había que hacerle un planteamiento al país. En Colombia hay muchas figuras democráticas, con aspiraciones reales. Muchos dirigentes políticos, sociales que tienen una capacidad y la expresión popular para hacerlo.
Semana.com: ¿Podría ser alguien de derecha? ¿Hay espacio para una apertura política, alguien que ya haya hecho carrera y que pueda asumir ese liderazgo?
M. J.: Claro que sí, nosotros estamos abiertos es a poder hablar con todo el mundo. No le vamos a cerrar la puerta a ninguna posibilidad. Tienen que estar todos vinculados o no es posible la paz. Debe haber una integración.
Semana.com.: ¿Cómo queda en ese panorama el expresidente Álvaro Uribe? ¿Se ven sentados en una mesa con él más adelante?
M. J.: Es posible, él tiene que entender. Hay muchas cosas alrededor que han pasado. Él tiene que reflexionar también.
Semana.com: En el Teatro Colón le hicieron un guiño a Trump, ¿temen que aparezca el fantasma de la extradición?
M. J.: Hay que esperar a ver qué va hacer. Muchas cosas se dijeron previamente en la campaña electoral y ahora que comienza como presidente se siente un cambio. Las cosas que dijo no se sienten con al misma fuerza. Hay que esperar a que se desarrolle esa actividad política de Estados Unidos para poder decir algo.
Semana.com.: Para el Gobierno el Día D (implementación) arranca una vez estén refrendados los acuerdos, ¿para ustedes también?
M. J.: No, una vez esté la ley de amnistía porque nosotros necesitamos garantías y que se cumpla. Nosotros vamos a la letra de los acuerdos. Allí dice que tiene que haber amnistía general. Por eso decimos: listo, con amnistía nosotros empezamos el proceso de implementación. Vamos a cumplir como lo hemos hecho, vamos a cumplir punto por punto lo acordado. No vamos a echar mano de otra cosa que los acuerdos porque para nosotros es muy importante, tradicionalmente lo ha sido. ‘Marulanda‘ decía lo más importante es la palabra empeñada y nosotros lo vamos a hacer así.
Semana.com.: Aunque hay unos compromisos fechados, hay muchos de palabra. ¿No temen que el Gobierno les haga ‘conejo‘?
M. J.: Bueno, el principal elemento que va a implementar estos acuerdos es la población. Tanto el Gobierno, como la población y nosotros sabemos en qué sentido van los acuerdos y hasta donde van. Por eso estamos plenamente convencidos de que vamos a llegar a cumplir lo pactado. Es problema de ellos. El compromiso de llegar a la paz es un compromiso colectivo y estamos convencidos de que vamos a llegar. Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance.
Semana.com: Una vez dejen las armas estarán disponibles 10 curules en el Congreso, ¿cuál es la directriz para el resto de la guerrillerada?
M. J.: Nosotros planteamos una nueva forma de hacer política. Una sin corrupción y sin mentiras donde la gente pueda expresarse, opinar y que no le vayan a pegar un tiro. Una donde la gente pueda decir realmente lo que piensa. Por eso, en esta nueva cultura política que planteamos la gente “nuestra” va a estar compartiendo con la población.
Semana.com: ¿En ese proyecto político caben todos los miembros que tienen las FARC? ¿Cuántos esperan arrastrar?
M. J.: Aspiramos que la mayoría. Uno de los procesos que vamos a hacer en este momento es que quienes no tengan la primaria la realicen, que hagan el bachillerato y después también todo lo que ellos quieran. Hay muchos, por ejemplo, que quieren ser médicos, para eso ya las universidades nos han ofrecido ese proceso, algunas de ellas son la Distrital, la UIS, la pedagógica y muchas otras que creen en la paz. Aspiramos que nuestra gente se forme, pues un grupo que no tenga educación no tiene futuro, por eso tiene que haber formación y a eso es lo que le apostamos y por lo que vamos a trabajar.
Semana.com.: ¿Qué va a pasar el día 181 cuando se supone todas las FARC ya habrán dejado para siempre las armas?
M. J.: A partir de este momento en que entramos en un proceso cierto de paz, de que las cabezas nuestras están identificadas con ese proceso, no va a ser un trauma. Trauma en el sentido de que veamos muy lejos esa posibilidad porque toda la vida hemos trabajado a eso. Todavía recuerdo las palabras de los camaradas Jacobo y Manuel, que ellos siempre hablaban de paz. En el imaginario de la gente al decir ‘Jacobo Arenas‘ o ‘Manuel Marulanda‘ es violencia, pero esas son las cosas falsas que han colocado en el imaginario. En eso si ganó Uribe, en darle a conocer a la gente una perversión de la realidad. En ese sentido él es muy hábil y ganó, puso en el imaginario de la gente una cosa distorsionada.
Semana.com: Pero... ¿Bojayá, La Chinita, los secuestrados?
M. J.: Claro, pero cuando nosotros tenemos claro cómo es la situación política en el país, nosotros también hacemos nuestras reflexiones y hacemos los cambios que hay que hacer. Por ejemplo, con el tema del secuestro, el camarada Alfonso planteó internamente e hizo una encuesta nacional y dijo: ‘Eso es un lío terrible‘, creo que fue en octubre de 2011 cuando dijo que no más retenciones. En ese mismo momento se acabó todo, porque eso sí tenemos nosotros, somos una organización donde una vez hay una orientación, inmediatamente se acata.
Semana.com: En esta etapa de incertidumbre usted ha estado con la guerrillerada, ¿qué ambiente se vive allí?
M. J.: Realmente los nuestros viven lo mismo que cualquier persona del país, con expectativas y a la espera de que se estén dando cambios, nosotros tenemos voluntad política y esperamos que la contraparte también.
Semana.com: Pero... ¿han tenido dificultades desde que llegaron a los puntos de preagrupamiento?
M. J.: Sí hemos tenido dificultades en esta primera etapa. La alimentación, en estas dos últimas quincenas, lo ha llevado el Gobierno a las zonas o a los puntos de preagrupamiento. Sin embargo, tenemos problemas con alimentos que llegan deteriorados. Es importante que comiencen a funcionar los mecanismos para que se dé solución. Hay muchos problemas de salud. Anteriormente los solucionábamos con mecanismos propios. Un simple problema de un dolor de muela o algo más complicado es difícil manejar. Por ejemplo, para poder sacar un compañero que tiene una apendicitis, es un lío, le hablamos al mecanismo regional que más o menos funciona, pero no tiene muchas atribuciones y el mecanismo nacional también se ve impedido porque dicen es un mecanismo de seguridad.
Semana.com: ¿Y entonces ahí?
M. J.: Yo participé en una reunión donde hablamos de ese problema, el problema de la salud. Ahí ellos no tienen claro eso, ellos tienen muchas limitaciones, muchas listas y muchas cosas que nosotros decimos que es inaceptable. Esas listas no solucionan el problema interno allá, son paliativos: un analgésico, un antibiótico que no soluciona un problema más complicado. Ellos tampoco tienen claro eso, es muy difícil así.
Semana.com: ¿Qué les dicen en el Gobierno?
M. J.: Ya estamos resolviendo eso con ellos. Por ejemplo, habitaciones para nosotros. Nos iban a meter debajo de unas carpas. Nos decían -ustedes que son tan hábiles y esas caleticas con plásticos... pero así no es. Nosotros también entramos en una etapa distinta, nosotros tenemos que darle dignificación a los guerrilleros nuestros. Mínimamente coloquen unos prefabricados y por lo menos tratar de darle una idea de que podemos construir una cosa permanente para ellos.
Semana.com: Actualmente, con el cese al fuego, ¿cómo transcurren los días en la selva?
M. J.: El orden del día de nosotros comienza a las cuatro de la mañana. Nos levantamos, nos tomamos un tinto y comenzamos las labores diarias. Comenzamos a estudiar y a definir cómo va a ser el día y nos damos un orden. En la tarde hacemos un balance de cómo nos fue y qué problemas tuvimos. Hay un momento militar donde hacemos una relación de qué ha pasado.
Semana.com: ¿Cómo están manejando el tema de la disidencia del Frente Primero?
M. J.: El problema del primero creo yo que hay unos 80 a 100 compañeros que salieron de la organización. Creemos que algunos están a la fuerza, ya que no permitieron en un momento determinado tomar una decisión. Están cooptados por otras personas. La reacción inmediata fue crear el Primer Frente. Ahí tenemos una comandancia en cabeza, el camarada Gentil Duarte.
Semana.com: ¿Quién está al frente de esa disidencia? ¿Temen que se replique?
M. J.: Es un personaje que le dicen Iván, Mordisco. Todo mundo lo tiene identificado. Nosotros internamente ya le dimos manejo a esa situación. No se repetirá, ya estamos definidos qué vamos a hacer en este periodo.
Semana.com: ¿En qué va la entrega de los menores que alimentan las filas de las FARC?
M. J.: Nosotros teníamos como norma que los ingresos a las FARC era entre 15 y 30 años. Nosotros la cumplimos hasta que nos reunimos con el Gobierno y dijimos vamos a variar esa edad, a partir de ese momento dijimos: ‘tenemos estos compañeros que ingresaron a los 14 o 15‘. Pero, eso es una violación a la norma nuestra. Ya se ha hecho unas entregas. Es muy difícil decir que tenemos más niños.
Semana.com: Y... ¿en que quedó el proceso de restitución y el de desminado?
M. J.: Todo es un proceso que se ha venido adelantado y se han venido cumpliendo fechas con algunos traumas. Por ejemplo, en el frente Yarí hicimos una eliminación de explosivos con el Gobierno y la participación de la ONU. Estamos cumpliendo.
Semana.com: Uribe anuncia un referendo, ¿temen que tumbe el acuerdo de paz?, ¿sienten que hay seguridad jurídica?
M. J.: No, inclusive pregunto en qué punto quedó vulnerable. A los guerrilleros les dijimos: ‘esperemos a ver cuál es la orientación oficial‘. ¿Cuáles fueron los cambios que dijeron y que hablaron que había modificado ese acuerdo inicial?.
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