Si de algo ha servido el Acuerdo Final es para mostrar la
clase de país que han estructructurado las élites en el poder. Una sociedad
mojigata, que posa de avanzada, pero que en el fondo no es más que apariencia,
que se escandaliza con temas como educación sexual para los niños, el aborto,
las relaciones sexuales no solo heterosexuales sino también las homosexuales
(LGTBI), el papel de la mujer en la sociedad actual, etc.
De entre todas las aberrancias que carga la sociedad
colombiana sobresale las aberraciones en que quieren todavía –todavía en pleno
siglo 21!- mantener a la mujer sometida, mantenerla como un apéndice del hombre
que solo sirve para satisfacer al “macho” lefebrista o al “macho cow boy”.
En el libro ”Plan Colombia y Conflicto Interno Colombiano”
mostrábamos el papel de la mujer en el conflicto interno y como era –y es- ella
la que carga con todos los sufrimientos derivada de una guerra fratricida,
recetada desde los centros de poder de Bogotá y Washington.
So pretexto del
Conflicto Interno a la mujer la maltratan, la golpean, la violan, la someten a
los peores vejámenes, enmarcada en una Colombia profundamente patriarcal,
machista, y la tropa oficial (militares y narco-paramilitares) se creen con
derecho –por ser ellos los “machos” que pelean contra la guerrilla- a cometer
con toda clase de tropelías contra todas las poblaciones consideradas enemigos
internos –“secarle el agua al pez”-, especialmente contra las mujeres que al
soportar todos los vejámenes quedan “marcadas” –como el ganado- por el “macho
vaquero” que tiene y usa dos armas, su fusil y su pene, sin considerer que al
degradar a cualquier mujer con ellas degradan a sus madres, hermanas, esposas o
concubinas, o sea, a todas las mujeres de su entorno familiar.
Los “cow boys” violan
muchachitas menores de edad y ellos son asesores estadounidenses (caso
violación en Melgar -Tolima), nativos con aberraciones sexuales (enfermos
sexuales) y hasta oficialidad que acosa y viola a sus mismas compañeras de carrera
policial o militar (cuántas de las mujeres en los aparatos represivos no han
sido víctimas de esas aberraciones?) y en algunos casos asesinan a las mujeres
víctimas sin importar si son menores de edad (caso Arauca).
Ni qué decir de los
medios de comunicación que con sus publicaciones tendenciosas sobre temas como
el aborto, pretendían demonizar a las FARC-EP porque la organización insurgente
tenía como norma –producto de las condiciones de guerra que vivían- que quería
impedir la concepción con la planificación o en ciertos casos ordenar el
aborto, aunque en otros casos el embarazo seguía su curso normal y hoy la mujer
muestra orgullosa su producto, su hijo.
Las FARC-EP desde su 8a
Conferencia Nacional definió que la mujer “es libre” y combatió el machismo que
lógicamente predominaba en sus filas ya que los guerrilleros en su mayoría
reproducían el modelo en qué habían vivido hasta llegar a las filas
guerrilleras.
En ese orden de ideas,
creemos que la cuestión de género es de suma importancia no solo para los
guerrilleros, sino para el conjunto de la
sociedad. La comandante de las FARC-EP, Victoria Sandino,
lo dice en una entrevista a la Revista Semana:
”Por
primera vez, se reconoce en un proceso de paz los derechos de las mujeres y de
la población LGBTI. Y resulta que no entendemos cómo la gente se puede oponer a eso
basándose en mentiras. (…) En absoluto estaríamos dispuestos a excluir el
enfoque de género de los acuerdos. Mal haríamos en sacar del acuerdo un asunto
que vela por los derechos de las mujeres, de la población LGBTI, ¡si es que si
somos más de la mitad de la población!
(…) (excluirlo del Acuerdo Final) sería renunciar a nuestro anhelo por
las reivindicaciones de las mujeres, el respeto a los derechos de la comunidad
LGBTI. Esto es un avance. No es nuestro anhelo y aspiración permitir que se
retroceda. Tenemos la disposición de hablar, aclarar, incluir notas
aclaratorias frente al enfoque que se plantea, pero eso es distinto a que
tengamos que ceder o permitir que se quite de los acuerdos el enfoque de
género. De lo contrario, estaríamos retrocediendo y eso sería tremendo”.
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