Es evidente que la firma del Acuerdo Final que busca poner fin al Conflicto Interno colombiano. Esa búsqueda tiene que producir el resarcimiento de las víctimas. En este resarcimiento juega papel fundamental señalar quiénes son los responsables de los crímenes, además de otras formas de resarcimiento.b
Se han señalado como autores del sufrimiento de los colombianos a los agentes del Estado (militares, narcoparamilitares, agencias políticas estatales), y a las guerrillas insurgentes armadas. Las guerrillas de las FARC-EP han reconocido y explicado que nunca su propósito fue producir algún daño a la población civil y han mostrado su sincero arrepentimiento.
Tenemos que señalar que de las 220.000 víctimas mortales la responsabilidad mayor, más del 85 por ciento, es del Estado mediante las modalidades criminales de las masacres (82 por ciento), ejecuciones extrajudiciales (82,2 por ciento), desapariciones forzosas, (97,7 por ciento) y desplazamiento forzoso, víctimas no mortales (casi el 100 por ciento).
A las guerrillas -en total todas ellas- se les imputa el 18 por ciento de las violaciones, lo cual significa que desglosando la responsabilidad de las FARC-EP es menor. Las FARC-EP han sido consientes con ésta responsabilidad y siempre las ha reconocido y ha enfrentado ante las víctimas.
Ahora bien, en cuanto a la responsabilidad estatal sabemos quiénes son los autores materiales (militares, agentes de organismos de seguridad política). Ellos simplemente obedecían órdenes y tenían que cumplirlas so pretexto de ser enjuiciados por insubordinación y hasta por traición a la patria.
Los determinadores de esas violaciones han sido los comandantes supremos de la Fuerza Pública, es decir, los presidentes que cada 4 años reiteraban su determinación de seguir adelantando la guerra contra el pueblo. También entran en esa responsabilidad, desde luego, todas las administraciones de los Estados Unidos que eran el brazo oculto del Conflicto Interno Colombiano, dizque para defender sus "defender sus intereses", intereses que no eran más que la expoliación de nuestros recursos naturales.
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