José
María Carbonell, Cambio Total.
Naturalmente
que ésta crisis producida por la captura en zona guerrillera del general Alzate
ha evidenciado las verdaderas posiciones que las dos partes –gobierno y
guerrilla- tienen en torno a ese bien supremo de los colombianos, la Paz.
Es
evidente el precio de ser general o soldado en la guerra. Los soldados o
policías son ”desechables” que son suplidos por otra unidad si les ”dan de baja”
ya que el que tiene la plata paga para que se enrolen. Importa cinco centavos
que el enrolado muera, quede con el cuerpo inservible o con secuelas
psicológicas. Pero otra cosa es el valor de un general. Éste ha pasado por
diferentes escuelas de ”formación” –mejor de deformación- hasta llegar a ser ”general”.
Por eso el general ”vale más” que un soldado.
Capturar
un general equivale a ”tocarle el fundillo” a la cúpula de las fuerzas
militares y al estado mismo. Y sabemos que esas ”tocadas” dejan secuelas. En la
”moral de la tropa”, en la confianza interna, hasta en la ”paranoia” que se
apodera de los generales, mirando a lado y lado, por encima del hombro, para
ver si no lo van a ”capturar” o ”secuestrar” llaman ellos. De igual manera, la
paranoia de la tropa en ”zonas rojas”, de orden público será de marca mayor; el
resultado será el accionar militares de las tropas estatales en las zonas de
orden público cada vez más como ”ejército de invasión”, que va arrasando todo
para ”secarle el agua al pez”, la guerrilla.
Esa
pérdida de confianza de las tropas oficiales va inclinando la balanza hacia un
lado, definitivamente. Es lo que podríamos llamar el resultado sobre la ”moral
combativa” de la tropa oficial, sumado a ver que su ”superioridad” al contar
con bombarderos, bombas inteligentes, bombas racimo –que esparce bombas ”quiebra
patas” por doquier-, se diluye y cada día ven una guerrilla que les asesta
golpe aquí, allá y acullá.
Desde
el punto de vista político, la cuestión de las ganancias y pérdidas es más
evidente. Pierde el gobierno por haber ”pateado la Mesa” –iracundo porque le
tocaron las posaderas-, y exigido que ”esas cosas no se hacen”, cuando el mismo
presidente días antes había amenazado de muerte –otra vez!, enésima vez!- a las
FARC y con ella a todo el pueblo colombiano, y practicaba consuetudinariamente su
principio burgués de ”combatir como si estuviéramoss en guerra, y conversar
como si estuviéramos en paz”, en una bipolaridad –esquizofrenia le llaman
algunos-, sabiendo que lo que quedan son los hechos y los hechos van arrojando
más ejecuciones extrajudiciales, más desaparecidos, más masacrados, más
desplazados y robadas sus tierras.
Podrá
el equipo gubernamental ”sacar conclusiones” de ésta crisis? Por lo pronto,
está hablando cosas que no llegan al fondo de la cuestión. Que si ”demostró la
disposición de seguir en la Mesa”, etc, etc. Si la disposición de ”seguir en la
Mesa” a pesar de la realidad de la guerra fue un acuerdo acordado al principio
del proceso, al principio iniciadas las conversaciones hace ya dos años!
No.
De lo que se trata no es en ”irse por las ramas” para alcanzar el tronco del
árbol y poder treparlo, sino mirar el árbol en su conjunto y ”agarrar el toro
por los cachos”. En éstos momentos ”agarrar al toro por los cachos” es
discuitir y acordar un Cesde Bilateral de Fuegos, única y verdadera forma de
acabar con el ”ruido” de la confrontación y cesar en el aumento de víctimas.
Nada más perverso que, inscrito en un proceso de diálogo de Paz, seguir
produciendo víctimas y más victimas, las cuales son sólo de un lado, el pueblo,
el lado que defienden las FARC-EP.
A
la luz de los acontecimientos, todas las ganancias están del lado de las
FARC-EP. Mostró una vez más su madurez en torna al tema de la Paz,
interpretando el sentir del pueblo colombiano. Mostró su poderío militar ya que
la ”captura” del general no pudo ser ”más dulce”, sin disparar un tiro. Mostró
el alto valor que la Paz tiene en el ideario fariano. Evidentemente que también
mostró su sentido humanitario ya que ”un general no gana una guerra”, la ganan
los soldados que son los que le ponen ”el pecho a las balas”.
Nos
asalta la idea que los generales y el
presidente Santos, que tienen ”sangre en el ojo”, ordenarán arreciar la guerra
una vez tengan al general en su poder –qué le pasará al pobrecito?-, o quizá ”darle
de baja” cuando todavía esté en poder de las FARC… Ya sabemos cuán criminales
son.
Tocaría
para redondear, que los delegados gubernamentales tuvieran en cuenta estos
asertos para ir avanzando verdaderamente a un Acuerdo. Deben recordar que en la
Mesa están representadas dos partes. La parte del pueblo representada por las
FARC-EP y la parte oligárquico-imperial representado en los delegados
gubernamentales. Dos visiones políticas contrapuestas que bien pueden llegar a
un Acuerdo favorable para las dos partes para trasladar la confrontación política
del accionar político armado al accionar político desarmado, estableciendo
mecanismos políticos de inclusión de las grandes mayorías del país.
De
todas maneras, el pueblo seguirá en la construcción de la Nueva Colombia sea
cual sea la forma y la vía que la oligarquía escoja.
Publicar un comentario