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La verdad política del Narco-paramilitarsmo en Colombia. Historia conocida e ignorada por los medios oligárquicos

Written By Unknown on martes, septiembre 23, 2014 | martes, septiembre 23, 2014

Cambio Total.

El debate desarrollado por el senador Iván Cepeda contra el narco-paramilitar ex-presidente y ahora senador, Álvaro Uribe Vélez, más conocido como Uribhitler u 82, dicen los analistas burgueses –la mayoría, aclaro- que no les colmó las ”expectativas” porque no sacó a relucir la ”verdad política”.

La historia del narco-paramilitarismo, antes de la década de los 80 del siglo pasado llamado paramilitarismo (recordemos los ”pájaros” y demás especies de ”La Violencia” de los años 50), ha sido investigado y publicado por diferentes analistas alternativos. Su inició en ésta nueva era se da con el secuestro de una de las Ochoa y la conformación del MAS (secuestro adelantado por el M-19 del cual Antonio Navarro era uno de sus dirigentes y hoy viene de ”santurrón” a pontificar en el parlamento), el cual fue hábilmente aprovechado por los militares –Farouk Yanine Díaz en la Brigada de Puerto Boyaca, ciudad que ya adelantaba el paramilitarismo con los Guarín y demás- para la conformación del narco-paramilitarismo.

Se aprovechó las estructuras delincuenciales del narcotráfico que fueron re-organizadas, entrenadas (Yair Klein, entre otros), financiadas (los militares se encargaban de reunir a ganaderos, terratenientes y narcotraficantes pequeños) y apoyadas logísticamente (las fuerzas militares las armaban con armas de largo alcance) en lo que se conoce como el ”Contubernio Impúdico” entre militares, narcotraficantes, ganaderos-terratenientes y clase política.

La verdad política es que desde el Estado se adelantó todo un Plan contrainsurgente que aplicó con toda sevicia el Terrorismo de Estado de la Doctrina de Seguridad Nacional, cuyos orígenes se remontan a 1928 con la conservadora ”Ley Heroica” y a antes de 1964  cuando se lanzó el Ataque a Marquetalia, que dió origen a las FARC.

El gran responsable del Narco-paramilitarismo (es narco porque desde el inicio en ésta nueva fase fue adelantado con las estructuras de mafiosos del Cartel de Medellín y después les permitían impunemente el tráfico de cocaína) es el Estado colombiano que adelantó –y adelanta- el Terrorismo de Estado, y para hacerlo utiliza a cuanto delincuente tiene a la mano (militares delincuentes, narcotraficantes, políticos delincuentes).

Uribe Vélez es apenas uno de los responsables. Si de verdad política se trata tocará empezar por nombrar a los presidentes responsables del Narco-paramilitarismo que desde la Casa de Nariño adelantaron ésta política. Comencemos por Virgilio Barco Vargas (1986-1990) y  sigamos con César Gaviria Trujillo (1990-1994), quien con ”guante de seda” negoció –arrodillado por la violencia desatada por el capo- con el capo narcotraficante cabeza del Cartel de Medellín (ambos son Gaviria, primos?), y lo ”encarceló” en un hotel 5 estrellas, construido por el mismo Escobar y de allí se fugó cuando quiso, en tanto esas estructuras mafiosas adelantaban de la mano de las fuerzas militares el más cuel exterminio contra la Unión Patriótica (U.P.). Gaviria jamás quiso un Acuerdo con la Insurgencia armada y por el contrario ordenó el bombardeo de Casa Verde (sitio de reuniones con las FARC), declarándole nuevamente la guerra al pueblo colombiano y al final de su mandato dejó más de 20.000 asesinados por causas políticas (Unión Patriotica ).

Durante la administración de Ernesto Samper (1994-1998), hoy secretario de Unasur, continúa el baño de sangre, pero éste alcanza su máximo durante la administración de Andrés Pastrana Arango (1998-2002) con más de 30.000 víctimas de violencia política contra el pueblo. Es de significar que las FARC-EP venían de en la administración Samper propinándoles más de 10 golpes contundentes a las fuerzas militares-narcoparamilitares estatales, y Pastrana llama a diálogo a las FARC-EP como una forma de ganar tiempo para adelantar una re-ingenieria de las fuerzas militares, a las cuales se les entregó el plan de guerra llamado Plan Colombia, Plan que quedará como vergüenza para las próximas generaciones de colombianos.

Llega a la presidencia de Colombia un personaje siniestro, de la pura entraña mafiosa, señalado por el gobierno de Estados Unidos con el Número 82, llevado a la presidencia por la oligarquía por la promesa de "vencer a las guerrillas". Su política era una sola, ”guerra, guerra, más guerra”. Y de veras que lo intentó, pero como todos los anteriores presidentes que prometían acabar la Insurgencia armada –nuevas declaratorias de guerra-, Uribe Vélez entregó la Casa de Nariño convertida en un lupanar en donde se realizaban encuentros con mafiosos reconocidos. Aún hoy no alcanzamos a desentrañar el drama humanitario sufrido por los colombianos del pueblo ya que Uribe Vélez hasta a los defensores de derechos humanos declaró objetivo militar y los señalaba y macartizaba en cuanta ocasión se le presentaba.

La élite en el poder, está en deuda con el pueblo colombiano en el reconocimiento de su responsabilidad en el Narco-paramilitarismo. Mas no vale solamente el reconocimiento, sino que es imprescindible adelantar acciones para construir una Nueva Colombia, para que podamos vivir en paz, con justicia social, democracia, libertad, independencia y soberanía nacional.


Eso es lo que intenta el pueblo en la Mesa de La Habana. Allí están enfocados nuestros esfuerzos como pueblo.
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