10.000
prisioneros políticos.
No son
10.000 prisioneros políticos los que hay en el mundo. No. Son en Colombia.
Solamente
en Colombia hay 10.000 presos políticos. Increíble!!
Capturados
no en flagrancia, sino en las llamadas “redadas preventivas”, o sea, detienen a
dirigentes políticos de izquierda, a académicos que investigan la situación
social, a líderes campesinos, y a unos cuantos guerrilleros, sin ninguna prueba
que amerite la detención..
Los “civiles” son acusados de “terrorismo”, de
“auxiliares de la guerrilla”, de “milicianos” –el otro “coco” de las fuerzas
militares-, y viene la Fiscalía y los empapela, es decir, les monta procesos
falsos con falsas pruebas. Como ese que llevaron a un “desmovilizado” al que
nunca se le vió la cara y acusó al acusado de cosas inverosímiles. Al final,
después de 3 años, se cayó el proceso porque se vió que todo era un burdo
montaje.
Esas
“pruebas” –que nada prueban- son la bases de esos procesos montados. Esas
“pruebas” se convierten en verdad a pesar de que son mentira. Una mentira que
suplanta la verdad en los juicios que se adelantan contra todas esas personas
luchadoras sociales. Y así el “pobre encartado” se siente el más miserable de
los mortales porque no puede ni siquiera confiar en la “justicia” de su propio
país, al punto que los mismos jueces, fiscales y guaridas tienen como máxima:
“Aquí se sabe cuando se entra, pero nunca cuando se sale”.
Algunos
salen por la sapiencia de los defensores –abogados de ONG defensoras de
derechos humanos, casi siempre, o de defensores de oficio realmente honestos, y
muy poco por abogados pagos porque los detenidos “no tienen ni en ónde caerse
muertos”-, o por esos “milagros” de Tribunales que se avergüenzan de lo que
hacen los militares, policías y la fiscalía. El que sale, sale con una tremenda
carga de responsabilidad con los compañeros de prisión que quedan todavía en
las garras de la corrupta “guardia”, verdaderos delincuentes que todo lo tienen
tasado en un precio, hasta ellos mismos tienen un precio.
Otros
mueren en el penal por falta de atención médica, mientras los directores de las
prisiones aceleran las visitas al médico de los “prisioneros de cuello blanco”,
o sea, los narco-para-políticos, los desfacaldores del estado y de los ahorros
de los colombianos. Esos sí salen 4 y más veces al mes, porque en cada ida le
llega la coima al director y a la “guardia”, además de suntuosas comidas en
restaurantes costosos y, si está de buenas, hasta un porción de “pierna asada”
le tocará si al preso le es permitido ir en cada visita ir a satisfacer sus
necesidades libidinosas.
Las
cárceles son un reflejo del país. Una cárcel es el resumidero de lo más
asquiento de la sociedad. Allí están violadores, asesinos, atracadores, etc. El
subproducto de la delincuencia común. La lucha de los prisioneros políticos ha
conseguido que ellos estén en pabellones especializados con sus iguales,
prisioneros políticos los otros también. Mas en la mayoría de las cárceles todo
está revuelto con todo y la máxima deshonra es rebajar a un transformador
social en un delincuente común, desechable subproducto de la sociedad burguesa.
Mas la “guardia” y sus directores son también otros delincuentes.
Debemos
recordar que “el oro a pesar de estar en el pantano nunca deja de ser oro”.
Cada compañero que le arranquemos a la “guardia” corrompida y corruptora –los
verdugos del sistema judicial- es un compañero que vuelve a ocupar el sitial
que merece como luchador social, como revolucionario.
Son 10.000
prisioneros políticos en Colombia que merecen nuestra solidaridad de clase, de
revolucionarios, de humanistas, como demócratas.
alp.
Publicar un comentario