La politica
colombiana siempre ha estado llena de eufemismos oligárquicos. Siempre tratan de esconder sus verdaderas
intenciones camuflándose con “piel de ovejas” y se presentan o tratan de presentarse con
nombres “inofensivos” o engañosos. Cada candidato esconde en nombres traídos de
los cabellos –a veces rimbombantes como ese de “Bienvenidos al futuro”-, y
ninguno se presenta como realmente es.
Recordemos
no más el MRL de López Michelsen que de “revolucionario” no tenía nada y era
solamente una estratagema para volver al partido liberal a ser nominado
candidato presidencial y posteriormente presidente, único y verdadero objetivo
del tal movimiento. Y el pueblo? En el olvido y el haber sido “revolucionario”
no fue óbice para asesinar más de 1.000 colombianos en el Paro Civico Nacional
solamente en Bogotá. Qué tenía de “revolucionario” un movimiento que apenas lo
restituyeron en la dirección del Partido Liberal se olvido de lo “revolucionario”
y del objeto de toda revolución, el pueblo?
Y así han
sido todos. Pastrana Borrero tuvo su “Frente Social, Objetivo el
Pueblo” y lo que no tuvo jamás fue pueblo. César Gaviria tuvo su “el revolcón
pacífico” y “Bienvenidos al futuro” con “Apertura Económica”, y las
consecuencias están a la vista: implantación del neoliberalismo y ley 100. Ernesto Samper tuvo su “Salto Social”. Andrés
Pastrana su “Cambio para construir la Paz” y anegó al país en una violencia
militar-narcoparamilitar sin parangón, al punto que tiene la marca de más asesiandos en cuatro años.
Uribhitler tuvo
su “Hacia un Estado comunitario” a través de su “partido de la U”, verdadera
colcha de retazos de los más corruptos clientelistas de los partidos
tradicionales liberal y conservador, que por un puesto –como en efecto sucedió
apenas Santos fue elegido- cambiaban todo su ideario. Si acaso el único Dios
verdadero sea realmente el neo-liberalismo que practican a ultranza.
Juan Manuel
Santos no podía ser la excepción. Elegido bajo la sombra fatídica y asesina del
narco-paramilitar Uribhitler, no tuvo empacho en patearlo y con cajas
destempladas “creó” su propia visión. Visión que en realidad se diferencia en
nada con Uribhitler pues sigue aplicando todas las recetas diseñadas por el amo
del norte.
Para su
segundo período, cuando el pueblo lo votó más por el miedo del regreso a la “Casa
de Nari” del narco-paramilitar Uribhitler que por sus propuestas políticas, y
cuando ese pueblo que lo votó tenía –y tiene- la falsa creencia de que Santos
sí le está postando a la Paz, ante la posibilidad de no alcanzar ningún Acuerdo
total –sólo se han firmado acuerdos parciales que no atacan las causas que
originaron el confllicto interno en su totalidad-, se inventa el embeleco de la
“Tercera vía”, tercera vía que no es
más que un vulgar remedo de la
social-democracia, la cual ha demostrado suficientemente en los años de
historia que ha vivido, que al derrumbarse el modelo socialista burocrático se
acababa su razón de ser, y por ello el desmonte del “estado de bienestar social”
como en efecto está sucediendo, por ejemplo, en los países europeaos, de la
mano de los sectores más conservadores de las oligarquías nacionales.
Definitivamente
los colombianos como que siempre llegamos tarde a la vida política –por cuenta
de la oligarquía- y siempre nos llegan los anuncios de una “Tercera Vía”, a
destiempo y sin un ideario real. Esos anuncios de Cartagena no son más que
tratar de adaptarle la piel de una oveja a un lobo sanguinario, porque lo demás
todo es igual. La “Tercera Vía” adopta totalmente el modelo neo-liberal del
capitalismo imperialista diseñado por los ideólogos del imperio del norte, y aplica
gustosamente el Terrorismo de Estado de la DSN, el cual ha producido más de
966.000 víctimas mortales y más de 5,7 millones de desplazados forzosos
despojados de sus tierras.
La “Tercera
Vía” se convierte en un nuevo engaño para el pueblo y en un intento –uno nuevo-
del presidente Santos por aparecer como de “avanzada”. Mas los hechos, los
hechos que son los que valen en política, siguen brillando por su ausencia en
las realizaciones de éste gobierno. Siguen los asesinatos de líderes populares,
siguen las desapariciones, siguen las masacres, siguen los “falsos positivos” o
ejecuciones extrajudiciales, y sigue, como no, la entrega de nuestros recursos
nacionales a las Multinacionales imperialistas y, por ende, la entrega de
nuestra soberanía.
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