No pocos colombianos estiman la creación de empleo de calidad como el principal reto económico de Juan Manuel Santos para su segundo período presidencial. Se trata del empleo formal, con salarios razonables y con prestaciones sociales sostenibles ambos en el tiempo.
Por: Hernán González Rodríguez, El Espectador
Según el poco confiable Dane, el desempleo en Colombia bajó al 8,8% en mayo pasado, cifra que todavía resulta ser elevada frente al 5,7% del promedio latinoamericano. La mitad, sí la mitad, de los colombianos que laboran en las 13 principales ciudades son informales. Al incluir todo el país se aumenta el porcentaje de informales. El desempleo juvenil promedio ronda el 20%. Pero estudios serios elevan al 50% el desempleo juvenil en los barrios marginados de nuestras grandes ciudades.
Tomemos nota de que en países como Alemania está desempleado hoy el 35% de sus jóvenes, a pesar de contar estos con una educación excepcional. La automatización de procesos y la recesión de la economía figuran entre las causas de esta realidad universal.
Tomemos nota de que en países como Alemania está desempleado hoy el 35% de sus jóvenes, a pesar de contar estos con una educación excepcional. La automatización de procesos y la recesión de la economía figuran entre las causas de esta realidad universal.
Con el fin de analizar el récord mundial impuesto por el presidente Santos en la creación de empleos formales, asumo en ‘trescientos millones de pesos la inversión inicial mínima requerida por cada puesto de trabajo formal que se cree’. Inversiones iniciales menores por cada empleo sí existen; pero son para los trabajadores por cuenta propia y, por lo general, son informales.
Cuando el presidente Santos completó 3,5 años de su mandato, le informó al país que durante dicho lapso había creado 2,5 millones de empleos, o sea, promedió, para simplificar, un poco más de 700.000 nuevos puestos por año.
Ahora bien, al multiplicar los $300 millones de inversión inicial mínima para cada nuevo puesto por los 700.000 creados, resultan inversiones iniciales anuales cercanas a los $210 billones; esto es, no menos del exagerado 32% del PIB anual de Colombia en 2013 se capitalizó en el milagro de Santos. Y si la realidad se aproximara a esta increíble capitalización, admitamos que alguna parte de ella se justificó para la modernización, la automatización, sacrificando mano de obra. No me opongo a la automatización, porque equivale a oponerse a la industrialización.
Finalmente, una de dos, los 2,5 millones son falsos o se crearon empleos informales a granel y algunos ridículos como los sin remuneración del Dane. La falsedad se refuerza tras considerar el entorno económico del gobierno de Santos durante los 3,5 años con revaluación del peso, desindustrialización, quiebra del agro, auge del contrabando y aplazamiento de las obras de infraestructura, entorno adverso a la creación de empleo.
Para crear empleos con las condiciones arriba mencionadas, apremia colocarle un piso a la tasa de cambio, que sea móvil, ascendente, comenzando en $2.000 por dólar, para poder exportarles a los Tratados de Libre Comercio y para defender a la par el empleo que genera la producción nacional. La Junta Directiva del Emisor como que acepta esta idea, siempre y cuando el Gobierno y el ministro Mauricio Cárdenas Santamaría le pongan orden a sus despilfarros y endeudamientos.
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