El militarismo ha jugado un nefasto papel en la vida de los países latínoamericanos. Ellos han sido sustento de las más aberrantes atrocidades cometidas contra sus pueblos. De ellos se han valido las oligarquías nativas y el Imperio para adelantar todos los planes cocinados en los centros de poder imperiales.
Es de recordar que en Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, los militares se inmiscuyeron en esferas que no eran - no son- de su competencia, ni para lo que fueron creadas por el Estado. Adelantaron entonces planes militares como el Plan Cóndor, y otros, para agredir a sus propios pueblos dándoles el tratamiento de "enemigos internos", bajo la excusa maquiavélica de combatir el "comunismo".
En otros países, el militarismo fue usado para adelantar la "guerra fría" contra el comunismo y como en el caso de Colombia para convertir ese país en un laboratorio de guerra contrainsurgente con el denominado Plan LASO (Latin Ameican Security Operation), desatando un conflicto interno que llega hasta hoy. Los sufrimientos del pueblo Colombiano nunca han sido totalmente dimensionados, pero
Los militaristas han recibido sanciones ejemplarizantes en el Cono Sur, por ejemplo, en Colombia por el contrario, se han convertido en una "clase intocable" incluso para sus mismos creadores. Si acaso, los llaman a "calificar servicios". Por qué esa diferencia?
Porque en Colombia la oligarquía sabe que no puede gobernar si no cuenta con el apoyo de los militares -que no es lo mismo que militaristas-, además de que esos militaristas los han involucrado en los más sórdidos negocios. Hasta el punto que hoy, de la mano de los militaristas -de civil y de uniforme-, los militares son una de las instituciones más aborrecidas por los Colombianos. El tratamiento recibido por campesinos y clases populares les ha granjeado la antipatía de esos sectores y al considerarlos "enemigos internos" cometen toda clase de tropelías contra personas inocentes, desarmados, por el simple hecho de ser campesinos o indígenas o del pueblo.
Por estos días vemos todavía a los militaristas de civil -el narco-paramilitar ex presidente, Facho Santos, Ladroño, Ordóñez, y toda la troglodita, así como híbridos como el Mindefensa Pinzón- quienes al igual que los militaristas de uniforme les ofrecen a los militares todas las prebendas que les niegan a los colombianos del común y creen poderlos comprar con frases altisonantes, como resaltar el "valor de los soldaditos de la patria" quienes "exponen sus vidas y no reciben reconocimiento", olvidando que fueron precisamente esos ofrecimientos la causa de los "falsos positivos" o ejecuciones extrajudiciales.
Pretenden convertir a los militares en cuña contra el proceso de paz, olvidando también que los más grandes beneficiados de la Paz son precisamente los militares, quienes no tendrían que andar arriesgando el pellejo para defender las fincas de terratenientes como Uribhitler y Facho Santos, que en cada acción que adelantan se enriquecen a costa del sacrificio de colombianos buenos. Y ni que decir de los ricos de siempre, los Sarmientos Ángulos, los Santodomingos, los Ardila Lulle y demás personajitos que se enriquecen a costa de la sangre del pueblo
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