Por Daniel Coronell Revista Semana.
OPINIÓN. El ‘gana-gana’ es bastante particular porque los campesinos dueños de la tierra asumen todo el riesgo del negocio.
Foto: Jhon Calson
Algo
va de la propaganda a la realidad. Hoy hablaremos del contraste entre
un marco teórico y un marco real. El marco real se llama Marco Antonio
Rodríguez Peña y es un pequeño propietario de tierra en Santander. El
marco teórico sostiene que la agroindustria genera progreso y
prosperidad para
todos, en contraste con el minifundio que solo deja pobreza y frustración.
La
empresa Indupalma se ha dedicado por años a lo que ellos llaman
“ampliar la frontera palmera de Colombia”. Con un ahínco parecido al de
los misioneros, Indupalma ha esparcido su evangelio palmicultor por
varias regiones del país y ha ganado millones promoviendo la palma como
la fe verdadera.
Uno de los videos con los que
esa empresa se promociona muestra una de sus formas de redención. Los
pequeños dueños de tierra ahora son invitados a “pensar en grande”. En
el video aparece el testimonio de un Juan Crisóstomo Mesa que cuenta
cómo empezó a hacer parte de este grupo de redimidos.
Don
Juan narra inicialmente cómo unos vecinos llegaron a convencerlo de
meterse en el negocio de la palma: “Dijeron que eso era como una pensión
para uno”. En seguida cuenta que él tuvo que endeudarse para entrar en
el próspero esquema: “Hicimos un préstamo para Indupalma con las
escrituras de nuestra tierra y ella como socio nos ofreció los colinos”.
El
resultado no se parece mucho a la pensión de la que le habían hablado a
don Juan Crisóstomo. Él cuenta que ahora “Indupalma me paga un jornal
para cuidar mis palmas”. (Ver video Propaganda Indupalma 2)
Marco
Antonio Rodríguez Peña, en cambio, no quiere pasar de propietario a
jornalero. Para él, Indupalma está implementando un esquema ventajista
frente a los campesinos que ahora son más pobres que antes y quiere
hacerle pagar con nuevos créditos los errores de planeación de la
compañía palmera.
Marco Antonio es uno de los
38 propietarios de las fértiles tierras de Sabana de Torres a los que
Indupalma convenció de dejar los cultivos comestibles, las vacas y las
gallinas, para asociarse con ellos y dedicarse a una actividad
‘gana-gana’: crear una cooperativa y juntar sus 1.300 hectáreas para
sembrar palma de aceite y convertirse en ‘empresarios’ y ‘socios
estratégicos’ del gigante palmero.
Por su parte Indupalma les vende las plántulas para empezar la plantación y se convierte en el ‘operador logístico’.
El
‘gana-gana’ es bastante particular porque los dueños de la tierra
asumen todo el riesgo del negocio. Ellos respaldan el endeudamiento del
proyecto con los títulos de sus propiedades. Mientras tanto el ‘operador
logístico’, alias Indupalma, se paga por la derecha sus servicios y
traslada el precio de cualquier error a los campesinos.
El
riesgo es de los ‘socios estratégicos’ (los campesinos); los ingresos
del ‘operador logístico’ (Indupalma) en ningún caso se afectan.
Don
Marco Antonio escribió una larga y razonada carta a Indupalma
explicando la evidente ‘ley del embudo’ que gobierna el contrato entre
la palmera y sus ‘socios estratégicos’.
Indupalma
argumenta que el capital de los antiguos pequeños propietarios ha
aumentado porque –pese a las deudas– ahora son dueños de una parte de
una plantación y no de un simple pedazo de tierra.
Don
Marco señala: “¿Será que ese campesino que antes vivía de sus vacas, la
leche y sus gallinas, podrá llegar a la tienda del pueblo y con solo
decir que ha duplicado su capital por ser palmero, inmediatamente le dan
una libra de lentejas, una cebolla y un frasco de aceite?”. (Ver carta a Indupalma.jpg)
En
una reunión de Indupalma con esos mismos campesinos para hablar de
estos temas, uno de ellos exclamó: “Tenemos dos veces hipotecada la
finca y nos manda el doctor Lizarralde a buscar otro crédito para
comer”. (Ver video reunión Indupalma 1)
El doctor Lizarralde, quien luce muy enfadado con los ‘socios estratégicos’, (ver video reunión Indupalma 2)
alega: “Ustedes pueden decirle al banco présteme a tanto tiempo y de
una manera inteligente (…) ¿Parte del préstamo lo pueden utilizar para
qué? Pues precisamente para eso que están diciendo, para sobrevivir y al
mismo tiempo pagar”. (Ver video reunión Indupalma 3)
Hasta
hace unos días el doctor Lizarralde promovía el ‘gana-gana’ como
gerente de Indupalma. Ahora es el ministro de Agricultura.
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