Allende La Paz, Cambio Total.
Los colombianos
no creemos en la « justicia » burguesa. No creemos por dos razones.
Una, porque ella responde a los intereses de la clase que está en el poder, la
oligarquía, y por ello decimos que « la justicia es para los de ruana ».
Otra, porque la « justicia » es parte de eso que llaman « Estado »
y el estado es un aparato de coerción y represión de unas clases por otra. Así
de sencillo.
En Colombia los
ejemplos son muchos. A los ricos las sentencias son dictadas « al calor »
del fajo de billetes queentre a los bolsillos de los jueces. Así hemos tenido
sentencias « absolutorias » o « retrasos » imperdonables de
20, 30 años, en los cuales el « sentenciado » se da la gran vida. Un
ejemplo ? El de Santiago Uribe, por ejemplo. Más de 25 años de denunciados
los más de 50 asesinatos de la banda narco-paramilitar « Los Doce
Apóstoles », de la cual hacia parte Santiago Uribe, y sólo hasta ahora
tiene la « justicia » pruebas que comprometen a ese individuo, y no
logradas precisamente por la « justicia » !
O como el caso
del genocidio de la Unión Patriótica (U.P.). Sólo hasta ahora se vino a
condenar al determinador intelectual de las Masacres de Segovia, César Pérez García,
y mientras tanto el hombre vivió a sus « anchas panchas », hizó
negocios y hasta creó una universidad desde la cual le metió « la mano en
la boca » a casi todo el mundo.
Mas hay crímenes
en los cuales las « autoridades » no hacen nada porque son realizados
por « propios » funcionarios estatales. Empiezan a moverse cuando el
caso o los casos son tan escandalosos y superan la barrera de lo permitido por
la propia ley burguesa, y ahí empieza la « investigación », la cual
la mayoría de las veces no conduce a nada. Recordemos que la impunidad en
Colombia ronda el 90% de losdelitos cometidos.
Como decía el
inmolado Eduardo Umaña Mendoza, « el sistema sabe cómo y dónde ubica la
represión. Hay muchas personas presionadas en el anonimato, que son algunos
dirigentes, sobre todo de sectores campesinos y urbanos, que los matan, o los
desplazan, o los desaparecen, y la gente ni siquiera se informa de eso. Incluso
sabe que hay hechos que no se pueden ocultar, noticias que no pueden ocultar,
que terminan trascendiendo. Ahí, el Estado es tan inteligente que asume e
institucionaliza esos casos, los procesa y tabula el mismo Estado (…).
Entonces: el Estado investiga la muerte, administra justicia para los probables
autores de la muerte, absuelve, y continúa de nuevo cometiendo todo. Es decir,
tiene en su poder todas las etapas del control social en el proceso criminal ».
( Gracias por no doblegarte, papá !)
El estado,
convertido en « investigador » (fiscalía, CTI, etc), « juez » y « parte » condena o no a sus propios agentes
que cumpliendo órdenes de las altas esferas del poder cometen « delitos »
en el ejercicio de sus funciones. No es que sea malo que un congresista sea
narco-paramilitar sino que se deje « agarrar » y aún así que « voten
los proyectos antes de que los envíen a la cárcel », según máxima del
narco-paramilitar ex presidente Uribhitler cuando tenía aposentadas sus
asquerosas posaderas en el palacio de Nariño. Mientras los determinadores de
los delitos se amparan en la « impunidad » que les brinda el ser « presidente »
o « congresista », o el « fajo de billletes » para pagar su
absolución.
Por ello, no le
creemos a la « justicia » colombiana, máxime cuando en las cárceles
se pudren casi 8.000 prisioneros políticos y miles de presos « comunes »
más esperando sentencia. Ahí entonces entendemos –mas no justificamos- esa
impunidad rampante en los más de 500.000 asesinatos cometidos por el Terrorismo
de Estado cuya responsabilidad reacae directamente en ellos en el 83% de las
masacres, en el 83,2% de las ejecuciones extrajudiciales o asesinatos
selectivos,y en 97,7% de los desaparecidos. (Ver: El costo de la Paz ).
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