Por Daniel CoronellRevista Semana.
OPINIÓN. Escribe Néstor Humberto que el gobierno o la Procuraduría podrán anular las operaciones que acumulen baldíos “siempre que estén registrados en los folios de matrícula con su respectiva restricción”. O sea que si no figura en los papeles, es legal.
Un
proyecto de ley para sanear la ilegal apropiación de antiguos baldíos
será presentado por el gobierno al congreso. El redactor principal del
proyecto no es un funcionario sino el abogado Néstor Humberto Martínez.
Tengo un documento que prueba las modificaciones que le ha hecho el
doctor Mart
ínez a la futura ley y que favorecen las tesis de los llamados “tenedores de buena fe”.
Entre esos “tenedores” hay empresas como Riopaila-Castilla, Cargill y La Fazenda.
Riopaila-Castilla
se apoderó de 40 mil hectáreas de antiguos baldíos a través de una
cuestionada maniobra que incluía creación de empresas de papel en
Colombia que compraban tierras hasta el límite legal con dineros
prestados por Riopaila. Después, esas sociedades de papel –pero con
tierra- fueron vendidas por el precio de su deuda a cinco compañías
españolas pertenecientes a un solo fondo de Luxemburgo, cuyo dueño
resulto ser el mismo Riopaila-Castilla.
Al final, juntando todos los pedazos de tierra, el ingenio armó una enorme plantación en el Vichada (ver vínculo).
El
autor de la “estrategia jurídica sofisticada” es el abogado Francisco
Uribe Noguera de la firma Brigard y Urrutia, quien en entrevista con la
revista Semana justificó su plan.
Esa
entrevista está convirtiéndose en uno de los pilares del proyecto de
ley, con el siempre inteligente concurso de Néstor Humberto Martínez,
cuya habilidad con la lengua y con la pluma nadie discute.
Los
usuarios de semana.com pueden ver el documento completo en pdf. Las
enmiendas hechas por Néstor Humberto están en color verde, las rojas y
azules corresponden a funcionarios del ministerio de agricultura y de la
presidencia. (Ver Proyecto Tierras)
Entre
los aportes de Néstor Humberto Martínez saltan a la vista algunos que
coinciden -portentosamente- con las tesis de su colega Francisco Uribe
Noguera.
Escribe Néstor Humberto que el
gobierno o la procuraduría podrán emprender acciones para anular las
operaciones que acumulen antiguos baldíos “siempre y cuando se
encuentren registrados en los folios de matrícula inmobiliaria con su
respectiva restricción”. (Ver página12proyecto)
Esto quiere decir que si la restricción no figura en los papeles, la operación tendrá que considerarse legal.
Coincidencialmente
en su entrevista con Semana, el doctor Uribe Noguera había defendido el
mismo argumento en la acumulación de tierras baldías por parte de
Riopaila: “para que sea ilegal comprarlas se necesita que esa
prohibición sea de conocimiento público, por lo cual tendría que estar
registrada en la resolución de adjudicación y en el certificado de
tradición y libertad. Nosotros obviamente no compramos ninguna tierra
cuyos títulos expresarán esa limitación”. (Ver entrevista Semana1)
El
gobierno también acude a socorrer al autor de la estrategia jurídica
sofisticada. El abogado Uribe Noguera sostuvo en su entrevista con
Semana que “los baldíos anteriores a 1994 no entran en la categoría de
la prohibición”. (Ver entrevistaSemana2)
El
gobierno -en color rojo en el proyecto- busca determinar que “Las
prohibiciones y limitaciones contenidas en la Ley 160 de 1994 solo son
aplicables en los términos de esa ley a los predios baldíos que hubieran
sido adjudicados a partir del 5 de agosto de 1994”. (Ver página 11proyecto1)
Para
acabar de lavar en agua lustral la maniobra de Riopaila-Castilla -que
el ministro de agricultura calificaba como ilegal hasta hace unas
semanas- el proyecto quiere establecer que “dichos predios no tienen
limitación o prohibición alguna para transferir la propiedad y
constituir otros derechos reales”. (Ver página 11proyecto2)
Bajo
la misma tesis se legalizarán las operaciones de familiares y
prestanombres de Víctor Carranza que permitieron la conformación de ‘La
Fazenda’ y ‘La Hacienda El Porvenir’.
Si el proyecto se convierte en ley, todos ellos serán “tenedores de buena fe”.
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