Por José Antonio Gutiérrez D.
El gobierno de Juan
Manuel Santos ha demostrado que, a veces, sí cumple con su palabra.
Puede ser que el gobierno mienta cuando firma acuerdos con las
organizaciones populares, que no cumpla sus compromisos con los
trabajadores, que se burle de las necesidades de los más postergados.
Pero cuando se trata de reprimir y meter plomo al pueblo, ahí sí que
cumple siempre con sus amenazas. Santos prometió violencia contra
quienes protestaran en las vías y ha cumplido.
En el Valle del
Cauca, como en el resto del país, la represión ha sido feroz. Los
campesinos denuncian que, mientras se realizaba el bloqueo de la vía San
Pedro-Tulua, congregando a unos 2.800 campesinos, cafeteros, lecheros y
mineros a la altura de Chambimbal, llegó la fuerza pública a disipar la
manifestación con violencia desmedida. Los campesinos defendieron su
espacio, hasta que se metió el ejército por las lomas que conducen a
Buga, donde se encontraban fundamentalmente menores de edad, mujeres y
ancianos (los jóvenes estaban ocupando la carretera). Dispararon con
fusiles de asalto indiscriminadamente a los campesinos, les bombardearon
con gases, con los resultados de un herido grave, herido de bala,
compañero Alejandro Vargas Niño, un muchachito de 17 años (nacido
en 1996), habitante del corregimiento de Venus, Tulua. También hay 40
detenidos, que fueron llevados a Buga, donde siguiendo con el proceso
judicial están siendo pasados a instancias de la Fiscalía. Una situación
de extrema gravedad consiste en que las personas de la comisión de
derechos humanos que bajaron al herido a la ambulancia, fueron
inmediatamente judicializados y capturados por la fuerza pública.
José Orlando Gómez
, presidente de la junta directiva departamental de la Asociación de
Trabajadores Campesinos del Valle del Cauca (ASTRACAVA), nos relata la
situación por la cual, pese a las amenazas, los campesinos del Valle
decidieron salir a protestar:
“Los diferente sectores del
campo en el Valle del Cauca nos vimos forzados a usar vías de hecho para
exigir nuestros derechos constitucionales, porque el campo en Colombia
está olvidado, marginado… estamos exigiéndole al Estado cosas que son
necesidades básicas y que se renegocien los TLCs que han perjudicado la
producción agropecuaria. No estamos en condiciones de competir con
países que tienen subsidios agrícolas, eso lo sabe todo el mundo. Los
campesinos somos el 30% de los 47 millones de colombianos. Nosotros
producimos el 53% de la comida del país y mire la importancia que nos
están dando, que nos ignoran en lugar de velar por nuestra soberanía
alimentaria. El 70% de las tierras de este país están en manos del 0,4%
de los propietarios y no se hace nada, se habla mucho, pero no se hace
nada. Nos dicen no protesten, quédense quietos, pero nuestra situación
es terrible, nos obliga a tomar vías de hecho… los niveles de pobreza
del campesinado en Colombia son abrumadores, de ese 30% de colombianos
que somos del campo, el 56% estamos en un nivel de pobreza. Nos dicen
que podemos protestar pero sin salir a la calle, pero cómo hacemos que
el gobierno nos escuche, que se siente con nosotros a negociar
condiciones mínimas para satisfacer necesidades básicas de vida digna.
Nosotros presentamos un pliego de peticiones a las autoridades,
estábamos buscando dialogar antes de recurrir a las vías de hecho,
queríamos llegar a un acuerdo, pero no ha habido contestación, nos han
ignorado, entonces la única medida es salir a la calle. En lugar de
diálogo, tenemos como respuesta una represión feroz”.
Consultado sobre la aplicación de la Ley de Seguridad Ciudadana, con la
que Santos amenaza a la protesta campesina, nos dice el dirigente de
ASTRACAVA que “estamos en un país donde no podemos ejercer nuestro
derecho constitucional a la protesta. Se sabe que todas las reformas
constitucionales hechas por Santos han sido para ejercer una fuerza
desmedida contra los movimientos sociales que se vienen gestando en
Colombia y que crecen, porque crece el descontento y la conciencia del
pueblo”.
En estos momentos, los campesinos se encuentran refugiados en un estadio por miedo a la violencia estatal.
“En el Valle”, prosigue el dirigente campesino, “nos
quitan de la vía por la fuerza y el miedo, nos disparan desde los
cerros, con gases, entonces por seguridad estamos resguardados en un
estadio, para resguardar nuestra integridad física. La lectura de la
situación es que nos ponemos en riesgo si salimos de acá hacia las vías.
No queremos ser mártires, sino que tenemos que pensar con la cabeza
fría, este es un evento político, y estamos dejando constancia de
nuestro descontento. Tenemos que ver la manera de seguir con la presión
hasta que se nos escuche”.
Por lo pronto, ya estamos al
tanto que lo único que se le puede creer a Santos, son sus amenazas y
sus promesas de usar la fuerza bruta contra los más vulnerables. Lo
demás, son mentiras. Puras mentiras.
(*) José Antonio Gutiérrez D. es militante libertario
residente en Irlanda, donde participa en los movimientos de solidaridad
con América Latina y Colombia, colaborador de la revista CEPA (Colombia) y El Ciudadano (Chile), así como del sitio web internacional www.anarkismo.net. Autor de "Problemas e Possibilidades do Anarquismo" (en portugués, Faisca ed., 2011) y coordinador del libro "Orígenes Libertarios del Primero de Mayo en América Latina" (Quimantú ed. 2010).
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Paro Nacional Agrario y Popular Violenta represión en Chambimbal (Valle del Cauca): un herido grave y 40 detenidos
Written By Unknown on martes, agosto 20, 2013 | martes, agosto 20, 2013
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