Allende La Paz, Cambio
Total.
« Hasta
que el gobierno no venga a negociar, seguirá el paro », sentencian los
mineros en paro en el Chocó, ese Chocó que ha padecido durante siglos el olvido
secular del gobierno centralista colombiano.
«Si nos quitan la
tierra nos vamos pa´la guerra », rematan con la conciencia de quien ha
tomado una decisión largamente pensada. Esa es la verdadera razón del conflicto
interno colombiano. Siglos de despojo han cerrado las posibilidades de los
campesinos colombianos de tener una vida digna. En otros países la
resumen de otra manera, « sin trabajo no hay pan ».
En tanto, el
gobierno nacional responde de la única manera que saben : represión.
Criminalizan a César Jerez líder del Catatumbo. Miente tratando de desactivar
la protesta del Chocó. Dispara y asesina a los campesinos del Catatumbo y a los
mineros artesanales. Envía comisiones sin ningún poder decisorio y queda con « el
culo pelado » cuando su propio vice dice que tiene que pedir autorización
a JM Santos. Y el colmo, los represores
robotizados de ESMAD atacan al equipo periodístico de la Agencia de Prensa
Rural en muestra de la “libertad de prensa” propagandizada por JM Santos.
Como si eso fuera
poco, ahora los líderes de la protesta, dice el gobierno –al igual que los comandantes de las FARC hace
unos meses-, se encuentran « en Venezuela », a buen recaudo porque
los organismos secretos los buscan para matarlos ; y hasta tienen montadas
clínicas móviles para los campesinos heridos, atendidas por los médicos cubanos
que le llevan salud a los venezolanos, en un intento descabellado de « salirse
por la tangente » e involucrar al « odiado » país hermano de
Chávez.
Además, patea a
la ONU y su delegada, que con una inmensa diplomacia le dice que Colombia tiene
« muchos retos que enfrentar ». Uno de ellos, claro está, las
sanciones a que se haría acreedor el gobierno colombiano de seguir como va.
Claro que ellos siempre quieren « salirse por la tangente » en
materia de derechos humanos y los Informes que año tras año publica la ONU
sobre Colombia.
500.000 víctimas no son cualquier cifra, además 75.000
desaparecidos, más de 4.000 masacres, incontables ejecuciones extrajudiciales –sólo
en el período de JM Santos como MinDefensa hubo 3.500 casos-, y 6,7 millones de
desplazados forzados que ubica a Colombia en el primer lugar del mundo en
producción de desplazados, política agenciada desde el Estado para apropiarse –despojar-
la tierra a los campesinos e indígenas, más de 6,5 millones de hectáreas.
Apenas comienzan
las primeras de cambio y ya el gobierno « peló el cobre ». Mas los
campesinos y mineros ya le respondieron : «Si nos quitan la tierra nos
vamos pa´la guerra ». Así las cosas, parecería que naufragan el proceso de
Paz de La Habana, la re-elección y los deseos de los colombianos del respeto de
sus derechos humanos y laborales.
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