[Cambio
Total].
El abandono
del Estado colombiano con las regiones campesinas ha sido la constante histórica
de la vida nacional. Del campo se han acordado -y se acuerdan- para adelantar
la única política que adelanta el estado en esas regiones. La guerra y tras de ella, el despojo para
adelantar los megaproyectos neoliberales que están moda : acumulación de tierras,
ganadería extensiva, cultivos de palma africana para producir biocombustibles,
minería, etc.
La migración del
campesinado y los indígenas ha significado que la tierra se concentre en pocas
manos, es decir, el 0,44% de los propietarios acaparan el 52% de las tierras.
El despojo del campesinado ha producido los cinturones de miseria en las
grandes ciudades. Los « barrios populares » -como el Simón Bolívar de
Bogotá o las « Comunas » de Medellín- van precarizando la vida en las
ciudades y esos expulsados de sus tierras se convierten en el caldo de cultivo
del crecimiento exponencial de la pobreza. Así, en « círculo vicioso ».
Ya lo dijo un
miembro del PNUD. La pobreza en Colombia es hereditaria, como hereditaria son
la riqueza y el poder (Santos nieto de Santos, Pastrana hijo de Pastrana, Galán
hijo de Galán, Vives hijo y nieto de Vives, etc, etc). El poder produce riqueza
por la corrupción campante y se ejerce de manera violenta para satisfacer los
intereses de los ricos (oligarcas, terratenientes, ganaderos, narcotraficantes,
etc). 300.000 víctimas y 2 millones de desplazados produjo la llamada « Violencia »
de los años 50. En el nuevo ciclo de violencia desde 1964 se han producido
500.000 víctimas y más de 6 millones de desplazados forzados.
Por esta razón,
cada tanto se producen manifestaciones de los campesinos y los indígenas
exigiendo sus derechos contra la desidia oficial. Debemos recordar las Marchas
Campesinas de los años 70 y 80. No debemos olvidar la « Minga »
indígena del Cauca. Solo para citar dos ejemplos. El año pasado se registraron
en Colombia 1.142 manifestaciones; en 2012 fueron más de 1.573. El campo
colombiano está regado de sangre inocente por los asesinados por el Terrorismo
de Estado de la Doctrina de Seguridad Nacional. Mas ello no ha sido óbice para
continuar en la lucha.
Los campesinos e
indígenas siguen exigiéndoles al Estado la satisfacción de sus necesidades
básicas primarias y secundarias. De mil y una formas. Así como el estado
utiliza todas las « formas de lucha », es decir, promesas, represión,
terrorismo de Estado, compra de conciencias, etc, así el puebo ha aprendido a
desarrollar sus « formas de lucha de masas », o sea, Marchas
campesinas, Minga indígenas (32 en 2011), Paros de Corteros de Caña, bloqueos
de carreteras paramericanas, tomas pacífica de pueblos y ciudades, y un sinfin
de formas que demuestra la inventiva popular.
Esas formas de lucha
son la explosión de las masas campesinas e indiígenas frente a la desidida
oficial. Explosión que amenaza extenderse a todo el país. Antier fueron la
Marchas campesinas. Ayer la « Minga » indígena y los paros de los
Corteros de Caña. Hoy son nuevamente las Marchas campesinas. Que comenzaron en
el Catatumbo. Y continuarán en todo el país, de eso no tenga la menor duda.
Como siempre, el
Estado responde de la única manera que sabe. Represión. Guerra. Promesas que
nunca cumplirá. Simpre las marchas pacíficas del pueblo tiene que producir
muertos. Muertos que son siempre del mismo lado, el pueblo. Muertos que son
causados por los agentes del estado. Es lógico que ante tamaña frustración
explote el pueblo. Pueblo del que somos parte y acompañamos en sus expresiones
de inconformismo. Adelante !
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