Difícilmente se podrán sustraer de la mente de un colombiano vivo, de cualquier generación los hechos del 9 de abril de 1948. Ningún colombiano ha vivido un día de su historia en paz. “Los reaccionarios le arrancaron algo esencial de su propio ser al pueblo”, fueron apartes de algunas crónicas que describieron ese momento. Un giro de quiebre en la historia del país que sigue repercutiendo en nuestro destino. ¿Qué hubiese pasado si ese hombre de apellido Gaitán, no muere?
Los que marchan
Esa pregunta tiene sentido ad portas del 65 aniversario de su asesinato. Y de la convocatoria a la marcha del 9 de abril por la paz con justicia social, la democracia y la defensa de lo público propuesta por Marcha Patriótica y a la que se han sumado la Alcaldía Mayor de Bogotá y las organizaciones sociales y populares en la idea exclusiva de defender el proceso de paz, la solución política al conflicto, y reclamar la participación del pueblo entero en la construcción de un nuevo país. Eso también soñaban los criollos de 1948.
Luego del pronunciamiento conjunto del 1 de marzo pasado entre las comisiones de paz de las FARC-EP y el gobierno Santos, desde La Habana, es imperante, dicen voceros de Marcha Patriótica, que el país nacional se vuelque a las calles y llene de optimismo el proceso de paz. No levantarse de la Mesa hasta alcanzar un acuerdo para la paz duradera, pactar acuerdos humanitarios y un cese bilateral de las hostilidades para afianzar el proceso serían gestos de paz determinantes. Pero también exigir el cese legislativo de proyectos de ley como la reforma pensional, que es seriamente lesiva a los colombianos y que en nada ayudan a la paz. Esas son exigencias del gran reclamo popular por la paz en Colombia.
Atiborrar las calles
Medio millar de personas se espera que respalden en las calles los anhelos de paz de los 45 millones de colombianos. De hecho, el propio presidente de la República Juan Manuel Santos, manifestó salir al paso de la marcha, al tiempo que gobernadores y alcaldes del resto del país se integrarán a ella y harán actos de respaldo en las ciudades capitales de departamentos. A nosotros nos complace, dijeron voceros de Marcha, que se haya abierto el espacio para que todos aquellos que queremos la paz con democracia, con cambios fundamentales en el país estemos allí. Y es que la presencia del Presidente, como jefe del gobierno es para defender el diálogo en medio de vacilaciones provocadas y mensajes equivocados lanzados desde su propio gobierno por recalcitrantes enemigos de la paz.
La paternidad es de Marcha
“Cuando desde la Marcha Patriótica se planteó la movilización en defensa del proceso de paz para el 9 de abril, se nos atribuyó una paternidad irresponsable, ahora que esto se amplió, cogió vuelo, hay muchos padres responsables, y nos complace” enfatizó Carlos Lozano, quien recordó que en cada oportunidad en la cual Marcha Patriótica convoca a una protesta social, no pierden oportunidad desde la institucionalidad de estigmatizarla y señalarla de “terrorista”.
Todo esto ha servido para acertar en una interpretación del momento político. La pedagogía de la paz debe conducir a entender que las conversaciones en La Habana no son la solución a los problemas de las FARC o el Gobierno, se discute allí el destino de los colombianos, de manera que son ellos los llamados a nutrir de insumos, visiones y opiniones la profunda transformación del país.
Otra de las visiones que está tomando fuerza alrededor de paz es justamente que las movilizaciones le sirvan a los plenipotenciarios en la Mesa para dar pasos en firme rumbo al acuerdo para la paz duradera. El escepticismo impregnado desde el inició de las conversaciones ha venido perdiendo espacio en el imaginario social. A partir de los gestos de paz de la guerrilla y las declaraciones de avances, al punto que serían ya cuatro cuartillas de acuerdo en el primer punto de tierras y la posibilidad, casi un hecho, que el tema de la participación política inicie su discusión al término del tema agrario.
Coincidencia
Tras este momento y las coincidencias de los analistas políticos y periodistas indicando el buen trasegar del proceso, muchos son los sectores que se unen. Al finalizar la pasada semana se conoció una comunicación de al menos dos docenas de pensadores e intelectuales colombianos que se unen a la marcha del 9 de abril, a la que invitan por ser éste un momento crucial. “Compartimos la valoración del momento histórico contenida en el documento cuando dice estamos en un momento crucial: el de demostrar si nos jugamos por la paz de Colombia”.
La propia comisión de paz de la insurgencia ha reiterado la necesidad de vincular al proceso de paz a las organizaciones sociales y populares, pero además a los partidos políticos y sectores que aún ven lejano el proceso de paz. Incluso, luego de la visita de una comisión del cuerpo legislativo de Colombia a La Habana, las FARC se refirieron a la importancia que reviste la vinculación de nuevos sectores de la vida nacional al proceso de paz y la trascendencia de la visita de los parlamentarios por ser ésta un reflejo del apoyo creciente al proceso, haciendo el quite a las campañas adversas de los enemigos de la solución dialogada del conflicto.
Constituyentes por la Paz
Marcha Patriótica ya sembró raíces en esa participación social. Las Constituyentes Regionales se están dando en todo el país y se han extendido a sectores sociales para poner sobre la mesa cuál paz es la apropiada para el futuro del país. Por ello, las Constituyentes se movilizarán en las ideas y el diálogo y no se agotarán solamente en las reuniones, pues se hacen verdaderas transformaciones de paz mediante los mandatos de las Constituyentes. Así lo advirtió Andrés Gil: “Es la construcción permanente por la paz”.
El próximo 9 de abril será una jornada por la unidad popular, con participación de los cafeteros y sus reivindicaciones, los trabajadores del Cerrejón, los estudiantes, las mujeres, los jóvenes, los afros, campesinos, intelectuales, trabajadores y desempleados, y fundamentalmente las gentes del común que son en últimas los refrendadores de un nuevo país. “Le ha faltado al gobierno ponerse oídos receptivos a todo este clamor de paz que hoy se siente en las calles. Este mar picado de conflictos sociales que se viven en el país, es la mejor muestra de ello”, advirtió Lozano.
Son más las razones de acrecentar el optimismo en construir la paz con movilización social y la solución de los problemas cotidianos de los colombianos. Una borrasca de entusiasmo, voces y miradas que inundarán las plazas del país escribiendo un nuevo capítulo del largo camino por la paz y las transformaciones sociales. Aquel 9 será.
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