Rebelión
12 de enero del 2003
La detonación fue fuertísima. "Con cuidado,
esta todo minado", me había advertido con voz de alerta "Alberto",
medio mando de las FARC. Habíamos caminado unos 30 metros cuando explotó
una de las minas detrás de la base paramilitar. Fue una "gallina de
monte" que se enredó en el hilo. Fue el comentario cuando llegué el año
pasado a una montaña en el sur de Bolívar. Había llegado con una
delegación de periodistas de RCN, Caracol y hasta New York Times al
Valle del Río Cimitarra cuando me desperté en la noche por las
explosiones. El otro día solicité que me dejara entrar a la zona del
combate para hacer un trabajo periodístico.
Murieron once paramilitares en los combates. Los guerrilleros colocaron las
cédulas de los muertos. En su mayoría eran del ejercito, policía o cédulas
expedidas por el Ministerio de defensa. Había cajas de munición del
ejército, cuyos números de identidad habían sido borrados para impedir la
identificación y el lugar de donde venía.
Minas Kleymore (USA)
Pero los guerrilleros también mostraron las minas antipersonales que los
paramilitares poseían. Cuatro minas Kleymore, fabricación norteamericana.
Un guerrillero saca su propia mina "quiebrepata", como es bautizado por los
militares. El efecto ya había escuchado y fue terrible. Los insurgentes
minaron los cinco campamentos con sus quiebrepatas para que no serían
recuperados por los paramilitares. Con un letrero "MINAS", ya los campesinos
y la población también fueron advertidos.
Confieso, que cuando caminábamos adentro los campamentos, guiado por un
guerrillero, tenía mucho temor. El insurgente bajó y me dijo: ¿"Ves el
hilo?" Y, con grandes esfuerzos pudo ver un hilo que era como el hilo de
0.40 mm de pesca. Casi invisible.
Respiré y relajé cuando me alejé de la zona, no tanto por la cercanía del
ejercito o de los paramilitares y el eminente riesgo por combates, sino de
haber dejado esos campos minados atrás.
Son otros factores de la necesidad para llegar a una solución del conflicto
armado. Por que sin una duradera solución de este conflicto, más minas
antipersonales serán sembradas. Entre más ayuda bélica de Estados Unidos
para la guerra, más minas serán sembradas, dicen los expertos del conflicto
colombiano.
Activos militares
"Acá hay documentos de oficiales activos, de combatientes profesionales
como el caso de Henry Morales Rojas, mando de los paramilitares con cédula
91 4789 41 expedido por el Ministerio de Defensa y que fue de la
contraguerrilla. Los que estaban aquí era una fuerza especial del Estado,
pero actuando como paramilitares", subraya Julián, un mando medio de ELN.
Julián agrega más pruebas por los enlaces paras-militares. Encima de un
cilindro vacío de 100 libras, coloca cuatro cajas de munición del ejército.
Las cifras son borradas para imposibilitar la identificación. También saca
tres minas Kleymore, de fabricación norteamericana.
411 municipios
Esto es solamente un antecedente que muestra que todos los "actores"
armados, guerrilla, paramilitares y ejército, están involucrados en la
siembra de minas antipersonales. Son baratos, 3-10 dólares pero cuestan
400-800 dólares para desactivar. Entre más guerra, más presupuesto para
desactivarlas, es la lógica conclusión.
Según el vicepresidente Francisco Santos, un 40 por ciento de los municipios
del país (1.080), 411 municipios ubicados en 30 de los 32 departamentos
colombianos fueron afectados. Impide el trabajo en el campo en tierra
cultivable, pero sobre todo, deja a combatientes de ambos lados y la
población civil como inválidos, condenados a una vida limitada, físicamente.
"Esto equivale a decir, que las minas instaladas por esos grupos, han
afectado por lo menos el 40 por ciento del territorio nacional, con
incalculables costos humanos, sociales y económicos, pues sus efectos se
expanden para toda una comunidad pues se inutiliza tierra cultivable",
expresó Santos Calderón, al diario El Tiempo.
El 50 por ciento de las víctimas civiles son niños y niñas. "Cada día hay
aproximadamente dos víctimas nuevas como consecuencia de una
explosión por minas antipersonal. Estamos hablando de un incremento de
eventos del 70 por ciento en relación con el mismo período del año 2001".
A pesar que el gobierno ha firmado la Convención de Ottawa sobre prohibición
del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas
antipersonal, las fuerzas militares también siembran minas para proteger a
las tropas o instalaciones bajo su control.
Todos, desde la ONU hasta el mismo vicepresidente, son concientes que
solamente un proceso de paz entre la insurgencia y el estado, puede
disminuir la siembra de minas. Pero solamente un acuerdo de paz puede
pararlo definitivamente. Por eso, las organizaciones de derechos humanos
están preocupadas por las señales del gobierno del presidente Uribe dar todo
para una solución militar.
La Convención de Ottawa sobre la prohibición del empleo, almacenamiento,
producción y transferencia de minas antipersonales y su destrucción que data
de 1997, fue ratificada y adoptada en diciembre del año 2000.
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