Por Hernando Vanegas, Postales de Estocolmo.
Llegó el Niño
Dios y con él algunos suspiros de alivio y alegría. Para otros, el regalo
navideño es la violación de las fuerzas militares-narcoparamilitares que operan
como ejército de invasión en sus propia patria. Niñas y niños que son violados
por « la ley » que esporádicamente llega a sus terruños. Una ley
representada por el Estado, el mismo que los deja moprir de hambre y cuando
sobreviven las convierte en « objetivo militar ». Sea con el fusil o
con el pene los militares estatales « ejecutan » a los pobres
infantes, algunas veces « comprados » por las necesidades de todo
tipo que padecen.
”Abusan de las
niñas, las llevan al ‘cambuche’ o al lugar donde ellos están. Vienen 5, 6, 7 u
8 militares, las llevan y están con ellas (…) Este año, 12 estudiantes menores
de edad, del Colegio Industrial, resultaron embarazadas. Todas ellas por
soldados (…) Les dan bolsas de comida para conquistarlas. Tiempo después, les
dicen déjeme tocarle los senos y yo le doy $2 mil. Y las niñas se dejan tocar,
que es lo más complicado. Si se dejan tocar la vagina son $5 mil, $10 mil. Son
muchas las necesidades de estas peladas, viven en condiciones deplorables: no
hay acueducto, no hay alcantarillado, no hay energía (…) » http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-393388-denuncian-abusos-del-ejercito-putumayo
(Citado por José Antonio Gutiérrez D., en su reciente artículo Colombia, dar la
cara a las víctimas ? http://kaosenlared.net/america-latina/item/41443-colombia-%C2%BFdar-la-cara-a-las-v%C3%ADctimas?.html
).
Esa marca
indeleble en el cuerpo-mente de los niños no será superado fácilmente, si acaso
alguna vez lo hacen. Esos niños sobreviven en la vida sin ninguna esperanza.
Nadie, ni el niño Dios vendrá a redimirlos. Nadie castigará a los militares que
esgrimiendo su fusil-pene producen heridas indelebles en los niños. Algunas
niñas tendrán de « recuerdo » de la violación un hijo, hijo que no
puede ser abortado porque la « ley » lo prohibe, así como «el « señor
Procurador », y las niñas son reprimidas triplemente.
En tanto, el « hijito »
del presidente JMSantos disfrutará en la Base Militar de Tolemaida en Melgar de
su Navidad, protegido por los hijos de pobres que sirven a la oligarquía por
necesidad o porque tienen alma de esclavos y, algunos, porque ser « militar »
en Colombia les permite violar la ley.
Sólo en la
guerrilla encontrarán refugio esos jóvenes y allí se sublimarán sus deseos de
venganza y sus cerebros entenderán que sólo será posible la redención cuando
triunfen sobre el enemigo de clase, que es quién en últimas permite ese estado
de cosas, y en la guerrilla recibirán el trato de seres humanos que ellos
merecen. Por ello, el mejor regalo de Navidad que reciben los jóvenes
colombianos pobres es la promesa de lucha de su pueblo por una Colombia no mejor,
sino la mejor. Una Colombia en paz con justicia social. La Nueva Colombia.
Los que opten por
continuar la « vida civil » saben que ellos y ellas tendrán siempre
en sus cuerpos y cerebros el miedo de ser nuevamente violados por el ejército
invasor que llega a sus casas y terruños. Mas aunque no puedan exorcisar
todavía el demonio de la violación, las invitamos a luchar por una Nueva
Colombia, el mejor regalo que se le puede dar a cualquier ser humano. Vivir la
vida en paz, con justicia social, libertad, independencia y soberanía nacional.
Un brindis, así
sea con agua sola, por todos los niños de Colombia.
Publicar un comentario