Luis Britto García
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No hay expresión más refocilada que la de quien cree haber encontrado un método infalible para ganar en la lotería o vencer en todas las discusiones. Es fácil reconocerlo. Nos sigue varias cuadras haciéndose el disimulado, lee un papelito como para no olvidar el número de su billete ganador, y por fin nos aborda, con la cara de estreñido de quien da un pésame: -¿Por qué tú… que eres inteligente… que eres preparado… eres de izquierda…?
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Si tus conclusiones no son satisfactorias, le digo, revisa tus premisas. Lo que estás diciendo es que no soy inteligente o que la izquierda no es inteligente. Si no soy inteligente, te equivocas al decir que lo soy, y mucho más al discutir conmigo, porque a nadie le interesa que le dé la razón un bruto. Si dices que la izquierda no es inteligente, demuéstralo, porque a quien alega un hecho le toca la carga de la prueba.
3
Demostrar que la izquierda no es inteligente es pan comido. Es obvio que no eran inteligentes ni Marx ni Engels, cuyas ideas mueven al mundo hace más de un siglo, ni Lenin o Mao, que convirtieron países semifeudales en potencias. Tan brutos como izquierdistas eran Arthur Rimbaud, Emilio Zolá, Oscar Wilde, Bernard Shaw, Bertrand Russell, José Martí, Albert Einstein, Robert Oppenheimer, Pablo Picasso, Charles Chaplin, Sergio Eisenstein, Vladimiro Tatlin, Igor Stravinsky, Sergio Prokofiev, Tristán Tzara, André Bretón, Ernest Hemingway, Jean Paul Sartre, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Siqueiros, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Mariátegui, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Salvador Allende, Elena Poniatowska, Tina Modotti, Noam Chomsky, George Clooney, Sean Penn, Oliver Stone, Michael Moore, Naomi Klein, Guayasamín, Jorge Amado, Ciro Alegría, Jorge Icaza, Julio Cortázar, Ernesto Cardenal, Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez, Aníbal Nazoa, Aquiles Nazoa, Alfredo Armas Alfonzo, Laura Antillano, Régulo Pérez, Fruto Vivas, Vladimir Acosta…
-¿Perdón, quiénes?- Nos pregunta el implacable juez de la inteligencia, pestañeando como bateador que deja pasar mil strikes sin abanicar uno.
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Admitamos que la constelación de fundadores del mundo y del pensamiento modernos nada significan ante el Filósofo del Zulia, que descubrió que no hay que pedir peras al horno, ante la rectora Arocha, quien desfiló con pancarta proclamando que “no acateremos” la Ley de Universidades, o ante la diputada que vive conjugando el verbo responsabilidad ¿Se puede ser Gente Pensante sin pensar, o sin tener obra, como bien lo demuestra la derecha intelectual, o alguna izquierda que al pasarse para la derecha dejó de crear?
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El estudio “Mentes brillantes y actitudes oscuras: habilidad cognitiva inferior predice un mayor prejuicio, ideología derechista y bajo contacto intergrupal”, de Gordon Hodson y Michael Busseri, de la Universidad de Brock (Psychological Science, Febrero 2012, 23: 187.195, doi: 10.1177/0956797611421206) revela eso mismo: los menos inteligentes son derechistas, prejuiciados e inhábiles para el contacto grupal. Investigadores de la Universidad de Zurich, dirigidos por Erns Fehr, encontraron, según Yosuke Morishima, que “los voluntarios que se comportaron más altruistamente también tenían una mayor proporción de materia gris en la unión entre los lóbulos parietal y temporal”. Según Chris Mooney, en The republican war on science, los conservadores puntúan muy por debajo de los progresistas en los test sicológicos que miden la “apertura a la experiencia”, y se encierran en una “clausura cognitiva del mundo” (http://terceracultura.net/tc, 27 agosto 2012). ¿Para qué multiplicar argumentos? El conservador sólo masca el chicle del pasado. Todo adelanto se debe a algún progresista.
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Nuestro preguntón, como todo derechista, tiene bajo nivel de atención y no soporta argumentos. Antes de que terminemos nos deja, vuelve a leer su papelito y se pega detrás de Román Chalbaud, recitándole: “¿Por qué tú… que eres inteligente… que eres preparado…?”
Por fortuna la inmensa mayoría del pueblo venezolano es inteligente.
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