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Por: Centauro Tameño
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La historia como el subteniente Raúl Muñoz Linares violó y asesinó a tres niños de 6, 9 y 14 años
Fue condenado ayer jueves a 60 años de cárcel el teniente del
Ejército Nacional, Luís Muñoz. El crimen; violó y asesinó a niños de 6, 9 y 14 años en
el departamento de Arauca. Era integrante de la Contraguerrilla de las Fuerzas
Especiales de Colombia.
La sentencia no es por que existe
una justicia en Colombia sino por la gran atención y vigilancia por parte de
los organismos de DD.HH. colombianos e internacionales. No servia las maniobras
de los abogados de las FF.MM. que se expresaba que el teniente recibía un nuevo
abogado cada cuatro meses y así quedaría libre por vencimiento del tiempo
establecido. Es más, como dice representantes de los DD.HH. y la izquierda
colombiana; si la propuesta de un nuevo Fuero Militar fuera realidad, el
violador y asesino militar Muñoz no había sido juzgado.
No es aislado ese horrendo crimen
de un oficial. Son interminables las denuncias de la población civil en el
departamento de Arauca, donde el teniente cometió la barbaridad. Solo durante
una semana de una gira periodística que hice en octubre de 2002 en Arauca, recibí
un sin número de denuncias de humildes campesinas como el caso de Inocencia Pineda, esposa al campesino Francisco
Guerrero. Éste fue asesinado por el militar que venía en la noche cuando
llovía y abrió la puerta.
Inocencia Pineda con una de sus tres hijas. |
“Llovía recio ese día. Cuando llegó
el soldado con la cara tapada dijo “Buenas Noches” y nos pidió que no
prendiéramos la linterna. Nos acostamos cuando otra vez tocó duro la puerta y cuando
salió me esposo para atenderlo escuché un tiro”.
El tiro mató a Francisco Guerrero inmediatamente. El soldado de la
brigada 18 del Ejército con jurisdicción
en Arauca, tenía la tarea de vigilar el
oleoducto Caño-Limón para la empresa norteamericana Oxy.
No fue suficiente de matar a un pobre campesino. La esposa del
campesino, aterrorizada por el ruido del
fusil israelita, se tiró abajo la cama que no
la protegió.
“Llegó y me alumbró con la linterna
de mi esposo y me dijo con voz agresivo que saliera de ahí. ¡“No me mates”! le
dije. “Usted se me acuesta”. “Me agarró con la fuerza y se subió a mi”.
La mujer, de 36 años, fue violada en todas las formas bestiales y no
dejada en paz hasta la madrugada cuando el soldado la dejó con sus tres niños horrorizados.
Las últimas palabras eran la advertencia, que si iba a dar testimonio sobre los
hechos, la mataría igual como a su esposo. Los niños quedarían huérfanos.
El otro día fue encontrada la cachucha del asesino y a través esa fue
identificado como John Flores Rojas. Su marido estaba frío, muerto por las
balas del soldado Flores. Inocencia Pineda fue a las 6 de la mañana a su cuñado
para avisarle sobre la muerte de su hermano.
– Después esto no he podido dormir, dice, y se nota las grandes ojeras abajo
los ojos. El niño grande llora permanentemente.
Como el asesinato y la violación no fueran suficientes de dolor, la
viuda fue contagiada por el soldado de una enfermedad venérea.
Dick Emanuelsson, ANNCOL
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Publicado por ANNCOL
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