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Los deberes básicos del Comunista de hoy

Written By Unknown on sábado, agosto 04, 2012 | sábado, agosto 04, 2012


Pacocol

    Publicado el Sábado, 04 Agosto 2012
(Ibagué, agosto 3 de 2012) Son muchos los deberes del Comunista de hoy que hay que relievar con amplitud y generosidad en un siglo que va a velocidades inverosímiles. No termina de hacer el análisis de coyuntura de un determinado momento, cuando ya está abocado a interpretar uno nuevo y quizá más complejo y dramático. El problema de tiempo y espacio se nota. Es una realidad inexorable.

Pareciera que el tiempo se hubiese acelerado y los días fueran más cortos y las noches más largas. Todo se hace impersonal, plástico y efímero. Como dijera Afanasiev: “Lo que hoy es nuevo mañana será viejo”, concepto filosófico de gran interés. No hay tiempo para amar. El hombre se hace frío y mecánico robot que maquinalmente actúa como una computadora debidamente programada.

Un mundo complejo, deshumanizado e incierto. “Compito, luego existo”. La ley de la selva, no predomina la razón, predomina el más fuerte, el más habilidoso y tramposo. Nadie quiere hacer caso a la razón, a la fuerza del argumento, todo es reemplazado por la patanería, el gruñón e imbécil que tiene poder económico, el cual lo salva. Manda el burro cargado de plata.

Son los síntomas clásicos de un sistema en decadencia que va muriendo en medio de su podredumbre y fetidez de su propio estiércol, en medio de grandes convulsiones y esfuerzos desesperados por evitar lo inevitable ante el empuje venturoso de un sistema distinto a éste, el sistema socialista.

El pueblo ensopado de múltiples problemas sobrevive a puro pulso. Pocos habrán pensado cómo vivir sin empleo, sin salud, sin educación, sin amor, sin esperanza con su numerosa prole caminando el camino del calvario con la perenne resignación que bien se parece a la estupidez. Sin embargo, es el pan nuestro de cada día. Hemos perdido la capacidad de asombro. Hemos llorado tanto que ya no tenemos lágrimas. ¿Quién se conmueve ante un niño de la calle haraposo, hambriento y drogado? Tal vez los candidatos de derecha en justas electorales.

Ante ese panorama que nos presenta el capitalismo en su ocaso, la figura del Comunista, debe salir en el desierto de la adversidad con su espada desenfundada, con dignidad, respeto, admiración y solidaridad. El Comunista debe enarbolar la bandera de la lucha y de la resistencia a consta de su propia vida. Si es cobarde, no es Comunista; si es mentiroso y oportunista, no es Comunista; si su fin es apoderarse de los bienes del pueblo y de su propio partido, no es Comunista, es un taimado y cruel oportunista. Ojo con esas hienas disfrazadas de corderos.

El Comunista enseña con la palabra y con el ejemplo; enseña con ética y moral revolucionaria; es sencillo, tolerante con el camarada  e inflexible con el enemigo de clase. El Comunista no miente, no levanta la voz ante sus camaradas, no busca y destaca únicamente sus defectos. Éstos los minimiza y sobredimensiona sus cualidades. El Comunista corrige con amor, con ternura y tolerancia. El Comunista es el espejo, la brújula en la comunidad que siempre recibe de último. El Comunista es optimista, es humano, como dijera Nietzsche: “Humano demasiado humano”.  

El Comunista acata los estatutos, desarrolla la línea política y expone con sus mejores argumentos el programa al pueblo que camina en las tinieblas del desconocimiento y la tortura del terrorismo de Estado y la represión militar – paramilitar, lo mismo, la alienación de los medios de comunicación, las religiones y el pensum académico.

Si queremos colocar un modelo de hombre consecuente, de mujer clara, firme y orgánica, nombremos solo algunos y algunas: Antonia Santos, Policarpa Salavarrieta, Manuela Beltrán, Manuelita Sáenz, María Cano, Yira Castro; José Antonio Galán, Simón Bolívar, Atanasio Girardot, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Ho Chi Min, Pablo Neruda, Manuel Marulanda Vélez, Camilo Torres Restrepo, el Padre Pérez, Omar Torrijos, Saramago, Carlos Marx, Federico Engels, V. I. Lenin, Salvador Allende, etc.

Son paradigmas de firmeza ideológica y política, que lucharon toda su vida por la causa noble del pueblo, se sacrificaron y lo dieron todo, en vez de apoderarse de lo que es del pueblo. Desgraciado aquel que usando tan noble atuendo actúe como arpía hambrienta solo para satisfacer sus mezquinos y personales intereses. Qué asco. Qué vergüenza de la naturaleza hallar criaturas de esas perversas costumbres.

El Comunista ama. Siente. Comparte. Mira el futuro siempre con optimismo. A sus hermanos de clase con respeto y admiración. El Comunista indaga, pregunta, investiga y siempre está cambiando, mejorando y proponiendo colectivamente cosas innovadoras. Tiene clara la película. Todos los días lee, porque siente la necesidad de robustecer la ideología y fortalecer sus convicciones. Es crítico, autocrítico, organizado y constantemente se está evaluando. Jamás justifica sus errores, siempre está dispuesto a cambiar a mejorar y a estar en primera línea de combate. El Comunista es un ser humano con amplitud y visión de cambio.
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