“Todo individuo tiene el derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En torno a esta norma se desarrollaron las temáticas que se incluyeron en la “Jornada por la libertad de expresión”, la cual se llevó a cabo como una iniciativa de la Fundación Contravía y la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, con la intención de esclarecer un panorama de los desafíos y retos a los que se enfrenta el periodismo actual colombiano.
Se identificaron, en primera instancia, algunas problemáticas con relación a la investigación y transmisión de información que afecta a los actores del conflicto del país, y en especial a las víctimas:
-La dificultad de los periodistas por dirigirse al lugar de los hechos en zonas del país poco accesibles,
-el reto de contextualizar y de tejer hilos conductores de la noticia,
-el corto tiempo y la presión que se ejerce sobre el periodista,
-la poca independencia a las fuentes oficiales y la creciente dependencia a los comunicados de prensa organizacionales,
-la lógica comercial y los intereses publicitarios,
-y las amenazas y la falta de protección a las que están expuestos los periodistas.
A partir de dichas dificultades, periodistas nacionales e internacionales que intervinieron en el foro hablaron sobre los retos que surgen a nivel de la sociedad, como consecuencia del limitado derecho a estar libremente informados. Se partió del hecho de que hacen falta historias por contar, con rostros y vivencias que reflejen la realidad del país.
El tema ya no es tanto si el periodismo se puede tomar o no, como un medio para darle voz a quienes no la tienen; ahora el debate se centra más en el cómo se la damos, de qué manera y qué voz puede adoptar la población que necesita ser escuchada.
Surgió entonces la duda de cómo hacer para no retraumatizar a las víctimas, por ejemplo, a partir de la forma como las presentamos, de las preguntas que les hacemos, del momento en que se las decimos y del lenguaje que utilizamos. También se mencionó la idea de mostrarles a quienes han sido afectados por el conflicto, los escritos o productos comunicacionales antes de ser publicados en los medios, por un lado, para rectificar información sensible que va a ser de carácter público, y, por el otro, como un acto de respeto ante la situación a la que han sido sometidos.
En este sentido y como una estrategia para fortalecer la libertad de opinión, se llegó a la conclusión de que es preciso sentar jurisprudencia de los casos que reflejen la obstrucción del derecho a la libertad de expresión y, por lo tanto, a la libertad del acceso a la información por parte de los ciudadanos, lo cual impide un adecuado y real análisis de lo que está ocurriendo y de lo que puede suceder.
Para terminar, se propusieron reuniones entre quienes ejercen el periodismo, por una parte, para fortalecer la profesión y consolidar asociaciones entre periodistas que protejan la actividad en los medios, y, por otra, para generar espacios de conversación que favorezcan el procesamiento y la asimilación de lo que se ha sentido y conocido en la experiencia del ejercicio, sobre todo teniendo en cuenta la complejidad del papel de la información en la dinámica de un conflicto armado.
Autor/Fuente: Carolina Mendoza Abello, practicante periodista Web / Foro: Reportería de ayer y hoy en Colombia, martes 15 de septiembre de 2009
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